Cremosa leche o jocoque/ Opciones y decisiones  - LJA Aguascalientes
23/11/2024

El proceso de selección de cuatro nuevos consejeros del INE viene a dar una fresca bocanada de oxígeno al órgano responsable de organizar y contar los votos electorales, en avance de la -en ocasiones- sofocada democracia mexicana. Este procedimiento parlamentario había sido puesto en riesgo debido a la interferencia de protagonismos personales inaceptables y de facciones partidistas minoritarias cargados de intereses meta-políticos, bajo argumentos de vicios del pasado y una inconfesa pero manifiesta pretensión de mayoriteo cameral. 

Con 399 votos a favor, 5 en contra y 5 abstenciones, la cámara baja eligió a Norma Irene de la Cruz Magaña, Carla Humphrey Jordan, José Martín Fernando Faz Mora y Uuc-Kib Espadas Ancona como nuevos miembros del árbitro electoral. Durante una sesión extraordinaria, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó a los nuevos cuatro integrantes del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) para el periodo 2020-2029. (Fuente: Forbes. Arturo Ordaz Díaz. Julio 22, 2020. 8:11 p.m. / www.forbes.com.mx/politica-camara-diputados-aprueba-nuevos-consejeros-ine/). 

La misma fuente corrobora: – Sin embargo, en días anteriores el proceso se vio envuelto en polémica, ya que más de 75 legisladores de Morena y del Partido del Trabajo mostraron la inconformidad sobre la lista de aspirantes que remitió el Comité Técnico de Evaluación a la Junta de Coordinación Política de San Lázaro.

Así concluye un decisivo paso preparatorio para la planeación estratégica y acción cívica de la próxima elección intermedia de 2021, que justo a la mitad del sexenio lopezobradorista habrá de reconstituir importantes espacios de representación política en todo el territorio del país. Factor del cual deriva la importancia de esta renovación interna del cuerpo ejecutivo del INE, cuyo centro neurálgico debe controlar los mecanismos reflejos que, al final,  pulsan la salud pública de la representación ciudadana.

Encuentro una gran similitud del presente acuerdo mayoritario, en la importancia y significación para la democracia mexicana, con aquel que en su momento tuvo la discusión acerca de los candidatos independientes. Hagamos memoria. El núcleo de la cuestión residía en pretender conformar una opción “genuinamente ciudadana”. 

Así se expresó explícitamente la que era ya candidata independiente Margarita Zavala, y así lo manifestaron  precandidatos como el gobernador de NL, Jaime Rodríguez Calderón, “el Bronco”, el senador Armando Ríos Piter –más el excanciller Jorge Castañeda que declinó a su favor-, Pedro Ferriz de Con, María de Jesús ‘Marichuy’ Patricio – representante indígena y el ya descartado Emilio Álvarez Icaza, entre los más notorios. 38 postulantes a competir por el cargo de Presidente de la República. (Nota mía: LJA. Héroes contra villanos. Sábado 14 de Octubre, 2017). 

No es casual que desde la creación del IFE, Instituto Federal Electoral, y su evolución al actual INE, Instituto Nacional Electoral, se haya a la par metamorfoseado de los originales “consejeros ciudadanos” – precisamente para destacar su naturaleza auténticamente ciudadana- a los “consejeros electorales”, para congelar fríamente su status de simples “electores”, es decir, regresamos a aquel trabalenguas de que los candidatos ciudadanos se quieren conciudadanodesrelativizar, y quien los conciudadanodesrelativizare, muy buen conciudadanodesrelativizador, será. Bueno, desde mi punto de vista, es lo que está ocurriendo con la presente selección consegeril, nada trivial por cierto.

Pienso que ahora, a la distancia, podemos convenir en que este retorno a la “ciudadanía” pura y simple, en realidad resultó una pretensión de legitimación del candidato independiente en cuanto que tal. Y existía razón suficiente en ese argumento de reconquista de la “legitimidad” con que resultara electo, ya que abiertamente impugnaba el status de falta de representatividad de los militantes partidistas en turno; pero también de las propias instituciones partidarias que los postulaban; lo que incluía la denuncia en contra del gobierno en turno, asumiéndolo como sumido en la corrupción, la impunidad, la carencia de legitimidad para ejercer el poder político y, por ende, la cero representatividad ciudadana que venía comportando su actuar. 

En suma, fue la deslegitimación del sistema de partidos la bandera y una personal reivindicación política que esgrimieron todos a una, quienes fueran candidatos independientes


Hoy, damos un paso decisivo, acaso azorados, pero ciertos de que las pretensiones inconfesas del actual bloque en el poder morenita se ha topado con un dique ciudadano, probablemente trastabillante, pero decidido a no dejarse arrebatar años de luchas auténticamente ciudadanas, por construir las instituciones democráticas que nos den visos y esperanzas verosímiles y por tanto creíbles de un futuro mejor. 

Este hito, del desplante del Poder Legislativo frente a las rebuscadas insinuaciones y lances de esgrima del Poder Ejecutivo y sus corifeos, yo juzgo que sí ha de servir para decantar los indeseables residuos o asientos de los deliciosos jugos de la apropiación del poder político, con pretensiones de representar a un todo, el pueblo; pero, al final, un servicio cierto a la tentación de autoritarismo centralista. Verdaderamente, hoy, lo que se puso  en juego es un desplante democrático, hegemónico de las mayorías (entiéndase de Mayoría Relativa) y por resultas históricas, auténticamente dialéctico que no –como se perfilaba- polarizante y anti-unificador de México. 

Debemos tomar clara y nítida conciencia acerca del gradiente de “calidad ciudadana”, respecto del cual hemos recorrido un continuum que inició con gran energía y audacia (creación del IFE), pero que desafortunadamente no continuó en ascenso, sino que se pronunció a la baja debido a las sucesivas “reformas” del órgano autónomo electoral, hasta llegar al INE, –digamos ahora, que es de curva aplanada-, con riesgo ulterior de empinar su trayectoria, debido a interesadas intervenciones mayoriteras, como las que avistamos. 

¿Qué instinto de sobrevivencia –dígase enfáticamente partidista- impulsó a los candidatos a consejeros electorales, que fueran menguados ya en número de 333 a nivel nacional, y debieran ser escrutados por el INE/CIDE, de cuyos remanentes fueron conformados los Organismos Públicos Locales, OPLE’s – electorales- de cada estado? Lo que deja muy en entredicho aquello del IFE original que designó con el muy honroso epíteto de “consejeros ciudadanos”, título de altísimo honor que fue borronado en la corta existencia del órgano supremo electoral de México, para quedar simplemente en consejeros electorales, dimensionados por su mera función pragmática, pero ya no por su calidad representativa de proveniencia, abolengo, pedigrí y cepa del mismo pueblo mandante.

La presente coyuntura política nos enseña que no podemos, no debemos permitir que visiones autoritarias y divisorias del todo nacional agríen lo que aquella misiva ancestral anunciaba, de la conquista de esa tierra: “que mana leche y miel”, se convierta en jocoque agriado por la injerencia indebida en los órganos autónomos, tan claves para la salud democrática del país, como demuestra el presente. 

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