Solo en abril y mayo, la oficina de la DEA en Nueva York logró decomisar 16 millones de dólares en efectivo a grupos criminales. “El problema en la pandemia no es cómo atraparlos, sino elegir a quiénes atrapamos”, dice un agente de la DEA.
Los cárteles de las drogas tienen su peor racha en años vendiendo drogas en Estados Unidos. La pandemia los desespera, porque sus viejas rutas ya no funcionan en el mundo Covid-19. ¿Podrán recuperarse?
Cuando el agente D. M. dio vuelta para patrullar la carretera Interestatal 40, en Tennessee, sur de Estados Unidos, lo último en lo que pensó es que su jornada terminaría con un duro golpe a un cártel mexicano.
Él y su compañero P. B. solían resolver asuntos menores en el Condado de Shelby: conductores ebrios, disputas domésticas, peleas entre vecinos o multas de tránsito, como la que creyeron que pondrían en junio pasado a un Mercedes Benz gris modelo 2010 que circulaba con ventanillas polarizadas.
El agente D. M. hizo sonar su sirena y ordenó al conductor que orillara el vehículo. Se trataba de una rutina conocida para ambos agentes: se acercaron al Mercedes Benz, se presentaron y notificaron a los dos hombres a bordo –Jovanni Viera, de 47 años, y Luis Santillan Cruz, 28– que el entintado del coche violaba el reglamento local. Pero al pedirles los papeles del auto, y sus identificaciones, notaron que algo salía de la rutina: ambos sudaban profusamente. Lucían demasiado nerviosos para una simple multa.
Esa actitud sospechosa hizo pensar a los agentes D.M. y P.B. que los tripulantes escondían algo, así que llamaron al tercer elemento de la unidad policiaca como refuerzo: el agente Harper, un belga malinois especialista en detectar drogas con su poderoso olfato, que al pasar la nariz por la carrocería, a la altura del conductor, se sentó en sus dos patas traseras para señalar que había encontrado narcóticos.
El aviso del perro policía era toda la causa razonable que necesitaban los agentes para inspeccionar el vehículo sin la necesidad de una orden judicial ni la autorización de Jovanni Viera y Luis Santillan Cruz. Ambos se pusieron guantes de látex y comenzaron la búsqueda.
No tardaron mucho, gracias a la guía del agente Harper. En el tablero encontraron un espacio hueco que servía como compartimento secreto. De ahí sacaron medio kilo de heroína, 2.5 kilos de fentanilo y el “premio mayor”: 2 mil 500 pastillas de opioides.
Bolsas con logo de Ántrax del CDS.
“La cantidad decomisada era suficiente para matar a todos los habitantes del Condado de Shelby (927 mil personas) con nueve sobredosis seguidas”, diría después Johnie Carter, director de la Fuerza Antidrogas en el Oeste de Tennessee, quien el mes pasado, en mayo de 2020, había atendido la muerte en su comunidad de 68 personas por sobredosis de opioides.
“Es terrorífico pensar el impacto de lo que decomisamos. Menos de un cuarto de un miligramo de fentanilo podría matar a una persona promedio”.
Jovanni Viera y Luis Santillan Cruz fueron esposados de inmediato. Sus manos quedaron libres hasta que pisaron una celda en la prisión local de Shelby, donde se enteraron que un juez fijó su fianza en un imposible millón de dólares a cada uno.
“Basado en el tipo de droga, estamos casi seguros que vino desde México”, diagnosticará Johnie Carter en una conferencia de prensa para celebrar el decomiso.
Lucirá orgulloso: los cárteles mexicanos están en una mala racha durante la pandemia.
ASÍ HALLARON 120 MIL PAQUETES CON DROGA
El 8 de mayo pasado, un par de narcomenudistas en El Bronx, Nueva York, cometieron un costoso error: urgidos por vender la heroína que les llegó, después de meses de sequía, por el cierre durante la pandemia de la ruta de drogas Asia-Pacífico mexicano, llamaron a todos sus clientes al mismo tiempo.
El movimiento inusual cerca del Puente George Washington alertó a la policía local, que a la distancia vigiló un departamento a donde entraban y salían personas con conocidos problemas de adicción a las drogas en el vecindario. Siguiendo el protocolo, los policías neoyorquinos llamaron a agentes estatales de la agencia antidrogas del gobierno estadounidense, la DEA, y alistaron un operativo sorpresa para las próximas horas.
A las 9 de la noche, un grupo liderado por el agente especial Ray Donovan entró por la fuerza a ese departamento sospechoso, donde seis hombres embolsaban heroína y fentanilo en pequeñas bolsas con dosis individuales, junto a coladores artesanales y 25 mil dólares en efectivo.
Unas bolsas tenían sellos de tinta con la palabra “coronavirus”, mientras que en otros se leía “24 Black Mamba” –en alusión al apodo y número de jersey del jugador de básquetbol Kobe Bryant, fallecido cuatro meses atrás– y en unos más estaba el ícono que se usa para alertar sobre químicos peligrosos o riesgos biológicos.
Los agentes más experimentados entendieron de inmediato el mensaje oculto de esas últimas bolsas: hacían referencia al polvo ántrax, cuyo nombre fue copiado por Los Ántrax, un grupo armado del Cártel de Sinaloa. La droga pertenecía al cártel fundado por Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Al fondo del departamento, los agentes encontraron 120 mil paquetes con droga. El golpe era más demoledor de lo que los agentes calcularon cuando conseguían las órdenes judiciales para irrumpir en el departamento.
En unas horas, los narcotraficantes mexicanos habían perdido un cargamento que en la calle valdría unos 24 millones de pesos.
