Como comúnmente sucede cada enero (y en otros momentos del año), me suelo proponer ser una persona más saludable, lo que me lleva en parte a buscar hacer ejercicio con mayor frecuencia, mismo que me ha llevado a reflexionar algunos puntos al respecto. Para iniciar, a pesar de que existan distintos espacios para el ejercicio, me parece que salir a correr es uno de lo más democráticos y fáciles de lograr en la ciudad. Realmente es muy sencillo, no importa donde esté, con tan solo con unos tenis, una buena playlist y algo de iniciativa, puedo lanzarme a correr por las calles y parques; no hay que pagar subscripciones a gimnasios o equipamientos caros, simplemente hay que salir a correr. Si bien, considero que la fuerza de voluntad es el factor más importante para ejercitarnos de manera constante, hay aspectos culturales y ambientales que también pueden promover estas acciones. Aquí es donde el diseño urbano juega un papel fundamental fomentando el desarrollo integral de los habitantes.
¿A que nos enfrentamos al salir de casa? Posiblemente a una calle ordinaria, las banquetas mal niveladas, estrechas y con obstáculos. Probablemente estemos dispuestos a correr alguna distancia en estas, pero difícilmente a hacer todo nuestro recorrido exclusivamente en estos espacios. A menos que exista un parque o recorrido de mejor calidad accesible en un tiempo razonable, es muy posible que la actividad física sea desincentivada por la calidad de la experiencia. Misma que también está vinculada a cada persona, en aspectos como el género, la clase social, la condición física, etc. Sin embargo, hay algunos elementos de la experiencia que pueden ser mejorados desde la configuración de los espacios públicos.
Podemos empezar por la equidad espacial, que todos tengamos acceso a áreas verdes. En este sentido creo que los parques lineales consiguen los mayores logros. Por su disposición, permiten que muchas personas accedan a estos, el ejemplo más claro es la Línea Verde. A pesar de una superficie moderada, su gran extensión permite a muchas personas acceder a este sitio. Aunque, cabe resaltar que los parques lineales tienden a contar con puntos de conflicto vial, especialmente en las intersecciones con grandes avenidas. A menos que se tome gran atención y cuidado en el diseño urbano, estos cruces pueden desvincular secciones completas, que, entre otras cosas, afecta la calidad de experiencias al ejercitarnos. Si bien quizá sería demasiado sincronizar los semáforos para facilitar un trote constante, si considero que debería de ser prioridad asegurar un tiempo de espera bajo y un cruce seguro.
Por otra parte, la calidad de las superficies que pisamos es relevante. Y enfatizo en esto tras una reciente caída al tropezar con la rama de un árbol, aunque no paso de ser un momento de vergüenza. La superficie ideal depende mucho de cada corredor, incluso de consideraciones ambientales del contexto. Sin embargo, entre mejor nivelada y libre de obstáculos esté la superficie, mucho mejor para correr. Es importante que la misma tenga buena iluminación y arbolado. Esto amplía considerablemente los momentos del día en los cuales es posible ejercitarse, mejorando la percepción de seguridad en la madrugada y en la noche, y con una mejor sensación de temperatura durante el día. El mobiliario urbano también podría ser considerado, la existencia de bebederos, baños públicos, bancas y botes de basura también aportan sustancialmente a una mejora en la experiencia al correr.
Los factores sociales también son importantes de mencionar. Los grupos de corredores (y de otros deportistas) generan comunidad y compromiso, mismo que tiene un impacto en la constancia del ejercicio, esto más en unas personas que en otras. Por otra parte, este fortalecimiento del tejido social y apropiación de ciertos espacios públicos llegar a incidir positivamente en los mismos. He observado como la comunicación y articulación de distintos grupos de usuarios en algunos parques, que llegan a proteger y cuidar del mismo, generando acciones que van desde la limpieza de basura hasta la protección jurídica de las mismas áreas verdes.
Finalmente, ya sea si corremos o no, la ciudad debería de ofrecernos la posibilidad de un desarrollo integral, con espacios para acoger nuestras diversas actividades. Esta oferta urbana, se manifiesta en los espacios públicos y su diseño, mismos que repercuten ampliamente en nuestra calidad de vida, especialmente en la salud pública. Además, la activación de espacios públicos para corredores también traería beneficios para otros usuarios, como una mejora en la percepción de seguridad y el fortalecimiento del tejido urbano ¿Cuándo veremos inversión en las áreas verdes urbanas como un medio de mejora de las condiciones de vida y l