El otoño del presidencialismo mexicano o ¿será su invierno?
Ni siquiera los veinte años a los que se refiere Dumas en su obra, no se demandó tanto tiempo, hace dos años la victoria del eterno candidato (aún candidato), resultaba sórdida, cierto que ya se visualizaba una victoria electoral resultado de un sistema democrático que después sería denostado por quien resultó beneficiado, es paradójico, aunque no extraño, como suele suceder en lo inexplicable, del cómo los autoritarismos, intolerancias y estulticia, nacen y crecen abrigados bajo los principios de la tolerancia, cuando estas visiones son la antítesis de la tolerancia, son abono para actitudes intolerantes y cortas, regidas aún por el pensamiento mágico religioso.
Aunque pensándolo bien Carl Sagan lo describe bien en su obra: “Miles de millones”, con el predominio de la parte reptiliana del cerebro en donde se alojan instintos, pasiones y emociones, aún en la época contemporánea sorprende que la región del neocórtex no predomine, vea amable lector, el comportamiento en las discusiones con un matiz propio del ya de por sí bajo nivel en las discusiones futboleras, “Que si el América es tu padre” o el nacionalismo ramplón de que si las “Chivas son mejor que el otro” etc., de que la pasión y la razón son irreconciliables y así lo dicen quienes pierden el tiempo en esas discusiones, pues así sucede con la discusión política en México, el bajo nivel de la misma, entre cuyas causas están me atrevo a aseverar, la limitación en la discusión que realmente es un tara en una ciudadanía que se asume madura, (no se debe de hablar de religión, política o futbol), vean amables lectores, que desde lo más insignificante, se establecen barreras mentales de que eso no se discute porque se llegará a un brutal enfrentamiento, una sociedad o ciudadanos maduros pueden hablar de política o religión, exhibiendo las falacias de ambas posturas, y ningún ciudadano maduro se ofende, aprenden, porque a fin de cuentas, el respeto estará en la fe, esa condición o derecho de cada quién en creer aunque no exista evidencia. El futbol ni lo incluyo, porque ni siquiera es para comentar, pero sí para destacar cuáles son los basamentos de la discusión y nula o escasa capacidad de razonar.
Pasaron dos años, y siguen con la historia de los 30 millones, que para el análisis serio deben detenerse en saber que esa cifra también fue lograda gracias a los acuerdos de un presidente saliente Enrique Peña Nieto con un candidato que no lo perseguiría, recuerden uno de los debates, en que Andrés Manuel, le dice a Anaya, que él no lo perseguiría, y Anaya fue enfático en llevar a proceso a Peña si ganaba, la negociación de los gobernadores priistas y sus bastiones para apoyar a Andrés Manuel fue un hecho, al fin y al cabo el PRI y Morena son como primos hermanos, ni siquiera son socialdemócratas sino son la tradición del populismo en su máxima expresión.
Por ello, no es de extrañarse que los gobernadores priistas jugaron con los panistas respecto al Insabi y luego negociaron adhiriéndose, lo mismo harán, el PRI no es ni será oposición, será un satélite de Morena o del presidente, así que no es un aliado en quien confiar “saben vender su amor”.
Entonces, esos 30 millones vinieron de esa maquinaria arrendada por los priistas y su bastión como es el Eedomex y otras entidades priistas más, así que no es honesto que se rasguen las vestiduras el fariseísmo de la 4T; luego se tuvo al voto duro morenista, y un sector importante de ciudadanos que votaron en castigo a la forma ya desgastada de hacer política, así que Morena sólo cuenta con los votos duros, el de algunos priistas y de otros ciudadanos que aún confían, el PT y el Verde que son rémoras que saldrán caros a la 4 T a la hora de repartir las posiciones.
A dos años nos encontramos que AMLO más que Morena, tiene una oposición mayor quizás más representativa a la que han tenido otros presidentes, pero, lo más paradójico es que esa oposición no es de los partidos políticos y esa es la fortaleza y debilidad de AMLO no de MORENA, pues este partido político trajo los mismos vicios, como “partido cachatodo” la misma miopía de sus militantes y el oportunismo de quien quiere sobresalir en la política y adolece de inteligencia para innovar, solo destacan los bribones y vividores de siempre, que golpean, sabotean a cambio de concesiones de transporte, bares o licencias para vender alcohol o bueno se han modernizado y hasta gasolinerías o ser proveedores de implementos médicos para combatir el Covid.
Entonces que se puede pensar, y lo saben los priistas que sabrán negociar y dividir a un electorado, por otro lado, un Acción Nacional colgado en el pasado y doble moral aferrado a grupos en lo que predomina esa zona reptiliana como el Frente Nacional, alejado de las demandas sociales de un mundo diverso e inclusivo, y finalmente están los demás partidos buscando la merma y la carroña. Lo incierto es que sucede con una mayoría que es la sociedad civil organizada, que tampoco requiere remedos de candidatos ciudadanos o independientes con mucha iniciativa, pero nulo entendimiento del quehacer político.
Dos años transcurrieron y quizás el escenario no estuviera tan lamentable, si hubiera existido un equilibrio con una mayoría legislativa de oposición, a pesar de que el ejecutivo tuviera el control del presupuesto para seguir pagando a los “panfleteros en redes sociales” que, si han tenido impacto, pero cada vez es menor, pues se quedaron congelados en los estilos de hace 100 con la revolución bolchevique. Al igual que una oposición de la segunda fuerza política con un sector que se quedó estancado en el sinarquismo.
Insisto, la mentalidad política actúa bajo la zona reptiliana del cerebro y no pudo saltar al neocórtex, Sin embargo, hay algo que me atrevería a anticipar, López Obrador representa algo así como el último prototipo del presidencialismo arcaico mexicano, con sus acciones está fastidiando y agotando más la aceptación que tuvo el ciudadano común que actúa cada vez más en una sociedad dinámica, los estilos y políticas del siglo XIX, serán su tumba política y de ese viejo estilo que se negó a morir, AMLO representa el comienzo del deterioro de las figuras presidenciales todopoderosas. El dilema considero es si vendrá un ejecutivo que asuma lo que debe ser de conformidad con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es decir un administrador del poder ejecutivo, ( ninguno lo ha sido), que desempeña una función más en coordinación y contrapeso de la función legislativa y de aquella que debe velar por la constitucionalidad que es el poder judicial, pues a fin de cuentas la soberana es la constitución, o díganme ante quien protesta el presidente al asumir su cargo, así es, el presidente sólo debe ser un administrador que ejecute lo que la ley dice, un administrador con alta capacidad, pero hasta ahí, finalmente me pregunto ¿En qué momento el ciudadano se despojará de ese barroquismo inútil que le ha otorgado el don de todopoderoso a los políticos en especial al presidente?