- El gobierno les puso banquetas, agua potable, red de riego, electrificación… Y extendió un crédito millonario a WSC-Litibú, vinculada con los hermanos Ancira Elizondo. Esta historia inicia con el asesinato del socio fundador del proyecto
EMEEQUIS/Esteban David Rodríguez
La tarde del sábado 9 de marzo de 2013, José de Jesús Gallegos Álvarez, un exitoso hombre de negocios de 47 años, viajaba en su Toyota Highlander por las calles de Colinas de San Javier, en el municipio de Zapopan, Jalisco. Había tenido una reunión con el gobernador priista, Aristóteles Sandoval, quien ocho días antes lo había nombrado secretario de Turismo.
Gallegos ignoraba entonces que estaba sentenciado a muerte. Nemesio Oseguera Cervantes, un criminal conocido con el sobrenombre de el Mencho, líder del grupo delincuencial denominado Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), aseguraba que el secretario de Turismo blanqueaba dinero para otra organización delictiva, “Los Caballeros Templarios”, y temía que la introdujera a Guadalajara, con protección del gobierno estatal.
“Si llega al lunes, los Templarios van a entrar a trabajar a nuestra casa como si nada”, dijo a los pistoleros a quienes asignó el asesinato. Uno de ellos era Jonathan García García, llamado John Perro, quien sería atrapado semanas después del homicidio, y relataría a los fiscales los pormenores de la planificación, como el exhaustivo monitoreo de rutas y actividades del “objetivo”.
Por eso, cuando el chofer del secretario de Turismo se percató de que eran seguidos por dos camionetas en las que viajaban hombres armados, después de que salieron de Casa Jalisco, de nada sirvió que acelerara a fondo y mantuviera la delantera por más de un kilómetro. Cerca de Plaza Pabellón, la Toyota fue cercada y parada en seco. Los persecutores bajaron de sus vehículos y tiraron repetidas veces sobre el funcionario, en un fugaz traqueteo.
Fue así como terminó la vida de Jesús Gallegos Álvarez, fundador de Promotora del Pacífico Mexicano y socio de Grupo Litibú, empresas pioneras en las inversiones turístico-inmobiliarias del desarrollo Litibú de la Riviera Nayarit.
“El gobierno de la República condena la muerte del secretario de Turismo de Jalisco, Jesús Gallegos Álvarez”, escribió el entonces presidente Enrique Peña Nieto en su cuenta de Twitter, y agregó que había instruido a las áreas de seguridad y procuración de justicia para que colaborasen en el esclarecimiento de los hechos y el castigo a los responsables.
Los Ancira en Litibú
Nadie podía suponer que cuatro años después, La Tranquila, el desarrollo que Gallegos construyó en el polígono Fonatur-Litibú, sería transferido por el gobierno de Peña Nieto a Prestadora de Servicios WSC – Litibú (WSC-Litibú), una firma fondeada por subsidiarias, fideicomisos y bonos bursátiles de Walton Street Capital (WSC), socia principal de los hermanos Ancira Elizondo en el sector inmobiliario. La nueva empresa compró el complejo de La Tranquila, y Fonatur reasignó el convenio.
WSC y Grupo Chartwell conforman Grupo Hotelero Santa Fe (GHSF), que preside y dirige Carlos Gerardo Ancira Elizondo. Además de él, son accionistas de GHSF a través de Chartwell, dos de sus hermanos: Guillermo (fallecido en enero) y Jorge.
Jorge Ancira Elizondo, además, es director general adjunto de Altos Hornos de México (AHMSA), que presidiera su hermano Alonso Ancira Elizondo, cuya extradición de España a México se halla en trámite, pues enfrenta a la justicia por la venta con sobreprecio de las empresas Agronitrogenados y Fertinal a Petróleos Mexicanos (Pemex), cuando la paraestatal era dirigida por Emilio Lozoya Austin.
