Emilio Lozoya Austin ya está en México, con él arriba una nueva oportunidad para que la Cuarta Transformación pruebe que el combate a la corrupción va en serio y no sólo se trata del, hasta ahora, ineficaz método de barrer las escaleras de arriba hacia abajo.
Para negociar su extradición, el exdirector de Pemex, prometió entregar a las autoridades 160 horas de material audiovisual. Sin conocer el contenido de las grabaciones prometidas por Emilio Lozoya, ya se habla de dos efectos posibles. El primero, demostrar que no se mandaba solo, así que en los actos de corrupción en los que está involucrados habría actuado bajo las órdenes de sus jefes, entre ellos Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray, José Antonio Meade, Enrique Ochoa Reza y José Antonio González Anaya. Lozoya Austin se presentará como chivo expiatorio, sólo un peón, un engrane en la maquinaria corrupta.
La segunda consecuencia sería evidenciar la corrupción del sistema mexicano, cómo el Pacto por México no fue resultado de la alianza partidista con el propósito de un país mejor, sino algo más simple, el embuste. De acuerdo a una nota de Reforma, Emilio Lozoya ofreció unas grabaciones con 16 horas de material audiovisual donde se exhibe el pago a legisladores para que apoyaran la Reforma Energética, esos pagos los recibieron en las oficinas del exdirector general, ubicadas en la Torre de Pemex, entre los nombres que se han difundido como destinatarios de estos sobornos están los senadores Salvador Vega Casillas, Jorge Luis Lavalle, Raúl García Guzmán, Francisco Domínguez y Miguel Barbosa, así como los diputados Arturo Escobar y Pablo Escudero, todos ellos miembros de la oposición durante el sexenio peñista.
Pocas horas antes de que el avión en que llegó Emilio Lozoya tocara suelo mexicano, el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, tuiteó una serie de deslindes, vergonzosos, en ese tono demagógico que parece ser la marca del partido, puntualizó: “Seamos claros, los actos de corrupción son individuales y, quien los cometa, debe enfrentar todo el peso de la ley. Lo que no debemos admitir es la confusión de igualar la conducta de un individuo a la de una institución”, con lo que intenta deslindar al Revolucionario Institucional de la conducta de Lozoya Austin.
En otro tuit, el dirigente priista afirmó que “No hay registro, ni en el padrón actual ni en el histórico, de que Emilio ‘L’ haya militado un solo día en nuestro partido”, seguido de un rechazo del PRI a la corrupción y sus consecuencias, que porque ese partido “apoya las legítimas causas y demandas de la sociedad civil para combatirla”.
La declaración de Alejandro Moreno no puede ser más cínica, basta leer la definición de la Secretaría de la Función Pública para entender que la corrupción no es un acto individual, pues “Consiste en el abuso del poder para beneficio propio. Puede clasificarse en corrupción a gran escala, menor y política, según la cantidad de fondos perdidos y el sector en el que se produzca” y para conseguir ese propósito se requiere el ambiente adecuado. No es posible imaginar que los sobornos para la campaña de Peña Nieto o los moches a los legisladores como la decisión de un solo hombre, para corromper, Emilio Lozoya requirió la colaboración de quienes le entregaron el dinero y de quienes lo recibieron.
Ese clima político donde sólo se avanza mediante la corrupción, es una marca del sistema priista, una práctica que no se define por el partido que está en el poder, sino por la inercia.
Coda. En Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal, Hannah Arendt señala que “Lo más grave, en el caso de Eichmann, era precisamente que hubo muchos hombres como él, y que estos hombres no fueron pervertidos ni sádicos, sino que fueron, y siguen siendo, terrible y terroríficamente normales”, está más que comprobado que la corrupción mata, transformar a Emilio Lozoya en el chivo expiatorio del sexenio peñista mantendría la impunidad, por eso creo que es la gran oportunidad de la Cuarta Transformación para dejar de barrer las escaleras y destruir el andamiaje priista del que todavía muchos viven.
@aldan