La publicación oficial del calendario escolar de la SEP (190 días), que comienza el 24 de agosto del 2020 y terminaría el 9 de julio de 2021 está sujeto a sesiones de clase a distancia –no presenciales, hasta nuevo aviso–, por la vía televisiva y digitalizada en red nacional, suscitó una ola de reacciones a favor y en contra.
Me motivó a reflexionar con usted amable lector-a, en estas líneas, lo expresado en un Tweet por la Senadora Angélica de la Peña Gómez, referido como: “Buen día! Muy buen artículo de Jorge” (Fuente: Sin embargo.mx. Jorge Javier Romero Vadillo, //en columna para: Opinión. Fecha: https://bit.ly/3khX7sF).
En cuyo núcleo argumental, él afirma: En buena parte del planeta, las clases seguirán suspendidas por lo que queda del año, lo que representa incordios y dificultades para los padres que van volviendo al trabajo fuera de casa y que deben resolver la atención y el cuidado de sus hijos. En todos ellos se sentirá un efecto sobre los resultados en el desempeño escolar de los educandos que de la noche a la mañana han cambiado de manera de aprender, sin contar necesariamente con las condiciones adecuadas para aprovechar las ventajas de los entornos digitales de enseñanza.
Constatación que, fuera de dudas, deja en entredicho la calidad, eficacia y efectividad del binomio enseñanza-aprendizaje que es inherente al modelo escolarizado de Educación, ahora fuertemente condicionado bajo la pandemia del SARS-CoV2 por el distanciamiento social y la vía única de comunicación digitalizada con base en el sistema y dispositivos al uso y disponibles para el grueso de la población de México. En efecto, ni los padres de familia ni los alumnos mismos disponen de manera homogénea y generalizada de las destrezas y habilidades requeridas por un modelo de aprendizaje estrictamente digitalizado, por un lado; por otro lado, tampoco el o los procesos didáctico-cognitivos inherentes y exigibles están automáticamente disponibles a cualquier usuario que se acerque y los pretenda experimentar. Es imperativo reconocer –aun con sensatez y humildad– que la educación no es un proceso fisiológico como la “ósmosis”, en la que una sustancia bioquímica pasa de un organismo a otro mecánicamente y a través de una simple membrana.
El proceso educativo es, en verdad, un dinamismo altamente complejo y sometido a leyes propias de la interacción humana inteligente y comunicativa, que incluye además un fino componente de imitación, reproducción y gesticulación de sofisticada plasticidad cognitiva y emocional. ¿Ha pensado usted en la importancia y trascendencia educativa de las artes histriónicas y dramáticas? Si mi memoria y datos no me fallan, el primer escenario educacional de los pueblos fue y ha sido el arte de la Comedia y del Teatro, -Tragedia Griega, Shakespeare, Cervantes, Víctor Hugo y Moliere-, más recientemente y sin palabras el gran mimo Marcel Marceau, así se educó y evangelizó en el pasado no muy remoto de la humanidad. Para empezar, sería un grave y craso error intentar que nuestros niños, adolescentes y jóvenes aprendan eficientemente, bajo el sólo esquema de leer, copiar y reproducir apuntes transmitidos por imágenes televisadas o digitalizadas mediante dispositivos de Red informatizada.
La senadora De la Peña corrobora (Ut supra, Whatsapp.com A Opinión Magacín: – El retroceso educativo de esta generación será devastador; ya de por sí el nivel educativo es muy lamentable, habrá generaciones, literal, sin educación. Para un botón de muestra es cómo se habla. El lenguaje está directamente ligado al cerebro como ningún otro sentido y demuestra el nivel de inteligencia. Fue el sentido esencial para la transición hacia ser persona humana y distanciarnos de los monos. (…) Y además del atraso educativo, de un lamentable profesorado que no se profesionaliza adecuadamente desde el Interés superior de la Niñez que quiere decir que ningún interés está por encima del interés de la niñez; que no es prioridad del Estado; de los estragos de la pandemia; pero también la desaparición del INEE, por desgracia Javier tiene mucha razón, es la tercera crisis.
– La consecuente manifestación de la CNTE en contra de la enseñanza por televisión, es por sí misma elocuente. Pero, detengámonos un poco en esa observación crítica de la senadora De la Peña: El lenguaje está directamente ligado al cerebro como ningún otro sentido y demuestra el nivel de inteligencia. Fue el sentido esencial para la transición hacia ser persona humana y distanciarnos de los monos. A este respecto, un estudio vanguardista de Olivier Houdé psicólogo francés, autor del libro “Aprender a resistir” y Director del laboratorio de sicología del desarrollo y educación infantil del CNRS-La Sorbona, de París fue quien sembró la idea en el mundo acerca de “La generación Z”. Entendiendo por ésta al grupo de población nacido después del año 1995, pleno despliegue del Internet y los juegos cibernéticos. Contingente que, desde su hipótesis de trabajo, surge precisamente observando los hábitos de esta joven generación que “ha crecido con los videojuegos y los teléfonos móviles, ha ganado aptitudes cerebrales en lo que se refiere a la velocidad y los automatismos, en detrimento de otras como el razonamiento y el autocontrol” (Fuente: AFP, París y Tokio. Artículo publicado por La Jornada, Ciencias. Jueves 15/02/2015. 6ª).