En cuanto a WSC – Litibú, esta comparte dos consejeros con GHSF: Federico Martín del Campo Flores y Diego Gutiérrez Aguayo. Uno de los fideicomisos que la conforman lleva en su panza a Grupo Monex, al que se imputó en 2012 la distribución ilegal de recursos a militantes del PRI y del PVEM, lo cual fue desechado por la justicia electoral.
La configuración empresarial fue identificada por una investigación de EMEEQUIS, desarrollada a partir de documentación oficial, manifestaciones de impacto ambiental, actas notariales, informes de gestión y reportes bursártiles.
Antes de transferir el desarrollo de La Tranquila a WSC-Litibú, el gobierno de Peña Nieto remodeló Litibú con 500 millones de pesos, relotificó y renovó su equipamiento urbano.
Pero, sobre todo, otorgó un crédito de 77 millones de dólares (más de 1,600 millones de pesos) para que el fondo inmobiliario privado concretara la transformación del inmueble en todo un Conrad, marca de lujo de hoteles Hilton, franquicia manejada por GHSF en México.
En marzo de 2014, la editorial londinense Latam Legal Ltd. difundió a través de LexLatin, su revista para América Latina: “Bancomext ortorgó un financiamiento por USD 77 millones (…) al fondo inmobiliario WSC CKD Litibú, creado por la desarrolladora Walton Street Capital (WSC). (…) Se propone reconvertir el antiguo hotel ‘La Tranquila Resort’ en un nuevo establecimiento con la bandera Conrad”.
En suma, el desarrollo turístico vinculado a la familia Ancira Elizondo obtuvo apoyos gubernamentales con un valor de más de 2,100 millones de pesos, durante el sexenio de Peña Nieto.
La Tranquila: socios de familia
Aunque el expresidente Peña Nieto, durante su mandato, habitualmente se hospedaba en el desarrollo Punta Mita, de Fernando Senderos, donde solía jugar golf en los campos diseñados, respectivamente, por Jack Nicklaus y Agustín Pizá, no desdeñaba en absoluto el campo deportivo creado por Greg Norman en Litibú, a donde también acudía.
En la semana de fin de año de 2014, el periódico Reforma reportó que el mandatario había sido visto en ese campo, a un costado de La Tranquila. Hacía ya más de un año que había muerto Gallegos Álvarez, uno de los dueños de ese resort.
Las empresas ligadas a ese desarrollo sufrieron modificaciones tras el asesinato del secretario de Turismo de Jalisco. En 2015 se nombró administrador de Promotora del Pacífico Mexicano a Aarón Salgado Bolaños; y como apoderada general quedó Ana Lucía Gallegos Espinosa, hija del exsecretario. La empresa se liquidó en abril de 2018. En Grupo Litibú sólo quedaron como accionistas Rafael Ledezma Ruán y Enedina Haro Haro. En julio de 2019, también fue liquidada.
La Tranquila había sido adquirida desde 2017 por WSC – Litibú, un fondo de inversión inmobiliario que tiene como accionistas a Cibanco (WSC CKD Fideicomiso de gastos CIB/2022); Deutsche Bank México (División Fiduciaria Walton Street México CKD, Número F/1685), y cuyo consejo de gerentes está formado por Ira Jay Schulman, K. Jay Weaver y Jeffrey Scott Quicksilver de Walton Street Capital (Hilton); Brett Rose, Eric Montgale; así como por Federico Martín del Campo Flores y Diego Gutiérrez Aguayo, quienes también tienen sillones en el consejo de administración de Grupo Hotelero Santa Fe (GHSF).
Cibanco es fondeado por un WSC-CKD, es decir, un Certificado de Capital de Desarrollo (CKD) de Walton Street Capital (WSC). Se trata de una emisión bursátil vinculada a un fideicomiso específico, en este caso el denominado CIB/2022.
En cuanto al fideicomiso 1685 de Deutsche Bank México, éste es un fondo inmobiliario bursátil formado por Walton Street Equity CKD, Walton Street México CKD Managers, administrado por Deutsche Bank México, y que tiene como representante común a Monex Casa de Bolsa, de Monex Grupo Financiero.
