Ante los fenómenos complejos que merecen un análisis profundo para establecer políticas públicas se requiere evitar la simplificación, para evitar caer en el error de atar a una sola causa las consecuencias de un problema, como indicar que la gente delinque porque es pobre, o esquematizar a tal grado que sea imposible proponer una solución, como creer que un hecho social es resultado de la crisis, el sistema o la pérdida de valores; para abordar mejor una manifestación social es necesario emplear palabras como polifacético y multifactorial, permiten trazar rutas diversas sobre un mapa de reconocimiento.
El presidente Andrés Manuel López Obrador se ha definido a sí mismo como un hombre obcecado, simple por lo tanto, se propone un objetivo y considera que la ruta diseñada es la única posible, a lo largo de los años su lucha por llegar a la presidencia revela cómo fue aprendiendo a concentrar su atención en un propósito hasta conseguirlo. Estrategia que en lo personal le ha funcionado, quién sabe si a su administración le funcione.
Hace unos días, Animal Político informó que, por instrucciones de la Secretaría de Hacienda, se cancelaron 37 millones 583 mil 192 pesos del presupuesto federal que varias entidades federativas tenían para la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM), mecanismo que permite tomar acciones urgentes que frenen los feminicidios, desapariciones u otras agresiones contra mujeres. El recorte, que representan el 33.2% de los poco más de 113 millones que ya venían etiquetados en el Presupuesto de Egresos de la Federación lo sufrieron 10 estados, entre ellos los que mayor número de feminicidios registran: Estado de México, Veracruz, Nuevo León, Ciudad de México y Puebla.
Las alertas sirven para erradicar la violencia basada en género que tiene tres características: invisible, normal e impune; las alertas contribuyen a cumplir con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en la que se define la violencia feminicida como la forma extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres.
En la conferencia vespertina le preguntaron a López Obrador “¿por qué su gobierno ha fallado a las mujeres para vivir una vida libre de violencia?, ¿y qué están haciendo para cambiarlo?”, el presidente negó que se esté abandonando a las mujeres, por el contrario, se está castigando a quienes las asesinan, rechazó que haya disminución del presupuesto, y aseguró que “nunca se había protegido tanto a las mujeres de México como ahora. En México no se violan derechos humanos, antes el Estado mexicano era el principal violador de los derechos humanos, ya no es el México de antes”.
De bote pronto, la respuesta es indignante, ahora, recuérdese que es un hombre simple, está diciendo su verdad, el presidente cree en un sistema que castiga a los malos, beneficia a los pobres y tiene un solo mal que provoca todo: la corrupción. Está equivocado, pero es su verdad, la idea de que en México se construye la paz con justicia responde a su simplificación, creer que se atiende un problema invisible, normalizado y que se acrecienta gracias a la impunidad, repartiendo dinero. Como gobernante, él puede estar satisfecho con su idea, como sociedad pagaremos este error.
También si la indignación nos arrebata y seguimos los pasos del presidente de concentrarnos en un solo objetivo, encontrar un solo culpable, en todas las entidades federativas hay institutos y organismos de y para la mujer; que son los encargados de presentar proyectos que ayuden a erradicar la violencia contra las mujeres, que van desde crear módulos de atención hasta cursos de construcción de nuevas masculinidades. Entender que la violencia basada en género es un problema polifacético y multifactorial cuyo combate inicia en lo local, permitirá dejar atrás la dependencia de la opinión de un solo hombre y dirigir los esfuerzos a los gobiernos estatales y municipales, a las instancias locales, no sólo para que se destine más presupuesto, también para que se dedique a proyectos mejores, no a cursos de corte y confección.
Coda. “Troyanos”, un poema de Cavafis, en versión de José Emilio Pacheco, por un momento me pareció que es la respuesta del Gobierno Federal a todas sus pifias, la descripción de cómo la decisión de vencer a la adversidad, rápidamente se disuelve:
Nuestros esfuerzos son desventurados
y parecen esfuerzos de troyanos.
Apenas comenzamos a tener algo,
a sacar fuerzas de nuestra debilidad,
a hacernos casi audaces y esperanzados,
el infortunio llega siempre a frenarnos:
Salta Aquiles del foso ante nosotros
y su grito brutal nos acobarda.
Nuestro esfuerzo parece de troyanos.
Confiamos en vencer a la adversidad,
nos mostramos valientes y decididos
y salimos dispuestos a la batalla.
Pero al llegar la hora verdadera
resolución y audacia se disuelven.
Nuestro ánimo vacila, se derrumba
y corriendo volvemos a las murallas.
Se consumó el desastre. En las almenas
los cantos funerales han empezado.
Llanto amargo de Hécuba y de Príamo,
lamentable recuerdo de nuestros días.
@aldan