Comenzó el nuevo ciclo escolar 2020-2021 en el país, a disgusto de muchos y con la gran preocupación de la mayoría.
Algunas escuelas particulares iniciaron con grandes bajas ante la negativa de los padres de pagar cuando los hijos están estudiando a distancia, con material que se encuentra en internet, sin saber qué es lo que verdaderamente es diferente, en este momento, entre la educación privada y la pública.
Algunos maestros de educación básica están más que tronándose los dedos pues las vacaciones no fueron suficientes para preparar su material didáctico a fin de tener listas sus secuencias pedagógicas por lo menos, del primer bimestre.
Imagine usted el tener que preparar una clase “presencial” por Zoom o Meet para cubrir varias materias, de manera trasversal, y con objetivos sustentables, es decir, encontrar un video, un cuento o una actividad lúdica donde los niños puedan aprender ciencias naturales, español y geografía al mismo tiempo o bien, enseñar a leer a un pequeñito a distancia por medio de una pantalla y con un papá o mamá quien también teletrabaja desde casa.
Ahora que, si hablamos de la teleeducación federal, imagine lo que es si tiene a varios chicos en educación básica y un solo televisor o pantalla. La coordinación tiene que ser mucha y luego, como padre de familia se tiene que establecer un programa de tutorías a fin de cumplir las lecciones lo mejor posible, tomando en cuenta que los niños no pueden tener una retroalimentación de otra forma pues el televisor oferta una clase general.
Todo esto de trabajar en casa nos permite ver diferentes tipos de percepciones y desempeño, por ejemplo, para el día de ayer que era el segundo día de clases la maestra de segundo de primaria de mi sobrino aún no se ponía en contacto, el siguió las clases por la tele y fue retroalimentado por uno de sus primos quien tuvo a bien hacer el papel de tutor (aunque es estudiante de segundo de secundaria) para que su primito pueda continuar aprendiendo a leer y escribir lo mejor posible sin maestro presencial.
Lo importante de estudiar en casa es el seguimiento que se le pueda dar al educando sin importar si es por tele, Zoom o WhatsApp pues sin un seguimiento y retroalimentación no hay ni un aprendizaje significativo ni manera de comprobar si fijo o no lo estudiado.
El chiste es no suplir las clases por videos sino el saber usar los beneficios de los “repositorios” formales e informales que podemos encontrar en beneficio de la educación hoy y siempre.
El ejemplo fija más el aprendizaje que cualquier teleconferencia que los niños puedan presenciar. Si un pequeño observa y es partícipe de los momentos de lectura de los padres en el futuro será un lector, tendrá mayor afinidad a la lectura y al estudio y podrá no formar parte de las estadísticas de deserción escolar.
Mi sobrina mayor le cuestionaba a su mamá el esfuerzo de gobierno federal por llevar las clases a las casa por medio de la televisión, ella argumentaba que algunas familias no tienen techo y por lo tanto tampoco una televisión y que por ello los chiquitos no podrían continuar su formación sin embargo, hay muchas historias de éxito de pequeños quienes fueron impulsados por sus padres para que estudiaran “a como diera lugar” a fin de que tuvieran una oportunidad diferente y mejor a la que ellos podían ofrecerles durante su infancia.
Querer es poder así que sin maestro o con maestro, en línea o presencial, privada o pública cuando la educación es importante para una familia se logra.
Lo que tenemos que tomar en cuenta es que el enemigo de la educación no es el Covid, ni tampoco ha sido durante toda la vida el sistema sino la determinación de los individuos a estudiar y cumplir sus metas educativas de golpe o poco a poco.
La autonomía del aprendizaje es algo que se ha buscado siempre y que no podemos tener en mejor momento, ahora se pueden formar niños más fuertes pues si cultivamos en ellos el autocontrol, la templanza y el llevar a término los proyectos cuando regresen a la escuela, físicamente, podrán adaptarse fácilmente a los retos educativos del aula, sin tener que hacer de los primeros meses un curso remedial de lo que tenían que haber aprendido y perdieron por andar en la pachanga en casa.
Este tiempo de estudiar en el hogar no es para desperdiciarse sino para ser creativos como familia para cumplir los programas gracias a los modelos educativos propuesto por la escuela a la que pertenecen nuestros estudiantes, pero también al modelo educativo que construimos en casa, de emergencia, para llevar a cabo el aprendizaje.
Le ejemplifico lo que haremos con los más pequeños de nuestra familia. Nos dividimos las asignaturas por área de especialidad de los adultos, la mayor de mis hermanas estudió contabilidad y administración así que ella llevará a cabo las tutorías de matemáticas, la segunda de la familia está especializada en salud por lo que ella dará seguimiento biología, ciencias naturales y física, la mamá de los pequeños dará seguimiento de que cumplan con sus horarios de estudio y tareas mientras yo los apoyaré en español, literatura, historia, geografía e inglés, ese es nuestro modelo educativo basado en la unidad y los valores que como familia inculcamos a cada uno de nuestros nuevos miembros, desde la primer sobrina hasta el último.
¿Lograremos hacer un ciclo escolar exitoso? Naturalmente, pues lo primero que enseñaremos será la organización, colaboración, trabajo en equipo y eso nos asegura que los alumnitos de la familia logren alcanzar lo planteado en sus planes de estudio y mucho más.
A tres días del nuevo ciclo escolar aún nos encontramos expectantes, pero con la experiencia del periodo anterior podemos prever y mejorar para que, en casa, a distancia, la educación no pare.
Laus Deo
@paulanajber