APRO/Alejandro Gutiérrez
Emilio Lozoya Austin dio un giro radical en su estrategia de defensa luego de perder los recursos de controversia en su proceso de extradición de España a México. El exdirector general de Pemex mostró entonces su disposición a ponerse en manos de las autoridades mexicanas para cooperar con la Fiscalía General de la República (FGR) e iniciar la entrega de “todos los elementos de prueba” para esclarecer los hechos que se le imputan.
Este cambio se gestó tras su detención, el 12 de febrero pasado, al serle decretada la prisión provisional incondicionada en la penitenciaría malagueña de Alhaurín de la Torre.
El 19 de febrero, Lozoya recibió la visita de su padre, Emilio Lozoya Thalmann –secretario de Energía en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari–, quien para entonces ya había mantenido contacto con el fiscal general, Alejandro Gertz Manero, para deslindar a su familia, como lo documentó Roberto Rock en su columna en El Universal (El padre se deslinda, 16 de febrero de 2020).
Desde 2017, cuando se presentó la primera querella en su contra –a un año de dejar Pemex–, Lozoya designó al abogado Javier Coello Trejo al frente de su defensa. Por su polémico paso por la subprocuraduría antidrogas en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, donde su mano dura le granjeó a la dependencia acusaciones por graves violaciones a los derechos humanos, Coello es conocido como “el fiscal de hierro”.
Sus colegas abogados lo conocen por no andarse con miramientos. No los tuvo en la estrategia que puso en marcha para defender a Lozoya: no sólo mantuvo una dura confrontación en el terreno jurídico, sino que la acompañó con frecuentes apariciones en los medios.
En esas ocasiones Coello solía amagar con hacer públicas las pruebas que presuntamente implican al expresidente Enrique Peña Nieto y al extitular de Hacienda Luis Videgaray en las componendas corruptas del caso Odebrecht para financiar la campaña del PRI de 2012 y la compraventa de la planta chatarra de Agronitrogenados.
Hasta ahora no lo ha cumplido, aunque pesan sobre Lozoya Austin órdenes de aprehensión por lavado de dinero, defraudación fiscal y cohecho.
Coello también visitó a Lozoya en la prisión de Málaga. Lo acompañó su hijo, el también abogado Javier Coello Zuarth.
Al salir, Coello Trejo comentó: “Lo veo bien, está sano. Platicamos ampliamente con él, primero hablamos de los abogados (españoles) que se van a contratar y que no hiciera ninguna declaración. A mí me hubiera gustado que me diera autorización, pero yo tengo que hacer lo que él ordene”.
Posteriormente emitió un comunicado donde informó que le había entregado a su cliente una lista de opciones para su defensa en el proceso de la extradición en España. Lozoya “está analizando las propuestas de honorarios de dichos despachos y será únicamente él quien determinará qué despacho lo representará en el juicio de extradición”.
El enfriamiento en la relación entre defensor y acusado se evidenció cuando, en pleno proceso de desescalada de la pandemia, el 29 de junio, la defensa del preso en España –a cargo del despacho Ilocad, que preside el exmagistrado Baltasar Garzón–, presentó ante la sala penal de la Audiencia Nacional el consentimiento de Lozoya para ponerse en manos de las autoridades mexicanas.
El despacho de Garzón se limitó a explicar a los periodistas que no tenía nada que comunicar sobre Lozoya “por expreso deseo de él mismo” y los remitió a la FGR para cualquier información.
Para entonces Lozoya había pasado cuatro meses y medio en prisión provisional comunicada en España, tres y medio de los cuales estuvo en aislamiento total –como el resto de la población penitenciaria– por las medidas que el gobierno de España impuso para hacer frente a la pandemia de Covid-19.
Fue cuando Coello, en un comunicado, hizo pública su separación de la defensa de Lozoya en México, de común acuerdo con su cliente, “debido a la divergencia sobre las decisiones estratégicas jurídicas tomadas”.
Fuentes jurídicas que confirmaron el consentimiento de Lozoya para ponerse en manos del gobierno mexicano explicaron que, antes de esta renuncia a mantener la controversia sobre la extradición, se tenía prevista una vista en la Audiencia Nacional donde se determinarían los siguientes pasos de esa entrega.
Ahora la sala penal tiene que estudiar el convenio de extradición entre España y México para ver si permite un procedimiento simplificado, lo que evitaría que el caso se turne al Consejo de Ministros para su eventual aprobación.
En diciembre pasado se obtuvieron los primeros indicios de que Lozoya Austin se escondía en España. Tras extenuantes seguimientos y pesquisas, el Grupo de Localización de Fugitivos de la Policía Nacional puso el foco en La Zagaleta, un fraccionamiento de lujo en la Costa del Sol de Marbella, donde Lozoya permanecía, prácticamente sin salir, en la villa de un empresario ruso.
Cuando el exdirector de Pemex fue a Marbella, los agentes españoles que lo detuvieron se percataron de que el vehículo donde iba era custodiado por un “equipo de seguridad ruso”, confirmó la policía al diario El País.
Desde el 25 de enero el periodista Salvador García Soto escribió en su columna de El Universal que el exdirector de Pemex estaba en un escondite de San Petersburgo. En su entrega titulada Lozoya en Rusia y bailando kasachok, señaló que se había fugado a esa ciudad por sus vínculos con altos directivos de Gazprom, la mayor gasera de aquel país. Añadió que Lozoya mantenía relación con una mujer rusa y se sospechaba que lavaba dinero para la mafia rusa vinculada al petróleo y el gas.
Ahora, con el avance de las pesquisas, se sabe que otro de sus estrechos contactos en Rusia es Vagit Alekperov, presidente de la petrolera rusa Lukoil, la primera empresa con la que Pemex firmó un acuerdo de cooperación tras aprobarse la reforma energética en enero de 2014.
Los supuestos vínculos de la petrolera Lukoil con la mafia rusa han sido ampliamente compartidos con la prensa por las fuerzas de seguridad españolas, a raíz de los intentos fallidos de Lukoil por entrar a la compañía española Repsol, como en 2008, cuando pretendía adquirir el paquete accionario del empresario Luis del Rivero, entonces presidente de Sacyr.
En México quedaron registros del viaje de Alekperov en 2013, cuando se reunió con el entonces secretario de Energía Pedro Joaquín Coldwell. Al año siguiente el empresario petrolero tuvo un encuentro con Peña Nieto y Lozoya en el marco del Foro Económico Mundial de Davos.