Tal es la configuración empresarial detrás de la rehabilitación de La Tranquila y su transformación en un hotel bajo el sello Conrad, la marca de lujo de Hilton, que desde el año pasado es el Conrad Playa Mita. Hilton es una franquicia manejada en México, justamente, por GHSF.
Carlos Ancira Elizondo maneja también, a través de GHSF, las marcas de Hoteles Kristal y Quinta Real. También desarrollan centros comerciales y condominios residenciales.
Cabe recordar que su hermano Alonso no sólo enfrenta la acusación de haber vendido con sobreprecio las plantas de fertilizantes. Tanto Alonso Ancira como Emilio Lozoya Austin han sido implicados con la red de operaciones fraudulentas de la constructura Odebrecht.
A Lozoya se le imputa la recepción de recursos de esa empresa para la campaña electoral de Peña Nieto en 2012, de la que fue coordinador de Asuntos Internacionales, y posteriormente de recibir sobornos de dicha empresa a cambio de contratos en Pemex. Ancira, por su parte, habría efectuado transferencias a Grangemouth Trading Company, una off shore ligada a Odebrecht.
Dinero público para beneficio privado
El gobierno de Peña Nieto emprendió un programa de relotificación de Litibú en 2016, donde varias inversiones habían acabado mal. En especial Fadesamex, que había comenzado con gran expectativa, se declaró en quiebra y paró por varios años su proyecto; y de Iberostar, que incumplió plazos y convenios, y acabaron demandando al gobierno.
Para la relotificación, el gobierno efectuó trabajos de terracerías, pavimento, banquetas, guarniciones, agua potable, alcantarillado sanitario, drenaje pluvial, red de riego, electrificación, alumbrado público, canalización telefónica, jardinería y mobiliario, con una inversión de poco más de 500 millones de pesos, de acuerdo con el Informe de Rendición de Cuentas de Conclusión de la Administración 2012-2018 de Fonatur.
De todo aquello sólo quedó en claro la transferencia de La Tranquila a WSC – Litibú. Pero el gobierno federal no sólo le preparó el terreno y le asignó el lote. Además, le consiguió un crédito del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) por 77 millones de dólares, es decir, unos mil 600 millones de pesos. La autorización del financiamiento se concretó el 9 de febrero de 2018, para la remodelación del inmueble que fuera del infortunado secretario de Turismo de Jalisco.
De acuerdo con LexLatin, en el proceso de aprobación del crédito para WSC-Litibú, ésta fue asesorada por la firma Ritch, Mueller, Heather & Nicolau S.C., mientras que el banco fue asesorado por Nader Hayaux & Goebel S.C. (NG) y por la consultoría jurídica de la institución financiera.
La remodelación consistió en la incorporación de 265 habitaciones y suites nuevas, 2,800 metros cuadrados de espacios premium para eventos al aire libre, 280 metros de salas de trabajo para grupos pequeños, múltiples terrazas de césped, mil metros lineales de playa…
Todo un paraíso.
Una fortaleza de exclusividad
Al norte de Punta de Mita, traspuestos los acantilados del Cerro Careyeros, se despliega el amplio brazo de la Bahía de Litibú, en realidad una sucesión de ensenadas que se prolongan once kilómetros hasta Punta Sayulita, sobre las aguas del Pacífico.
Años atrás, las autoridades designaron con el nombre de Polígono Litibú a toda esa franja. Ahora se conoce con el nombre de Litibú sólo a la primera anconada, y al desarrollo privado que se halla en ella.
En lengua huichol, Litibú significa “cantos de aves”, y los cantos, las aves, los riscos y sus alrededores, pertenecen a los amigos del expresidente Peña Nieto.
Todo comenzó en el año 2002, durante el gobierno de Vicente Fox, cuando el Fondo Nacional para el Fomento al Turismo (Fonatur) adquirió tierras del Fideicomiso Bahía de Banderas (FIBBA) para desarrollar lo que sería el Centro Integralmente Planeado Nayarit (CIP -Nayarit). Los CIPs son un concepto utilizado desde los 70s por el gobierno mexicano para el desarrollo de polos turísticos.
