Muy orgullosa quedó la Cuarta Transformación y su gobierno tras la visita que hizo el presidente López a su homólogo norteamericano, Mr. Donald Trump, en la mismísima capital de los Estados Unidos en la ciudad Washington, D.C. El protocolo diplomático logró lo que las medidas sanitarias dictadas por la Organización Mundial de la Salud y las postreras indicaciones de nuestro humilde y opaco Consejo de Salubridad General, que el presidente de México aceptase el uso de cubrebocas y del gel antibacterial en lugares públicos por los que transitó, como los aeropuertos y sus salas de espera, ¡desde su salida de México!, no digamos ya en su estadía en territorio estadounidense.
Su breve visita al vecino del norte, le dio tiempo para ofrecer una ofrenda a los monumentos de Abraham Lincoln y Benito Juárez en aquella capital. Luego una declaración conjunta de ambos mandatarios, en la cual ambos derramaron miel y se acabaron en alabanzas y reconocimientos por su par. No podemos dejar de reconocer que las oficinas diplomáticas de Ebrad y Pompeo hicieron lo suyo, con diligencia y profesionalismo, poco o nada se salió del guion, todo puntual y ajustado a la agenda y el orden del día. Vamos, una visita relámpago para cubrir las formas diplomáticas y dar por sentado el inicio del Tratado México Estados Unidos Canadá (T-MEC), con la señalada ausencia del Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau.
México descansó ciertamente de al menos tres mañaneras, mismas que no hicieron diferencia en el desarrollo de la agenda nacional, la pandemia siguió avanzando de manera contundente, golpeando la salud de los mexicanos de manera consistente, evidenciando que la autoridad sanitaria federal sigue extraviada en su quehacer y responsabilidad, errática. Los contagios se incrementan día a día, así como las muertes derivadas de la propia epidemia y la desorganización del sistema de salud nacional. Hoy tenemos, en cuatro meses, más muertes que las relacionadas al crimen organizado en todo el año anterior. El responsable del Gobierno Federal, el subsecretario Hugo López-Gatell, rebasado, sigue adivinando las causas que acentúan el impacto sanitario en México: que la mala alimentación de los mexicanos, culturalmente habituados a comer comida chatarra; que la población irresponsable por no ajustarse a las medidas sanitarias de la sana distancia, el uso del cubrebocas, el lavado constante de manos, el quedarse en casa; que las autoridades de las entidades federativas que no informan sistemáticamente y abrieron precipitadamente sus actividades económicas locales, esta última afirmación del “científico” López-Gatell, ha inducido a los integrantes del grupo de gobernadores de Acción Nacional (GOAN) a solicitar una cita urgente con el Secretario de Salud.
Lo que es claro, es que las autoridades sanitarias federales, como integrantes del gobierno, no han asumido su responsabilidad, y lo que se aprecia es un fatídico desgobierno y sus consecuencias son evidentes y de un altísimo costo social y económico. Sin embargo, y a pesar de la contundencia de los datos, de las cifras, el presidente López, tiene decidido sostener a viento y marea a su protegido López-Gatell.
Paralelamente a la catástrofe sanitaria, el escenario que nos presenta la economía nacional no es nada halagüeño, al grado que el Canciller Ebrad destinó la creación de 800 empleos por la inversión de una empresa francesa (SAFRAN), cuando el país viene arrastrando la pérdida de ingresos de, al menos, 12.5 millones de mexicanos, sólo en el primer semestre del año. Por su parte la errática política económica mexicana encabezada por la 4T, ha puesto nerviosos a los inversionistas nacionales y extranjeros, por lo voluble de la política económica nacional. Específicamente, lo relativo al sector energético, a las energías limpias. El gobierno sigue apostándole a la petrolera estatal Pemex, quién sólo se ha destacado por su gran habilidad para perder dinero de los contribuyentes de manera desproporcionada. Otra empresa del sector, la Comisión Federal de Electricidad, que comenta el destacado Manuel Bartlett Díaz, se ha alineado a la política de la petrolera y se ha distinguido por subirse al tobogán de la efectividad económica y perdido en el primer trimestre del año una cifra descomunal para la situación que atraviesa el país, mientras que el marco regulatorio que lo rige tiene una consistencia gelatinosa.
A lo anterior, debemos sumar la atención que le debemos al tema de la seguridad pública nacional, mismo que alarma el ánimo de los mexicanos que deben lidiar además con la violencia que explota aquí y allá, sin distingos de género, edad, religión. Hay un claro reto al Estado mexicano en cuanto al control territorial en algunas zonas específicas del país. La región centro occidente, el sureste, noroeste y noreste, son zonas en disputa, entre los cárteles regionales y el Estado mexicano y, peor, entre los propios cárteles, haciendo de plano a un lado a las autoridades constitucionales de las regiones. Guanajuato, Michoacán, Colima, Sinaloa, Guerrero, Veracruz, Tamaulipas, son algunas de las entidades asediadas permanentemente por el crimen organizado, y francamente, no se vislumbra una estrategia eficaz por parte de las autoridades responsables, no el Ejército, ni la Marina, ni la Guardia Nacional, atinan a mostrar una coordinación que brinde tranquilidad o esperanza a la población. Vidas, patrimonio, integridad, todo está amenazado.
Lo sorprendente de todo esto es que el presidente López, afirma que ya vamos saliendo de la crisis sanitaria, que la crisis económica se verá resuelta con la entrada en operación del T-MEC, que… Parece ser que el Titular del Ejecutivo, vive en una realidad alterna al resto de los ciudadanos, que puede ver en su optimismo y credulidad que México transita sí, una situación hoy complicada, pero que en poco tiempo estaremos una vez más retomando los antiguos fueros, previos a la emergencia sanitaria, previa a la caída del PIB del 2019, y previa a la llegada de la 4T al Gobierno Federal.
Estamos claros que el éxito de los proyectos del gobierno será en beneficio de todos, de cada uno de nosotros, del país; sin embargo, no podemos ver hacia dónde va México…