“EN LUGAR DE QUITARLES 100 MIL DÓLARES, LES ESTAMOS QUITANDO 1 MILLÓN”
Golpes históricos contra los cárteles mexicanos como ese, o como el del Mercedes Benz gris de Tennessee, se han vuelto comunes en la pandemia. En general, la explicación es la misma: con las rutas tradicionales de trasiego de drogas cerradas por la Covid-19, los narcotraficantes exploran caminos nuevos, más vigilados y menos conocidos para ellos, lo que los lleva a cometer errores que terminan en decomisos brutales
Algunos quieren suplir con mucha prisa un mercado ávido que se quedó sin drogas por la pandemia. Otros usan vehículos sospechosos por zonas urbanas que antes conducían en caminos rurales con poca presencia policiaca. Y unos más quieren traficar drogas, dinero o armas abriéndose paso por una apretada frontera que se ha compactado por temor al nuevo coronavirus.
Solo en abril y mayo, la oficina de la DEA en Nueva York logró decomisar 16 millones de dólares en efectivo a grupos criminales. En el mismo periodo, pero de 2019, habían incautado 5 millones. Y en las dos primeras semanas de junio ya habían paralizado 3.1 millones, mientras que en junio del año pasado la cifra fue de 1.2 millones de dólares.
Otra explicación la ofreció en junio el agente especial Ray Donovan, de la DEA en Nueva York, al diario New York Post: como los negocios en la Gran Manzana han permanecido cerrados por el confinamiento, los narcomenudistas no han podido lavar su dinero sucio y lo han dejado al alcance de los operativos policiacos.
“El cierre de las tiendas ha alterado su forma de operar (…) No pueden gastar su dinero y eso es lo que les estamos confiscando”, aseguró el agente especial Ray Donovan. “Ahora en lugar de quitarles 100 mil dólares, les estamos quitando un millón”.
En Los Angeles, California, la DEA también ha tenido números positivos como hace muchos años no tenían: hace un año, entre marzo y mayo, confiscaron 4.5 millones de dólares a cárteles de las drogas. Este año, gracias a la pandemia, subieron a 10 millones, incluido un histórico millón de dólares en Long Beach.
“Sus actividades (de narcotraficantes mexicanos) son mucho más obvias que hace meses”, dijo el agente especial de la DEA en California, Bill Bodner, a la cadena de Noticias NBC. “El confinamiento ha creado problemas entre los traficantes de drogas y ya no pueden moverse sin ser vigilados”.
“ESTAMOS A TOPE CON LOS OPERATIVOS”
Durante la pandemia, noticias de decomisos históricos han acaparado los noticieros de Estados Unidos, dejando ver que los cárteles mexicanos no saben adaptarse a los cambios rápidos que requiere la nueva normalidad.
Kris Grogan, vocero del organismo que cuida las aduanas y drogas en Detroit, Michigan, celebró que entre marzo y mayo de este año los policías en aquella ciudad decomisaron mil 300 kilogramos de marihuana, más fentanilo y 12 armas.
“Definitivamente es un pico histórico”, dijo a Noticias NBC. “Esto no es normal”.
Lo mismo ha pasado en Arizona, Florida, Nuevo México y a lo largo de la frontera: los narcotraficantes mexicanos no saben cómo responder creativamente al cierre de la línea que divide a México y Estado Unidos.
El 24 de mayo el sitio NBCNews.com publicó un artículo llamado “El Covid está costándole millones de dólares a los cárteles”, en el que resumía que los criminales mexicanos acumulaban pérdidas millonarias debido al coronavirus.
Por ejemplo, ahí están las casi cuatro toneladas de marihuana que la policía de Pharr, Texas, descubrió el 21 de julio en un cargamento que quería pasar por un envío de catsup mexicana hasta Estados Unidos.
De acuerdo con las estimaciones de la DEA, otra vez los errores de los cárteles de la droga mexicanos en la pandemia les provocaron un descalabro de 1.5 millones de dólares, que les decomisaron cuando un perro policía alertó que un vehículo cruzaba droga del puente de Reynosa, Tamaulipas, hasta Pharr, Texas, en un compartimiento secreto bajo la guantera.
“Si bien los cárteles de la droga intentan ser creativos para esconder la droga que les llega desde México, siempre hay una forma de encontrar sus escondites”, aseguró el agente Carlos Rodríguez, director de la aduana de Pharr, Texas. “Estamos más alertas que nunca ahora que la pandemia los ha hecho más creativos”.
Apenas esta semana, el agente texano Carlos Rodríguez reportó el decomiso de 968 paquetes de marihuana provenientes de México en un tractor, lo que representa otro decomiso histórico.
“Lo mismo hemos tenido desde Arizona hasta Washington”, asegura el agente Carlos Rodríguez. “De punta a punta estamos dando golpes certeros”.
El más reciente fue el “Operativo Cruzacaminos”, que el 23 de julio logró el arresto de 21 sospechosos en Carolina del Sur. Y antes fue el operativo en Antelope Valley, California, que dio otro golpe a los cárteles de la droga mexicanos.
“El problema en la pandemia no es cómo atraparlos”, aseguró para EMEEQUIS el agente de la DEA R.F.. “El problema es elegir a quiénes atrapamos, porque los decomisos son históricos. Nunca antes habíamos visto tantos errores que los pueden poner fuera de circulación.
“Estamos a tope con los operativos porque la pandemia nos lo permite. Nunca creímos que la Covid-19 nos llevaría a niveles históricos”.
Niveles históricos en Estados Unidos que en México significan las cifras más bajas, acaso históricas, en la historia del trasiego de drogas de cárteles mexicanos al extranjero.
@oscarbalmen