La diferencia del CIP Nayarit, es que fue concebido desde el principio para “atender la demanda de turismo exclusivo y de alto gasto”, de acuerdo con el Libro Blanco del proyecto.
Ocuparía 870 hectáreas y se dividiría en tres etapas, una por cada desarrollo: Litibú, El Capomo y La Peñita de Jaltemba, aunque esta última al cabo quedaría fuera del proyecto. Las autoridades federales y estatales se ocuparon de la regularización de las tierras, que incluyó la reubicación de la comunidad de Higuera Blanca, así como de la conexión de vialidades, electrificación subterránea y dotación de infraestructura hidráulica para la micro-región.
Se emprendió entonces la ejecución de la primera etapa, Fonatur-Litibú o Polígono Litibú, una reserva turística ubicada tres kilómetros al norte de Punta Mita, totalmente cerrada, sobre 154 hectáreas, con dos kilómetros de frente de playa. Fonatur ejecutó la urbanización interna, un campo de golf de 18 hoyos, una ciclovía, edificó una puerta de entrada con ánimo de fortaleza, una caseta de ventas, enmalló el resto del perímetro y comenzó la lotificación.
Inician las compras
Para 2006 estaba vendido el 60% a los desarrolladores, que comenzaron a promocionar el santuario como Paraíso Litibú. Entre los principales inversionistas que llegaron estaban los consorcios españoles Martinsa-Fadesa e Iberostar.
En México, Martinsa-Fadesa operaba con la subsidiaria Fadesamex, y compró cinco lotes (3, 4, 5, 7 y 7-A) en Litibú por 476.8 millones de pesos –de acuerdo con un informe de 2008 de la Auditoría Superior de la Federación (ASF)–, unos 27 millones de euros en ese momento.
Los planes de Martinsa-Fedesa eran edificar dos hoteles de lujo, 320 condominios, un campo de golf diseñado por Greg Norman y dos clubes de playa. Iberostar, por su parte, compró el lote 17 de Litibú para la edificación de su Iberostar Selection Playa Mita.
Entre los inversionistas iniciales estaba también Moshe Hasbani Batish (Milk Live Investment) que, a través de Hasbani Arquitectos y Desarrollos Residenciales Litibú, creó Haixa, hotel, condominios turísticos, spa, en el lote 10.
Pero los verdaderos pioneros, con sitio de privilegiado en el centro de Litibú, fueron Grupo Litibú y Promotora del Pacífico Mexicano.
Paraíso de fondos negros
Tras el asesinato del secretario de Turismo de Jalisco, José de Jesús Gallegos Álvarez, las páginas de prensa se llenaron de historias oscuras ligadas al funcionario asesinado, que culminaron con un denso silencio por parte de las autoridades.
Gallegos era conocido como un exitoso empresario inmobiliario con inversiones principalmente en Zapopan, Guadalajara y Puerto Vallarta. Había sido ejecutivo de construcción de Mayan Palace (Grupo Vidanta) y, en 1998, se convirtió en CEO de la cadena, donde introdujo el concepto resorts.
Simultáneamente había fundado sus empresas: Guga Design Center y la más conocida, Jegal Project and Construction Management, la cual construyó la Torre de Hierro en Zapopan. La firma administraba 30 torres de condominios en destinos turísticos como Acapulco, Puerto Vallarta, Nuevo Vallarta, Los Cabos, Riviera Maya, Mazatlán, Puerto Peñasco y en la zona metropolitana de Guadalajara.
Gallegos Álvarez y su suegro, Agustín Espinosa Ron, eran copropietarios del edificio DECK12, en Marina Vallarta, Jalisco, donde operaba el Casino Vallarta, que funcionaba con permiso a nombre de Producciones Móviles S.A. de C.V., razón social ligada a Juan José Rojas Cardona, un personaje conocido como “el zar de los casinos”, que había sido procesado por narcotráfico en los Estados Unidos en 1994.
