A ciencia seca/ De lengua y sesos con todo - LJA Aguascalientes
21/11/2024

El martes ví en la cuenta de Twitter de Vicky Fields (@VickyFieldsGC) una imagen con el encabezado del Comunicado #177 del Conacyt: “El nuevo SNI, más representativo de la comunidad científica y con un enfoque humanista”. La divulgadora acompañaba la imagen con el enunciado: “Si leen las nuevas reglas humanistas sólo te dan ganas de hacer una cosa, migrar del país”.

Alguien más comentaba: “De acuerdo con los nuevos lineamientos del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), realmente irse del país es la mejor idea. Desapareció el área donde me desarrollo, Biotecnología, hay un límite de edad, y no debiste haber salido hace más de 15 años de la licenciatura”.

Lo anterior sólo nos demuestra que quienes dirigen el Conacyt, particularmente la dra. María Elena Álvarez-Buylla, desconocen la circunstancia del país. Quizás viven en Europa donde la mayoría de los estudiantes comienzan el posgrado al terminar el pregrado, si no es que lo hacen en forma simultánea.

En cambio, la mayoría de los jóvenes en México, ya por gusto, ya por necesidad (los más), al terminar la licenciatura ingresan a trabajar en alguna empresa o, incluso, ponen su propio negocio. No pueden permitirse el “lujo” de realizar un posgrado.

Pero ahora, para aspirar a ser candidato a investigador nacional, si bien sigue siendo requisito contar con un grado de doctorado, no pueden haber pasado más de 15 años de haber terminado la licenciatura. Es decir, no importa si el doctorado fue realizado al salir de la carrera y concluido hace 11 años o a penas se ha terminado. Lo importante es hace cuánto terminaste la licenciatura.

Esto ataca, como menciona Fields, a los principios de inclusión que se han venido manejando en las últimas décadas por parte de las áreas de ciencias, ingenierías, tecnología y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés). “La Ciencia es para todo aquel que tenga curiosidad de cómo funciona la naturaleza, independiente de la EDAD, género, preferencia sexual, religión, etc.”, comenta también la divulgadora científica.

Algunos podrían llegar a pensar que esto se traduce en mayores oportunidades para los jóvenes, pero no. Como mencionaba, párrafos atrás, muchos de los muchachos al terminar la licenciatura se verán obligados a postergar sus sueños de posgrado ante la necesidad de trabajar. Otros quizás aún no han descubierto esa vocación. Así que, buscando ser “inclusivos” con la juventud, terminaron discriminando a los mayores y a los más jóvenes.

Tampoco se está apoyando a la juventud en forma directa. El 16 de septiembre aparecieron algunas notas en diversos medios de comunicación en donde se informaba del acuse de recibo que hacía el Conacyt a la misiva enviada por 34 asociaciones científicas de todo el país. ¿De qué hablaba dicha carta?

Pues, los miembros de dichas sociedades hacen un llamado ante la falta de apoyo a los jóvenes, resaltando tres puntos:


La reducción en el número de becas para posgrados en el extranjero, señalando: “es notable en los últimos cinco años y no está siendo compensada con el fortalecimiento del posgrado nacional de calidad”.

Una falta de continuidad en los apoyos posdoctorales, tanto nacionales como extranjeros.

Por último, el programa de cátedras que daba la oportunidad a jóvenes doctores de trabajar en investigación y desarrollo tecnológico en instituciones mexicanas y cuya convocatoria dejó de publicarse.

Volviendo al punto de partida: Han cerrado el nudo, los jóvenes no se pueden preparar actualmente por falta de apoyo económico y, en un futuro, cuando gracias a su propio esfuerzo logren hacerlo, no podrán integrarse al Sistema Nacional de Investigadores porque serán “demasiado viejos”. 

Pongámoslo en contexto: Supongamos que hablamos de un estudiante de química que ingresa a la carrera a los 18 años (o menos) y termina a los 22. Al terminar la carrera entra a trabajar a alguna empresa a fin de poder pagarse su sustento y hacer un ahorro para respaldar sus estudios de posgrado. Como muchos en México lo estará haciendo cuando ronde los 30 (si bien le va), más le vale hacerlo pronto, pues cuando tenga 37 años será “viejo” para el SNI.

No es la primera vez que hablo del poco apoyo que las áreas de educación, ciencia y tecnología reciben en nuestro país por parte de las instituciones gubernamentales (y privadas). Llevo escribiendo al menos tres sexenios y en los tres me he quejado de lo mismo. Pero definitivamente es en este en el que mayor cantidad de atentados contra el desarrollo de la ciencia y la preparación de jóvenes he encontrado.

@boylucas | robertosancheztorre.net


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