En la historia del deporte mexicano, han existido los ídolos, esos personajes que son amados, idolatrados, queridos por la afición. Para llegar a esta categoría popular, los atletas, deportistas han logrado grandes hazañas deportivas en sus respectivos ámbitos de acción; ya sea en el futbol, beisbol, lucha libre, box, etc. En el boxeo nacional han desfilado una cantidad de pugilistas que han conseguido varios campeonatos de la Asociación Mundial de Boxeo, Consejo Mundial de Boxeo, Federación Mundial de Boxeo. Sus peleas han sido estelares en una función de box, han peleado en varias partes del mundo defendiendo su cinturón de campeonato o arrebatando cetros a su contrincante a través de una contienda ganada por la vía del nocaut o decisión unánime. Se han embolsado jugosas cantidades de dólares, se dan sus lujos de comprar grandes casas, autos, joyas, etc.
Boxeadores como: Salvador “Sal” Sánchez, Julio Cesar Chávez, Humberto “la Chiquita González”, Ricardo “Finito” López, Alberto “Baby” Arizmendi, Rubén “el Púas” Olivares, José “Pipino” Cuevas, Carlos Palomino, Daniel Zaragoza, Miguel Canto, Marco Antonio Barrera, Erick “el Terrible” Morales, Raúl “el Ratón” Macías, Vicente Zaldívar, Carlos “el Cañas” Zárate, Juan Manuel “Dinamita” Márquez, Lupe Pintor, Alfonso Zamora (radica en la Ciudad de Aguascalientes, medallista de plata en las Olimpiadas de Múnich 1972, ex campeón mundial peso gallo de la Asociación Mundial de Boxeo), Juan Zurita, Yori Boy Campas, Edgar Sosa. Andy Ruiz, Chango Casanova, entre otros. Vieron en el deporte de los golpes una vía de escape, una oportunidad de progresar, de hacer dinero, de ayudar a su familia para darles una mejor vida, dejar de ver como sus madres o padres tenían que trabajar de sol a sol para mantener a los hijos, de salir del barrio, de la colonia, del pueblo de origen. Se forjaron objetivos a corto plazo como comprarle una casa nueva a la jefecita, de pagar los estudios a los demás hermanos. Con sacrificios, tenacidad, coraje empezaron desde cero como pugilistas, van ganando peleas hasta llegar a la cima de la fama, conquistando campeonatos mundiales y embolsándose grandes sumas de billetes verdes.
Algunos boxeadores pierden el piso, se les olvidan sus orígenes, propósitos por el cual escogieron la carrera del boxeo. Se involucran en el oscuro mundo de los desenfrenos, despilfarros; hasta tocar fondo. También existen pugilistas que llevan una vida ejemplar arriba y debajo del ring, se supieron manejar y llevar su carrera boxística cuando tocaron la gloria como campeones del mundo, se retiraron del pugilismo en el momento idóneo.
Estas historias de miseria, de tristeza, de desolación, de perdedor, de humillación, del pobre contra el rico, de injusticias, de la madre enferma y no hay dinero para las medicinas. Estas tragedias, desdichas, de la vida real de un boxeador; las han llevado a la pantalla grande, al séptimo arte: al cine. Creando ídolos de ficción o reales; de boxeadores que ven en el deporte de los catorrazos ósea el box, como una forma digna de ganarse el pan de cada día, no importa si hay que derramar sangre, recibir enormes golpizas arriesgando el físico y la vida sobre el ring.
Eran los años cuarenta, estaba como ídolo del boxeo Rodolfo “el Chango” Casanova (nace el 21 de junio de 1915), el oriundo de la ciudad zapatera: León, Guanajuato. Era bueno para el trompo, para los pleitos desde muy niño. El poder de sus puños lo hicieron respetar en cada escuela que pisaba. Este comportamiento lo orillo a ser expulsado de varios centros educativos, optando el boxeo y aprovechando su don en sus manos. Se dedicó 100% al pugilismo. Se trasladó a barrio de la Lagunilla en la CDMX donde ingresó al gimnasio para perfeccionar la técnica del box y ganarse la vida. Triunfo en la pelea ante otro ídolo mexicano: Kid Azteca, de este cotejo recibió la cantidad de 12 mil pesos, peleó en los Ángeles, California, Nueva York. Su bravura y pegada de cemento hizo que los promotores vieran en Casanova una mina de oro. Desgraciadamente el gusto al alcohol hizo que perdiera todo, terminando como un guiñapo. Esta historia fue llevada al cine en el año de 1945 con el filme: Campeón Sin Corona, dirigida por Alejandro Galindo, el actor David Silva le dio vida al Chango Casanova.
Algunos pugilistas por ser ídolos del momento los invitaron a ser parte de películas con la temática del box: El Gran Campeón de 1949 Kid Azteca y el Chango Casanova, película biográfica El Ratón de 1954 protagonizada por el Propio Raúl Zarate, en 1974 el Puás Olivares, Raúl Zarate, Famoso Gómez y Rafael Herrera, esta cuarteta de boxeadores salen en la cinta: Llanto, risas y nocaut. La película de 1980: Buscando un Campeón reúne a un gran elenco de boxeadores que fueron ídolos en su etapa activa: Raúl Macías, Kid Azteca, Ultiminio Ramos, Chango Casanova, Gato González, Carlos Zarate y Pajarito Moreno.
Hubo películas mexicanas donde se tomó el tema del boxeo como eje del melodrama y argumento. Donde actores se colocan los guantes y calzoncillo se suben al ring, siguiendo el guion de la cinta, es el caso del filme: Mi Campeón de 1952, donde Joaquín Pardave la hace de manager del actor Fernando Fernández quien da vida a un boxeador, dirigida por Chano Urueta.
Otra cinta que arropa el tema del boxeo de una forma cómica es la cinta: Hay amor como me has puesto de 1951 dirigida por Gilberto Martínez Solares, donde Germán Valdez Tintan hace una escena con Tun Tun, ambos se enfundan los guantes de boxeo y simulan estar peleando sobre un ring. Mario Moreno Cantinflas la hace de boxeador muy a su estilo en la película de 1940: El Boxeador.
El actor Joaquín Cordero se colocó los arreos boxísticos para protagonizar la cinta: Ahí está el boxeador, filmada en 1958 dirigida por Gilberto Gascón. Otro clásico de las películas de blanco y negro con el boxeo como tema central, es la película de 1964: Campeón del Barrio bajo la dirección de: Rafael Baledón. Actúa el cantante del bolero ranchero: Javier Solís y Sonia López.
En 1984 se filmó la cinta Las Glorias del Gran Púas, dirigida por Roberto G. Rivera, basada en el libro del escritor y periodista Ricardo Garibay. Garibay después de vivir unos días con el Púas, escribe los episodios que le platico Olivares de su infancia, sus triunfos, las fiestas y todos los desmanes debajo del ring.
Así el mundo del box mexicano en el cine.
Excelente fin de semana.