Pero uno de sus proyectos más ambiciosos era un resort dentro de la reserva vacacional privada creada por Fonatur en la Riviera Nayarit.
Desde los años noventa, un grupo de inversionistas jaliscienses había puesto el ojo en aquella deslumbrante bahía, entonces totalmente virgen. Eran los años en que el gobierno de ese estado promovía su plan de Costa Banderas.
Así que en 1991 fundaron la inmobiliaria Grupo Litibú. Los socios eran Carlos Gil Muñoz (presidente), un arquitecto de entonces 39 años, vecino de Zapopan; Luis Alberto Medina Parra (Tesorero), J. Isaac Morales Pérez, María Guadalupe Pérez Govea, Enedina Haro Haro y Rafael Ledezma Ruan –hermano de Arturo Ledezma Ruan, actual presidente de Century 21 (Grupo Sinow).
Gallegos Álvarez registró el nombre
Con ellos se asociaría José de Jesús Gallegos, que creó la empresa Promotora del Pacífico Mexicano para echar a andar el proyecto. Además de él, eran accionistas –de acuerdo con el acta constitutiva– su esposa, María Teresa Espinosa Peña; su suegro, Agustín Arturo Espinosa Ron; su suegra, María Teresa Peña Razo; su cuñado, Agustín Espinosa Peña; y sus sobrinos Jorge e Isaac Valencia Gallegos.
Experto en lanzamientos turístico-inmobiliarios, Gallegos Álvarez comenzó por registrar el nombre de Litibú como marca propia, ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
Después compró el lote 12 en la reserva turística de Fonatur, a un costado del famoso campo de golf concebido por Greg Norman, y comenzó la edificación de La Tranquila o Litibú Tranquila SPA and Resort, un desarrollo proyectado en siete edificios de seis niveles con 627 habitaciones en total, que incluye servicios de hotel boutique, donde el precio del hospedaje por noche alcanzaría en 2003 los 1,000 dólares (más de 22,000 pesos).
Adicionalmente, según el estudio de impacto ambiental, se construyeron dos edificios de servicio de un nivel. Uno de ellos alberga una bodega, además del SPA y alberca; y el edificio denominado Portales, destinado a la venta de artesanías, souvenirs, nevería, tabaquería, boutique, restaurante, cafetería, agencia de viajes, estética, casa de cambio y cibercafé.
Para la administración del lugar, se formó una tercera empresa con Promotora del Pacífico Mexicano y Grupo Litibú como accionistas: Administración de Servicios Litibú. El consejo de administración original estuvo formado por José de Jesús Gallegos Álvarez (presidente), Rafael Ledezma Ruan (vicepresidente), Agustín Arturo Espinoza Ron (secretario), Rafael Ledesma Haro (Tesorero), Miguel Ricardo Yerena Cortés (comisario).
La Tranquila entró en operaciones en 2010, cuando José de Jesús Gallegos ya no vivía en México. En 2006 se había establecido en una mansión que construyó en Montgomery, Texas, después de que sufriera un atentado en sus oficinas, las cuales fueron baleadas, hechos que se mantuvieron bajo reserva hasta que el fiscal Rafael Castellanos los reveló en el contexto de las investigaciones del asesinato del empresario, siete años después.
Lo que sí se sabía era que Gallegos había formado un “Grupo antisecuestros 22 de abril”, que daba protección armada a un centenar de empresarios jaliscienses. Gallegos manejaba sus negocios en México desde su mansión de Montgomery, y también algunas otras inversiones inmobiliarias en Texas.
Cuando nadie lo esperaba, Gallegos reapareció en Jalisco en 2013 para algo aún menos imaginado: participar en la administración pública. Su nombramiento como secretario de Turismo del gobierno de Aristóteles Sandoval en Jalisco causó sorpresa tanto en círculos políticos como en cámaras empresariales, como se reflejó en columnas de prensa. Ocho días después de su nombramiento, fue asesinado.
Siete años después Litibú está en pie. Y los socios de los hermanos Ancira han revivido el sueño turístico inmobiliario del malogrado funcionario jalisciense.
@estedavid