APRO/Niza Rivera
La decisión de cambiar el nombre de La noche triste, en los 500 años de la batalla en la cual los mexicas expulsaron a los españoles de Tenochtitlan, y ponerle La noche victoriosa, corresponde a una justicia histórica basada en dos momentos:
Por un lado, el escrito de la segunda Carta de Relación de Hernán Cortés –dos días previos a esa noche–, donde reconoció el triunfo de los enemigos; y por el otro, a partir de la festividad de los pueblos originarios de Iztapalapa y Popotla, que han ubicado esa fecha desde 1992 como “La noche victoriosa” o “La noche de la victoria”.
Ambos hechos, en especial el segundo, le dieron a la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México los elementos para conmemorar el pasado 30 de junio la primera de muchas “noches victoriosas”, según comentó a Proceso su titular José Alfonso Suárez del Real.
Así, en medio de las disposiciones sanitarias por la pandemia, en las alcaldías Miguel Hidalgo e Iztapalapa de la CDMX se realizaron dos magnas celebraciones difundidas a través de redes sociales:
En la primera, en el antiguo barrio de Popotla donde se conservan los restos del ahuehuete en el cual –de acuerdo al mito– lloró Cortés, se colocó una placa en la que se lee: “500 años de la noche victoriosa… 30 de junio de 2020”.
Y la segunda en Iztapalapa, durante un acto en memoria del señor de Cuitláhuac, quien consiguió la derrota de los conquistadores.
Se sumó la serie digital Voces de la historia de México Tenochtitlan. 700/500, estrenada el 11 de diciembre en cultura.cdmx.gob.mx, misma que narra diversos acontecimientos históricos, a partir de los textos de cronistas en voz del mismo Suárez del Real, para contrastar visiones de distintos cronistas.
La conmemoración del 30 de junio enmarca tres renombramientos en puntos históricos de la CDMX, a efectuarse entre 2020 y 2021, a propuesta del organismo oficial capitalino: La avenida Puente de Alvarado se llamará “Puente Cuitláhuac” o “Puente de la victoria”.
La estación del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro Zócalo, corazón del Centro Histórico, será “Zócalo/México-Tenochtitlan” o simplemente “México-Tenochtitlán”.
Y el nombre de la estación del Metro Mixiuhca crecerá a “México-Mixiuhca”.
Para Suárez del Real, de acuerdo a las lecturas históricas que ha realizado sobre el acontecimiento bélico, la ambición, el miedo, la lluvia y la noche son los factores que hicieron sucumbir a los españoles ante un ejército al cual los mismos pobladores mexicas se unieron.
Sobre La noche victoriosa, Eduardo Villegas Megías, filósofo y coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México del Gobierno Federal, asevera en videoconferencia que la conmemoración del 30 de junio, a pesar de haberse retraído debido al Covid-19, es sin duda un punto de partida rumbo a los 500 años de la caída de México-Tenochtitlan en 2021.
Incluso informa que hubieron de cancelarse los planes de una magna exposición contemplada para la estación del Metro Zócalo, y da a conocer que, sobre el nombre de La noche victoriosa, el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió en su momento “no exacerbar los ánimos, y mesura en la búsqueda de un equilibrio hacia el pasado”.
También Villegas adelanta que, tras la conmemoración del pasado 30 de junio, la Comisión Presidencial de Hechos, Proceso y Personajes Históricos de México, del Gobierno Federal, tiene la encomienda de preparar los festejos para 2021 por los 500 años de la caída de México-Tenochtitlan.
Explica el filósofo: “Aunque los trabajos están parcialmente suspendidos debido a la atención sanitaria en el país, esperamos que se puedan retomar pronto y consistirán en planear actividades con 32 países, uno con cada estado de la República para trabajar temas concretos, ya que los 500 años de la caída de México-Tenochtitlan, si bien puede ser un acontecimiento doloroso, estamos buscando plantearlo desde otra narrativa independiente al derrotismo, o a ‘los sufridos’.
“Sería una narrativa asociada a las resistencias, es decir, el mundo no terminó en 1521, sino que los grupos originarios, que en muchos casos mantuvieron una resistencia a lo largo del periodo novohispano, sobreviven en muchos casos hasta nuestros días.”
Para culminar, expone que 2021 será un año de diálogo y sobre todo de reflexión, y en la medida que se pueda y lo permita la austeridad republicana –que muy seguramente tendrá aún el tema de la salud como prioridad nacional–, “habrá una conmemoración digna al respecto”.