López Obrador festeja dos años de su victoria electoral - LJA Aguascalientes
22/11/2024

  • Se queja: “Nunca, en más de un siglo, se ha insultado tanto a un presidente, y la respuesta ha sido la tolerancia y la no censura”
  • El presidente dice querer heredar a sus hijos, más que bienes materiales, honestidad, amor al prójimo y a la patria

APRO/Arturo Rodríguez

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador se posiciona al frente, en el escenario de alfombra roja, ricas maderas, mármol y remates dorados del Recinto Parlamentario dispuesto para la ocasión, con una silla, atril, bandera y una mampara donde se lee: “2º año del triunfo histórico democrático del pueblo de México”.

 

Es día de informe presidencial. Uno de los cuatro anuales que, además de conferencias de prensa de lunes a viernes, videos esporádicos en redes sociales, entrevista de larga duración –tan larga que debe exponerse por partes– con Epigmenio Ibarra, discursos (entre cinco o seis) de viernes a domingo, refuerza su presencia en la cotidianidad para anunciar resultados de sus políticas, afirmar su vocación democrática y recriminar: “Nunca, en más de un siglo, se ha insultado tanto a un presidente, y la respuesta ha sido la tolerancia y la no censura”.

López Obrador se decantó por el mensaje político: Que la oposición se manifiesta en libertad; que no ha reprimido a nadie; que ya no se espía; que no hay tortura ni violaciones a otros derechos humanos.


Entonces anuncia que se está haciendo justicia en el caso Ayotzinapa y que se atiende el de la Guardería ABC.

No es la primera vez que lo dice, pero hoy prácticamente todo lo dicho reúne la condición de haber sido expuesto en el último año y siete meses, o bien en las últimas semanas de manera reiterada: 

Que el desempleo tocó fondo y viene la recuperación; se apoya al 30% de la población más pudiente, garantizando que hay Estado de derecho; el robo de combustible se redujo en 95%; que su administración gasta 70% menos que la pasada; que las grandes corporaciones pagan impuestos y están combatiendo a las empresas factureras.

Lo acompañan el gabinete legal, el gabinete ampliado. También su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, que hoy, pero más temprano, queriendo celebrar, acabó en la hoguera de las benditas redes sociales hasta borrar un tuit en el que respondía no ser médico para atender niños con cáncer. 

Distribuidos en la gradería que alguna vez fue plenaria legislativa, los colaboradores celebran con el mandatario, que por la pandemia debió renunciar a la gran concentración, como aquella del primer año en la misma fecha, con la que festejó en “informe”, mitin multitudinario de los conocidos como AMLOFest.

Hoy la “nueva normalidad” se patenta en el cupo y la asistencia limitada, y el covid-19 es motivo de atención en la alocución presidencial:

Una crisis sanitaria mundial que nadie esperaba; un lamento por los fallecidos; una mitigación que se da por hecho en la afirmación de que no hay “una curva pronunciada” y, sobre todo, como indica también la promoción del acto, la mención a una población que en su mayoría se comporta de manera ejemplar, sensata, con disciplina y generosidad.

Palabra clave de este sexenio: neoliberalismo. Lo declaró muerto hace tiempo, aunque lo reviva casi diario en sus expresiones, como hoy, al afirmar que se precipitó el modelo.

No obstante, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que entró en vigor, inicia en un momento oportuno para el presidente López Obrador quien, como dijo los últimos dos días ayer, ayudará a impulsar actividades productivas y nuevos empleos.

La apuesta es por mantener el apoyo a los de abajo, que a los de arriba (que en la estimación presidencial son el 30%) se les apoya con legalidad. Y ya.

Dice el presidente que su gobierno trabaja por la pacificación; su mensaje es de agradecimiento a las Fuerzas Armadas, de encomio a la Guardia Nacional y de asegurar que ahora hay más heridos y detenidos que muertos, porque se acabaron los tiempos del “mátalos en caliente”. 

El propósito de todo, asegura -como lo ha hecho desde campaña, al triunfo electoral hace dos años y en el arranque de gobierno hace un año y siete meses-, es erradicar la corrupción; a más tardar en diciembre estarán puestas las bases para la transformación a partir de reformas.

Hoy, el presidente reafirma (ya dijo en la mañana que su aprobación es alta) que la transformación avanza y que “continúa encendida la llama de la esperanza que es una fuerza poderosa; que la mayoría de los mexicanos está consciente de que enfrenta el país momentos difíciles y…

“Nada nos va a detener en el propósito fundamental de transformar a México por la vía pacífica, pero de manera rápida y profunda”.

El motivo del acto es la celebración y su mensaje a ésta atiende con un mensaje al “pueblo”: “Gracias por seguir confiando en mí. El apoyo de ustedes ha sido fundamental, tanto para la victoria como para gobernar. Les refrendo mi compromiso de continuar siendo fiel a los principios que nos inspiran: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México”.

Afirmación en lo personal; López Obrador dice querer heredar a sus hijos, más que bienes materiales, honestidad, amor al prójimo y a la patria. En lo público, una reiteración más: “Seguiré luchando unido a muchos mexicanos que buscamos desterrar las atrocidades de nuestro querido México, acabar con esa peste que es la corrupción y enfrentar la monstruosa y vergonzosa desigualdad social”.

En el acto se funde, dispersos por ubicación en el recinto, pero unidos por la conclusión del mensaje, el gabinete legal y ampliado. Así, 45 minutos después de iniciar, ha terminado.


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