De acuerdo a las observaciones psicopedagógicas del maestro Houdé, esta generación es “apresurada, pragmática, autónoma y testaruda”, que le gusta vivir alejada de los códigos y de las aspiraciones de sus mayores. “Son mutantes, como los llaman algunos investigadores fascinados por su fusión con el mundo digital” (ut supra, AFP, París y Tokio). Esta constatación evidencia la importancia del lenguaje para generar el pensamiento, para empezar; añádale usted ahora mismo el imperativo a esta generación de ver suprimido, por ejemplo, el acceso al lenguaje fundamental de la tecnología e información digital que es el Inglés y súmele el escaso acceso al Español en tanto lengua materna vital por definición para ser y aprender, y…dispóngase a enfrentar un contingente humano frustrado en su núcleo más íntimo, generacionalmente hablando. No se extrañe entonces, que las nuevas generaciones –desde los Millennials hasta ésta de “Los Z”- se exprese lingüísticamente hablando como en los comics de “El Llanero Solitario”: Me, yo, tú, traer… querer… es decir dominantemente en presente y en infinitivo, para no meterse en las complejidades de oraciones consecutivas ya sea temporales o modales y mucho menos condicionales o potenciales. Pareciera que ha quedado desterrado del Español el modo subjuntivo, el modo potencial, el modo condicional y las ideas para expresar tiempos compuestos, sea: Si tú hubieras estado presente, en aquel momento; yo no hubiera habido que resolver x problema, que tendría por cierto que haber sido pospuesto, hasta que aparecieran nuevas condiciones o circunstancias. Así, no tendríamos esta bronca, encima. ¿Ha escuchado recientemente de sus hijos una expresión como ésta? Lo grave, lo problemático, en efecto, es que esta carencia de lenguaje indica un déficit de pensamiento recto y correcto.
Del otro –serio, grave asunto- el entrenamiento o la falta de capacitación de los padres de familia para enseñar o mejor dicho para aprender a enseñar a aprender, sí estamos ante un reto monumental. Y es exigible empezar por reconocer que no es su falta, porque es obvia función –a todas luces omisa ahora- y responsabilidad del Estado. Sí, de la Administración gubernamental en turno, en su tres órdenes de gobierno. Pero, abordémoslo por partes y grados.
Las crisis de pandemia y económica/ o de la pobreza, hoy por hoy, precondicionan todo el sistema Educativo de la nación. Para afrontar lo cual, se hacen necesarias acciones e intervenciones extraordinarias, emergentes en sentido estricto. Ya se firmó el pacto de las principales televisoras con la SEP para difundir contenidos y videos educativos a los hogares mexicanos, lo que es un avance importante para encarar el reto de salvar con decoro el inminente Ciclo Escolar; pero no basta. Tenemos ya en este check-list un punto, el qué o la materia a enseñar; pero, nos falta lo más exigente y esencial: ¿cómo lo vamos a convertir en acto educativo de enseñanza-aprendizaje? O lo que es lo mismo, cómo vamos a convertir ese objeto (sea audio-video o demostración visual) en un proceso de intelección-comprehensión-asimilación inteligente, en memoria imaginativa y vital? De cómo se responda esta cuestión central, depende el éxito o el fracaso del llamado “Ciclo Escolar”.
Desde luego que la interacción magisterio-alumnado es fundamental en esta tarea. Pero, a lo visto, queda hoy por hoy ultra-condicionada, tanto por la distancia como por la ausencia del ejercicio plástico-dramático del que antes hablábamos. Hay que involucrar activa y dinámicamente a los padres de familia o a quienes hagan su papel, para que tal objetivo estratégico sea alcanzado. Y, con todo lo dicho, yo creo que todavía sí es superable.
Gracias a la experiencia profesional que desempeñe en la consultoría para el desarrollo de RH (recursos humanos), tanto en el sector bancario como industrial, a mediados de los años ochenta -1985-1988, asociado al despacho de Jorge Andere y Asociados, S.A. de C.V., en la ciudad de México, pude descubrir y entender que, efectivamente, el recurso más preciado de una empresa es el recurso humano. Bueno, pues estamos en materia. Nuestro RH más preciado son nuestros niños, adolescentes y jóvenes; y me temo que estamos dejando fuera de consideración un activo de la más alta importancia que son nuestros “capacitadores de capacitadores”.
En efecto, tanto el sector empresarial privado como el público-administrativo cuentan con un equipo humano de la mayor importancia, sus “consultores”, sus “capacitadores para el trabajo”, sus “consultores de procesos”, sus “evaluadores de Calidad y Excelencia”, etc., este personal altamente capacitado y adiestrado, modernamente llamados “coaches” (los hay en el trabajo, en el deporte profesional, en los gimnasios, en las tropas de artes escénicas, en los músicos, en los clubes de profesionales, en los consultorios de desarrollo humano, etc., Pues bien, este gran contingente especializado se ha entrenado y adiestrado –adquiriendo destrezas y habilidades- para enseñar a aprender; para enseñar a enseñar; para capacitar o otros capacitadores.
Dicho lo anterior, mi propuesta llana y simple consiste en establecer un nuevo pacto del sistema Educativo, del empresarial y gubernamental, para construir una fuerza de tarea, RH, excepcional a todas luces, y con ella y desde ella generar una relación práctica y sistemática entre “consultores para educar” y “padres de familia”. Simplemente dicho, “enseñarles a enseñar”, apoyarles en “aprender, aprendiendo con sus hijos”, involucrarlos como “coaches” educativos de sus hijos.