APRO/Niza Rivera
Cuando España miraba a la Unión Europea, el sello editorial Turner, bajo la batuta del editor Manuel Arroyo-Stephens –quien falleció a los 75 años–, mantuvo siempre los ojos en Latinoamérica, especialmente en México.
Tras el deceso del escritor originario de Bilbao, acaecido este domingo a los 75 años en su casa ubicada en El Escorial, Madrid (España), tras una larga batalla contra el cáncer, el sello que fundó hace medio siglo dio a conocer un breve mensaje en sus redes sociales:
“Con profunda tristeza os comunicamos que nuestro fundador, Manuel Arroyo-Stephens, ha fallecido esta tarde. Lo despedimos con el compromiso de mantener vivo su espíritu y seguir haciendo de Turner una editorial independiente, vanguardista e innovadora tal y como él la soñó”.
Turner, que después cambió a Turner English Bookshop, se especializó desde sus inicios en publicaciones de diversas lenguas en el contexto de la dictadura franquista, un movimiento arriesgado en esos años del cual salió avante logrando editar exquisitos libros de arte, ciencia y los toros, pues Arroyo-Stephens fue un apasionado de la tauromaquia que quedó clara tras su amistad y posterior incursión como apoderado de Rafael de Paula. El editor también jugó un papel importante como redescubridor de Chavela Vargas, así como un admirador incansable de las canciones de José Alfredo Jiménez.
En entrevista telefónica, Carlos González Manterola, editor y fundador de Espejo de Obsidiana, quien lo ayudó a representar a Turner en México a mediados de los ochentas, refirió:
“Fue un personaje muy importante para México porque durante el franquismo siempre mantuvo una posición reivindicadora de la cultura, fue muy activo en la clandestinidad de la cultura española, y de esa época creo que sus grandes referentes son el haber publicado los facsímiles de la segunda república española y rescatar a autores en el exilio como José Bergamin o María Zambrano, que a la vez fueron muy importantes para Arroyo.
“Hay algo muy importante que hay que rescatar sobre él y fue la visión que tuvo, porque vino a México en la década de los setentas sin conocer a nadie, y se dio cuenta de la importancia de la cultura mexicana, colombiana, latinoamericana. Fue el personaje que en esa búsqueda de la cultura española estrechó la cultura entre México y España y así se abrió camino solo. Creo que en parte Turner es lo que es hoy en día gracias al esfuerzo que Arroyo puso en América Latina y su difusión en España. Y después cuando España miraba a Europa y se encontraba en el diálogo para formarse en la Unión Europea, él siempre miró hacia Latinoamérica, hacia México”.
–¿Cómo fue como editor?
“Muy fino editor, cuidadoso en la calidad de sus libros, en sus facsímiles, un fuera de lo común. Un hombre ingenioso, muy culto, muy lector, muy dado a la cultura, muy odiador de lo francés si se puede decir así (y lo dejó claro en su libro Contra los franceses, 1980), y aficionado a lo sajón. Vino a conocer gente a México y poner el lugar de la cultura en alto en todos sentidos, el gran reivindicador de Chabela Vargas, y un admirador de las canciones de José Alfredo Jiménez que también ayudó a difundir.
Como autor, Arroyo-Stephens publicó Por tierra (1992), Imagen de la muerte (2002), Pisando Ceniza (2015), La muerte el espontáneo (2019), y hay uno pendiente, que se publicará post mortem en con el título Mexicana, que en palabras de González Manterola será la máxima muestra del cariño que tuvo el editor español hacia nuestro país.