Aprobación/ Bajo presión  - LJA Aguascalientes
22/11/2024

A pesar de que el Frente Nacional Anti-AMLO (Frena) había anunciado que ya no haría más manifestaciones, en algunas ciudades este fin de semana se repitieron las exhibiciones de rechazo a Andrés Manuel López Obrador, ya no fueron las caravanas de automóviles con pancartas pegadas a los vidrios, al menos en Aguascalientes, una centena de personas se paró en el centro de la ciudad para ondear banderas y clamar su molestia contra el presidente. 

Ocupación de las plazas públicas, a eso convocan los del Frena, así lo difunden en sus redes sociales y festejan los resultados, sin importar el número o la cantidad de insultos y burlas que reciban porque han demostrado ser un grupo ciego por la ira que se compran cualquier argumento que les dicten con tal de ridiculizar a López Obrador, desde que está llevando a México hacia el comunismo hasta la simple expresión de no estar de acuerdo con las formas en que el presidente lleva el encargo.

No hay argumento que se sostenga sino es en la ira en las proclamas del Frena, no los necesitan porque les basta hacer eco del hartazgo social, que sí lo hay, sin conocer las causas; porque al recoger emociones no requieren presentar escenarios alternativos o proponer acciones para combatir aquello que los hace enojar.

La expresión clasista del hartazgo es válida, como válido es que se tome a broma que sean precisamente esos sus motivos, resentirse desde el privilegio es lo que ha estado detrás del discurso de los oportunistas que llegan al poder para servirse para él, es un mal social, no una mafia del poder, son décadas de estar impedidos para el ejercicio democrático de la opinión.

Insisto en que el Frena recoge únicamente emociones porque así es más simple armar una serie de tácticas facilonas que semejen la acción ciudadana, en las invitaciones a “ocupar las plazas” se conmina a los molestos a llevar listones en señal de luto, vestir camisas de la selección mexicana de futbol y ondear la bandera nacional (cuidando de no arrastrarlas, se indica). Juegan con símbolos simples, como el colocar una bandera en el perfil de las redes sociales, banalizando la pérdida de vidas humanas durante la pandemia, usan casacas deportivas como si la democracia fuera un partido de futbol y llevan banderas para arroparse en un amor patriotero que, supuestamente, invalida cualquier crítica.

Además de la manipulación de esos símbolos, considero grave el uso de la información para apuntalar su rencor, durante las manifestaciones, quienes apoyan al Frena se llenan de orgullo al señalar que la aprobación de López Obrador ha descendido desde el momento en que asumió la presidencia. Lo que es cierto, de acuerdo al #AMLOTrackingPoll que elabora Consulta Mitofsky, en abril del 2019, López Obrador contaba con un 64.5% de aprobación, mientras que en la medición correspondiente a julio de este año ese número fue de 53.2, a lo que hay que sumar el 46.4 que se encuentra en desacuerdo con el presidente.

Ante estas cifras, los tetratransformistas suelen indicar los más de 30 millones que llevaron a la presidencia a López Obrador, ninguno de los dos grupos sabe de qué está hablando, pero en la guerra de las cifras, indicar que más de la mitad está a favor y que el porcentaje de quienes están en contra, parece referirse a votos, cuando no es así. Queda claro que el Frena no va a ningún lado y con el tiempo no logrará más que seguir haciendo el ridículo, porque no hay una sola propuesta que implique la participación ciudadana para transformar el enojo o hartazgo en una acción democrática, en algo que puedan hacer los ciudadanos más allá de demostrar su enojo.

No se puede culpar a López Obrador de la ausencia de ideas de la oposición, cuando eso se verbaliza, el presidente no pierde oportunidad de ridiculizar a sus adversarios (reales e imaginarios), por eso ante manifestaciones como las del Frena no queda otro remedio más que entender que lo que está en juego es la gobernabilidad del país y no un cargo, la sana convivencia de quienes opinan distinto y no un partido de futbol.

Coda. Los melodramas suelen tener finales agridulces, en donde aparentemente todo vuelve al orden, uno muy mexicano es la película Una familia de tantas, donde Fernando Soler encarna a Rodrigo Cataño, el padre severo que asfixia a sus hijos, “A los padres se les debe amor, lealtad y obediencia. Nada de ser amigos. Primero es Dios, después los padres…” dice. En la escena final de la película, cuando las hijas mayores han abandonado su casa, ante el desprecio del padre, la esposa de Rodrigo Cataño lo reconviene por su actitud machista, Fernando Soler hace como que entendió, concede y entra a la casa, permitiendo que por esa ocasión sus hijos más pequeños continúen jugando en la calle un rato más, porque después, volverán a su mandato. Así entiende López Obrador las encuestas de aprobación, sabe lo que implican, a qué se refieren y que, al final, no importan en el ejercicio de gobierno.


 

@aldan


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Edilberto Aldán
Edilberto Aldán

Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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