CIUDAD DE MÉXICO.- Tras un monitoreo realizado en ocho áreas naturales protegidas (ANP) en México, Greenpeace halló desechos plásticos en todas ellas, tanto en la superficie del mar como en la columna de agua y en el fondo marino.
En total se registraron 815 piezas hechas de material plástico, equivalente a dos piezas por kilómetro cuadrado (Km2) flotando en superficie y 3 mil 500 piezas por km2 en el fondo del mar (2.6 piezas plásticas por cada 180 metros cuadrados), puntualizó en un comunicado.
Las ocho ANP estudiadas son: Parque Nacional Arrecife de Puerto Morelos (PNAPM), Parque Nacional Arrecifes de Cozumel (PNAC), Parque Nacional Costa Occidental Isla Mujeres Punta Cancún y Punta Nizuc (PNCOIMPCPN), Reserva de la Biosfera Sian Ka´an (RBS), Reserva de la Biosfera Caribe Mexicano (RBCM), Parque Nacional Arrecifes de Xcalak (PNAX), Parque Nacional Isla Contoy (PNIC) y Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano (PNSAV).
Según Greenpeace, se evaluaron 21 sitios arrecifales: 15 dentro de áreas naturales protegidas (ANP) del Caribe Mexicano, tres en zonas urbanas o puertos en el área de Influencia de las ANP del Caribe Mexicano y tres en una ANP del Golfo de México.
“Considerando que las zonas donde se efectuó el estudio están caracterizadas por depender en gran medida de estos servicios ecosistémicos y todas ellas tuvieron presencia de desechos plásticos, debería representar una gran preocupación, pues los impactos negativos no sólo son ambientales, sino sociales y económicos”, alertó Lorenzo Álvarez Filip, investigador de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM y coautor del informe “Impacto de la contaminación por plástico en Áreas Naturales Protegidas mexicanas”.
Omar Oslet Rivera Garibay, otro de los autores del informe, agregó: “La presencia de piezas plásticas en la columna, fondo y superficie marino registradas en este estudio representan un riesgo potencial para las especies animales que viven en estas zonas marinas, por riesgos de enredo o ingesta del plástico. Las altas concentraciones de plástico en los océanos pueden generar impactos sustanciales negativos sobre casi todos los servicios ecosistémicos que nos brindan, como el acceso a alimentos, la pesca o el turismo”.
Y Ornela Garelli, especialista en Consumo responsable y cambio climático de Greenpeace México, apuntó:
“Como encargada de la definición de la política pública en materia ambiental, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), y en consecuencia la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), debe añadir la problemática de la contaminación plástica a sus estrategias para el desarrollo de programas dirigidos a la protección y conservación de las ANP, ya que, como muestra este estudio, es una realidad que está afectando a estos frágiles ecosistemas”.
Añadió: “El Poder Legislativo federal, tanto desde la Cámara de Senadores como desde la de Diputados, debe asumir la parte que le corresponde y legislar no sólo para prohibir productos plásticos, como lo han hecho los congresos locales, sino para contribuir a atacar el problema de raíz desde la inclusión en leyes, como la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR), principios como la responsabilidad extendida del productor”.
De acuerdo con Greenpeace, la industria del plástico e industrias relacionadas (alimenticia, refresquera, de los hidrocarburos) se han valido de la publicidad para hacer pasar a los plásticos de un solo uso como un material fantástico, que nos trae todas las soluciones que necesitamos para hacer nuestra vida más fácil y más cómoda.
Sin embargo, apuntó, este modelo de consumo no es sostenible, porque está inundando nuestro planeta, incluidas nuestras ANP, con productos diseñados para usarse por muy poco tiempo, pero que permanecen en los ecosistemas hasta por cientos de años.
Los plásticos de un solo uso, subrayó, se han diseñado, desde su concepción, como desechables, pero la nueva normalidad no puede ser desechable, “debemos modificar nuestros patrones de producción y consumo privilegiando alternativas ecológicas y socialmente justas”.
“Nuestro bienestar depende de la salud del planeta”, remató.