Protejamos el bosque de “Los Cobos” - LJA Aguascalientes
06/04/2025

Romel González Hernández y Miguel Vázquez Sánchez

 

En el mundo, y particularmente en México, existe una acelerada pérdida de la biodiversidad que está asociada principalmente a la fragmentación de los ecosistemas naturales, tanto marinos como terrestres.

En los quehaceres por “conservar” se han observado diversos planes de manejo de flora y fauna que han carecido de principios ecológicos. La importancia de conservar el ambiente natural va más allá de reforestar, introducir especies y de tener avances en genética de poblaciones, pues la conservación merece y requiere estudios que manifiesten las relaciones intrínsecas en la estructura de las comunidades naturales o autóctonas, estudios que analicen la dirección en la que fluye la energía en la trama biológica a través de especies clave, que finalmente son las piezas que mantienen el equilibrio en una región o ecosistema determinado, ello sin subestimar a los otros organismos que también son partícipes en los nichos ecológicos.

La conservación del patrimonio natural también tiene un eje en la parte abiótica (recursos físicos), y consiste en preservar sin alteraciones los ciclos de nutrimentos en la biosfera; es decir, asegurar que no haya cambio de uso de suelo o que estos sean contaminados, que no se modifiquen los cauces de agua, los mantos freáticos y manantiales procurando que su calidad no se vea afectada por actividades de vertido de desechos antrópicos, y prevenir la alteración de los ciclos del carbono, nitrógeno, azufre, entre otros, pues se ha observado que estos componentes abióticos en desequilibrio limitan el desarrollo de todos los organismos en un ecosistema, desde plantas y animales hasta bacterias y hongos que son pieza fundamental en la red trófica.

En este contexto, es de suma importancia citar los sucesos que se han presenciado en torno al bosque Los Cobos en los últimos días con la introducción de especies sin que se tenga un estudio previo que evalúe la viabilidad de tales hechos. Los Cobos es un lugar con una riqueza paleontológica invaluable, reservorio de historia natural, social, un sitio privilegiado por una riqueza de eventos paleoclimáticos que demuestran lo sensible que ha sido Aguascalientes en el cambio climático a nivel mundial, desde las edades de hielo hasta los periodos interglaciares.

Sin lugar a duda, cualquier intento de “saneamiento” o de “restauración” debe tomar en cuenta la estructura de las comunidades ecológicas tanto del presente como del pasado. En los arroyos que forman parte de los sistemas fluviales en Los Cobos, existe una riqueza geológica que alberga información clave para la conservación del lugar. 

Las pequeñas cañadas alojan una diversidad estratigráfica que ha grabado los cambios climáticos de la región, cada uno de los diversos estratos nos cuenta una historia escrita sobre sedimentos, paleosuelos, suelos e intercalaciones entre cada uno de estos componentes estratigráficos; la forma en que podemos leer esta historia paleo-ambiental es a través de los diferentes “proxy” o como se les denomina con mayor frecuencia “paleo-bio-indicadores”.

Conservar este patrimonio geológico tiene la misma importancia que el patrimonio ecológico, pues los proxy que permanecen arreglados en estratos en los arroyos de Los Cobos, son componentes frágiles, dentro de los cuales podemos encontrar Diatomeas, Polen, fósiles de pequeños invertebrados como Gasterópodos, fósiles de pequeños y grandes Vertebrados, abundantes minerales que también son indicadores  del paleo-clima y estructuras de los paleosuelos y sedimentos, estructuras que a simple vista no son fáciles de apreciar pero si bajo el microscopio. Todo este conjunto de indicadores del clima del pasado y del presente, proporcionan las herramientas que permiten conocer la forma en la que el entorno ha experimentado una sucesión de especies; es claro suponer que las condiciones ambientales de hace 10,000 años al final de la última glaciación cuando aún habitaba la megafauna, no son parecidas a las de ahora, y que tampoco esas condiciones de la última glaciación y las del presente son muy diferentes a las de hace 6,000 años, cuando se suscitó el altitermal u óptimo termal del holoceno (el holoceno es la época geológica que vivimos actualmente según algunos autores, otros señalan que a partir de 1750 d.C inició la época llamada Antropoceno); en el altitermal del holoceno la temperatura promedio en el mundo oscilaba entre 4 y 5 grados más que la temperatura que experimentamos ahora.


Con lo anterior expuesto, es posible resaltar la importancia del conocimiento de los componentes bióticos y abióticos del pasado, para una adecuada toma de decisiones que sean argumentadas en la dirección que van siguiendo los climas; innumerables veces se ha dicho: conocer el pasado para entender el presente y planificar el futuro.

Las acciones de conservación deben de tener directrices que se sustenten en planificaciones biológicas, geológicas y sociales, atendiendo las necesidades de cada uno de los componentes que estructuran a la población; tener plena conciencia de que no se trata sólo de introducir cualquier tipo de planta sólo por reforestar, modificar el paisaje sólo por estética ni introducir especies sólo porque son carismáticas; es menester tener conciencia de que cada acción humana siempre repercute de manera negativa y más aún si estas no fueron estudiadas.

Así mismo, la conservación verdadera, científica, que se planifica, se estudia, y se elabora a través de la participación de expertos en el tema, es la que promueve un favorable desarrollo en las áreas de interés que nos conciernen a todos: económica, ética, ecológica, estética, espiritual, cultural y científica, haciéndonos partícipes a todos sin importar estatus sociales, preparación académica, cultura, gustos, profesiones ni oficios.

En resumen, la conservación con planificación consciente mantiene el equilibrio que sostiene la vida y los ciclos bio-geoquímicos; otros fines o intereses no pueden ser tomados en cuenta como acciones en pro de la conservación y la sustentabilidad.

Fijemos tiempos y procesos acordes al estatus de un invaluable recinto natural  cuyas amenazas que se ciernen sobre él no son pocas y parten de una falta de sensibilidad para con los múltiples atributos y rasgos que ostenta esta frontera silvestre conocida como Bosque de “Los Cobos”, territorio que inspira, ante todo, un profundo respeto para quienes tomamos la iniciativa de su honorable salvaguarda.

 

guardabosquesdeloscobos@gmail.com


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