Pesimismo/ Bajo presión  - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Junto con el Día de Muertos, El grito de Independencia, el 12 de diciembre, el Pesimismo debería ser considerado una tradición nacional, nos hemos vuelto expertos en desarrollar las teorías más intrincadas para explicar los sucesos públicos, por supuesto, los hechos que desplegamos para describir lo que ocurrió, invariablemente, van a contracorriente de la verdad histórica o el discurso oficial; somos capaces de develar el misterio atrás de los asesinos de Colosio, Manuel Buendía o Francisco Ruiz Massieu; el número real de muertos del 2 de octubre de 1968, la guerra sucia o el jueves de corpus; dennos un momento, servilleta y papel para diagramar a todos los implicados en las redes del narcotráfico, el Fobaproa, la fallida nacionalización de la banca, las crisis económicas recurrentes; no necesitamos expertos en ninguna materia, desde el taquero hasta el taxista, pasando por el bolero o el peluquero, siempre tenemos una explicación.

Una costumbre nacional es adelantarnos con nuestra verdad al juicio de las autoridades, no requerimos que nos vendan el resultado en una primera plana o en un tuit, si no se comprende por qué la Selección Nacional no alcanza el quinto partido en los mundiales es porque nos falta barrio, la calle siempre sabe, si por la falta de una corbata de dragón, el cambio que se guardó o el relevo hecho a destiempo. Somos unos adelantados y a nuestras capacidades adivinatorias les basta la fe en que, de ser puestas a prueba, mostrarían su infalibilidad. No se nos va una.

Al final, se nos van todas, la confianza en nuestra asertividad impide desembocar en el juicio y sentencia, basta el señalamiento público, se desestima concluir el procedimiento por nuestro pesimismo, somos hijos de los vencidos, desde la infancia se nos inculca la admiración por quienes lo dieron todo por el triunfo pero terminaron sacrificándose, glorificamos las victorias pírricas, hacemos algo grande de la huida o el escondite, la heroica resistencia: ah, si hubiera parque, los invasores no hubieran tomado el convento de Churubusco, no es que estemos acostumbrados a la derrota, es que nos basta con tener la razón, eso nos coloca del otro lado, eso nos basta.

Tras dos audiencias, Emilio Lozoya fue vinculado a proceso, en el caso de Agronitrogenados por el delito de realizar operaciones con recursos de procedencia ilícita en la modalidad de comprar un bien inmueble sabiendo que el dinero es ilegal; mientras que en el de Odebrecht por realizar operaciones con recursos de procedencia ilícita, asociación delictuosa y cohecho, en calidad de autor material y cometido con dolo. El exdirector de Pemex no pisará la cárcel, se limitó su movilidad a la Ciudad de México y con el uso de un brazalete que permita ubicarlo en cualquier momento.

El exdirector de Pemex no se ha declarado inocente, eso sí, ha dicho que no es “culpable ni responsable”, sino que ha sido víctima de un poder superior que lo utilizó como un instrumento. El presidente López Obrador le escupe a una Fiscalía autónoma que se deberán tener “ciertas consideraciones” con el acusado porque va a dar a conocer nombres, porque está dispuesto a revelar el funcionamiento de la maquinaria del poder.

Es posible que Emilio Lozoya jamás pise la cárcel, lo más seguro es que el exfuncionario nunca pague por los delitos que se le acusa, estoy convencido de que la revelación de nombres que haga no servirá para destruir esa maquinaria corrupta del poder, acaso entregue algunos nombres que bastarán para saciar el morbo, entregar como regalo a nuestra sed de venganza algunos apellidos que nos permitan decir: ya sabíamos.

Con eso bastará, la tradición de nuestro pesimismo en la ineficiencia de las instituciones fundamenta nuestro mal mayor: la impunidad.

Coda. De El laberinto de la soledad de Octavio Paz, algo sobre la mentira en que se ha transformado Emilio Lozoya: “El simulador jamás se entrega y se olvida de sí, pues dejaría de simular si se fundiera con su imagen. Al mismo tiempo, esa ficción se convierte en una parte insuperable -y espuria- de su ser: está condenado a representar toda su vida, porque entre su personaje y él se ha establecido una complicidad que nada puede romper, excepto la muerte o el sacrificio. La mentira se instala en su ser y se convierte en el fondo último de su personalidad”.

 


@aldan


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