Estaba repasando un libro que suelo frecuentar mucho como un documento de consulta y que resulta de gran importancia para mi trabajo, se llama Cómo escuchar la música del compositor y musicólogo estadounidense Aaron Copland, y me concentré en el capítulo dedicado a la música de cine.
El autor dice al inicio del capítulo que la música de cine, el soundtrack, tiene la capacidad de ejercer una fascinación propia, es decir, la música tiene vida y un encanto especial independientemente de la película para la cual fue creada, aunque como sabemos, no siempre la banda sonora de una película fue creada específicamente para esa cinta, se suele tomar alguna obra musical y usarla para un film determinado, pongo por ejemplo el Adagietto de la Sinfonía No.5 de Gustav Mahler que fue utilizado para la película Muerte en Venecia de Luchino Visconti sobre la novela del mismo nombre de Thomas Mann, Walt Disney echó mano de varias obras clásicas para su película Fantasía, de todas ellas usó fragmentos, entre ellas podemos contar la Sinfonía Pastoral de Beethoven, la Danza de las Horas de Ponchielli, el Ave María de Schubert, la Consagración de la Primavera de Stravinsky, y algunas más. El segundo movimiento del Concierto para piano y orquesta No.21 de Mozart se utilizó como banda sonora de la película sueca Elvira Madigan y quedó tan relacionado con esta cinta que mucha gente se refiere así a esa obra, como el Concierto de Elvira Madigan, también se utilizó en la cinta francesa Le Concert.
En México, por ejemplo, tenemos grandes obras musicales compuestas para el cine, como es el caso de la Noche de los mayas de Revueltas, por cierto, en este caso concreto, la banda sonora superó por mucho las expectativas del film y la música con la orquestación de José Yves Limantour adquirió, con toda justicia y merecimiento, carta de independencia de la película, y por supuesto que la creación de Revueltas es mucho más conocida que la película, que con un libreto muy débil, solo se salva, además de la música, la fotografía de Gabriel Figueroa. Y ya que estamos con Revueltas como compositor de música de cine, no hay que olvidar mencionar la música de la película Redes, en este caso con resultados muy diferentes desde el punto de vista cinematográfico, una película muy bien lograda en donde los pescadores en el puerto de Alvarado, Veracruz son los protagonistas de una cinta que si fuera ópera sería de un encantador verismo.
Siguiendo con el libro de Copland, el maestro nos propone la cuestión de qué tan importante es la música a la hora de ver la película por vez primera, dice Copland que la mayoría de los cinéfilos pasan desapercibida la banda sonora, no obstante es determinante por el impacto causado en el film, el autor del libro sostiene que si al terminar la película le preguntáramos a algún asistente a la sala de cine si disfrutó de la música, es muy probable que responda: ¿Verdad que no se supone que uno esté escuchando la música? o, ¿no se supone que trabaje en el inconsciente, sin tener que escucharla directamente, como si se estuviera en un concierto?
Pero ante esta situación cabe preguntarse, ¿qué tan importante es la música en el resultado final de una película?, qué tan responsable es la banda sonora del éxito o del fracaso de una cinta? Copland continúa en el tema diciendo: “¿Se debe escuchar la partitura de una película? Si el cuestionado en un músico no hay problema, porque lo más probable es que no pueda menos que escuchar. Para mí –dice Copland- más de una buena película ha sido arruinada por una partitura deficiente. ¿Ha pasado usted por la misma experiencia? ¿Sí? Entonces puede felicitarse, usted definitivamente tiene oído musical.
Evidentemente la música en una película es de singular importancia, de eso no hay la menor duda, y todo esto lo menciono por la reciente pérdida de uno de los más grandes compositores de música de cine, podemos decir que Morricone es un compositor específicamente de música de cine, y a estas alturas y hablando de un compositor de su estatura, ya resulta intrascendente cuántos premios ganó, cuántas nominaciones tuvo para el Oscar, en fin, todas esas cosas resultan interesantes y atractivas, y claro que son importantes para el que gana o aspira a ello, pero de ninguna manera son un termómetro para medir el talento o el valor de una obra musical o del compositor, es como si le diéramos valor a un disco por la cantidad de copias vendidas, eso es, por supuesto inadmisible cuando lo que verdaderamente nos interesa es evaluar la calidad de un compositor o de una obra musical.
Con un compositor de música de cine tan grande como Ennio Morricone solo nos queda disfrutar su música, llenarnos de ella y saborearla a grandes tragos, por Dios, se habla de no sé cuántas películas musicalizadas, eso es lo menos importante, cuando nos sentamos con toda la intención de disfrutar su música, independientemente de la película para la que fue creada, por ejemplo, El bueno, el malo y el feo, Cinema Paradiso, Una vez en América, La Misión, Los intocables, La leyenda del pianista en el océano, en fin, la que se te ocurra, no piensas en los premios ganados ni en las ventas logradas ni en nada de esas nimiedades, simplemente en la grandeza de su discurso musical, y como director de orquesta resulta imprescindible, sobre todo cuando Morricone dirige a Morricone, así que a disfrutar.