Obra Pública: ¿Negación del cambio climático disfrazada de progreso? / Pensar el Hábitat - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Columna de Opinion de Juan Arnulfo Aldaco Velázquez de Urbes Aguascalientes.


La reciente inauguración de el nuevo distribuidor vial de Segundo Anillo y Mariano Hidalgo me ha llevado a preguntarme ¿Bajo que estándares se debería de evaluar la obra pública? ¿Cuáles deberían de ser los propósitos de estas inversiones? Ciertamente el tema se podría abordar desde una variedad de perspectivas y disciplinas, pero creo que uno de los aspectos más críticos a contemplar es su impacto ecológico. Con el paso de los años hemos visto cómo se han alterado y vulnerado los sistemas ecológicos; los huracanes se hacen más devastadores, las sequías más severas, los incendios se vuelven incontrolables, desaparecen los arrecifes de coral, etc. Los efectos del cambio climático son ahora parte de la realidad, es menester reconocerlos y actuar al respecto. 

¿Y que tiene esto que ver con el distribuidor vial de Mariano Hidalgo? Simplemente favorece al auto mientras que degrada la movilidad peatonal, ciclista y del transporte público. Dicho con otras palabras, promueve el uso del medio de transporte más ineficiente en consumo energético y de espacio urbano, mismo que es el principal productor de gases de efecto invernadero en el país. 

Contrario al discurso oficial de Gobierno del Estado (que sostiene que facilitar el uso de automóviles con pasos a desnivel, disminuye la emisión de gases de efecto invernadero al reducir los tiempos de espera de los autos en un semáforo), la evidencia empírica en otras ciudades sostiene que esto es falso en un corto o mediano plazo. Si bien, los primeros años podría mejorar la fluidez vial, al pasar el tiempo el congestionamiento será similar. Esto debido a que una mayor capacidad de circulación atrae a más automovilistas a conducir. Este fenómeno es conocido como demanda inducida y ha sido aceptado por la mayoría de los departamentos de planeación urbana y tránsito del mundo. El resultado final de esta obra será la misma velocidad de circulación, un mayor número de autos, incremento en la emisión de gases contaminantes, la degradación del espacio público y de otros medios de transporte. Claro, con un gasto de 140 millones de pesos del erario.

Sin embargo, el problema no radica en esta obra en específico, ni siquiera es único de esta administración. Podríamos identificar que simplemente se suma a una tendencia de planificación urbana presente en Aguascalientes a lo largo de décadas. La propagación de un urbanismo difuso y centrado en el uso masivo del auto. Segregando usos, personas, comunidades, y con esto deshumanizando la ciudad. Un cambio verdadero implica apostar por el transporte público y la movilidad activa, misma que debería de permitir la verdadera libertad de movimiento en la ciudad. Además, se ha encontrado evidencia de la relación entre la competitividad económica y la disponibilidad del transporte público urbano, algo razonable cuando se reconoce el papel de la economía cognitiva en el siglo XXI. Es momento de apostar al conocimiento, no a la movilización de mercancías.

Retomando el tema, considero que mientras no exista sustentabilidad no se puede hablar de progreso. Desde mi perspectiva, estos proyectos se mantienen en el conformismo de obsoletas tendencias de urbanismo, sin llegar a incidir en la coexistencia armónica de la ciudad y su medio, incapaces de reconocer su impacto en el cambio climático, sin generar prosperidad y produciendo más externalidades que beneficios. 

¿Qué nos dice que los 30 o 40 metros que existen entre los alineamientos de edificios tienen que estar destinados a la circulación de autos? Creo que sería mucho más interesante plantear un sistema de anillos verdes, integrados asimismo a una red de corredores ecológicos a lo largo de los arroyos que cruzan la ciudad, tan solo veamos lo que se hace en las urbes más habitables y sustentables del mundo (ambos principios van de la mano). Considero que “progreso” sería que todos los hidrocálidos estuvieran a menos de 15 minutos de distancia de un gran parque.

Además, la interconexión de estos favorecería la movilidad activa y el uso del transporte público. Fácilmente un BRT con un carril por sentido y una ciclovía podría transportar una mayor cantidad de personas que las que conseguiría el proyecto de segundo anillo de flujo continuo. Todo esto sin estar sujeto al tráfico de las horas pico y libre de las externalidades de los usos del auto, además del gran servicio ecológico que pudiera prestar a la ciudad este “sistema verde”.

El automóvil existirá, pero no debe ir sobre la humanidad y sustentabilidad de la ciudad, sino que servirá solo a las áreas cuya demanda de viajes sea demasiado baja para sustentar el transporte público. Mientras no nos cuestionemos el significado de prosperidad y no exijamos a las autoridades coherencia entre el discurso y la obra pública, será difícil ver un cambio verdadero. Pero no olvidemos que el reloj del calentamiento global sigue corriendo.


¿Cuándo lograremos que el progreso en Aguascalientes signifique habitabilidad y sustentabilidad?

[email protected] / @arnulfoaldaco

 


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