“Nos encanta coquetearle al desastre”
El mundo ha sido sacudido por un virus que ha plasmado el terror y los peores momentos en cuanto a salud se refiere. Países como España, Italia, Estados Unidos, Brasil, han sufrido pérdidas humanas muy severas. Pero en México el Covid-19 es un mito, es una conspiración del gobierno chino. En todos los segmentos sociales y económicos hay personas que desestiman la veracidad de este virus. Hay quienes simplemente no creen en él, hay a quien le resulta más importante el tema económico que el de la salud. Únicamente el personal médico se ha visto preocupado y ocupado ante la situación.
El periódico de circulación Nacional “El Universal” refirió que México es el séptimo país con más muertes en el mundo. El Gobierno Federal ha fallado en toda su estrategia, como dicen una cosa, dicen otra, las cifras de López-Gatell no coinciden con la que reportan los gobernadores. Existe una total y completa incertidumbre sobre lo que está sucediendo, mientras algunos países como Canadá, Argentina y Grecia han establecido sistemas subsidiarios para incentivar a la economía y hacer una estrategia integral, las noticias en México exhiben que en los centros de salud ni siquiera existe el material necesario. Y por otro lado se ve al hijo de Manuel Bartlett haciendo negocio a diestra y siniestra con los insumos médicos. Nunca hemos estado preparados para hacer frente a una situación así, pero lo que es peor, es que nunca hemos estado en posibilidad de manejarla. Creo firmemente que tenemos al peor gobierno en el peor momento.
“¿Puede haber algo más ridículo que la pretensión de que un hombre tenga derecho a matarme porque habita al otro lado del agua y su príncipe tiene una querella con el mío, aunque yo no la tenga con él?”. Blaise Pascal.
Considero que existe una variable que ningún gobierno en México puede controlar, me refiero a la disciplina de la gente. ¿Acaso el gobierno puede exigirle a la gente de que vive al día que se quede en casa? ¿Acaso el gobierno puede pedirle a una familia de seis personas que se quede en su casa cuando el padre de familia padece alcoholismo y el espacio es verdaderamente reducido? La respuesta evidente es no. No existen condiciones para que se pueda contener esta situación mediante las recomendaciones de un gobierno que no está coordinado y que tampoco tiene el control.
Aunado a la situación, la economía se ha frenado porque se quiere prevenir, para no lamentar, pero el esfuerzo ha sido estéril, simple y sencillamente el mexicano no sigue reglas ni protocolos. De tal modo que, si una estrategia no funciona, pues entonces, no tiene sentido frenar a la economía, el contexto es irónico y carente de objetividad, pero al mismo tiempo es pragmático.
Existen distintas aristas para poder entender el concepto de normalidad, en mi particular opinión no deberíamos volver a lo mismo, demasiada velocidad, demasiado consumismo, la gente del mundo había olvidado la importancia de lo más básico, la familia, tener tiempo de tener tiempo. México es un país hermoso, con una herencia bendita en recursos naturales y también con el deseo de esperanza, sin embargo, la falta de conciencia hace que seamos inmunes a la realidad, la falta de sensatez, hace que seamos una amenaza contra nosotros mismos, vivimos clamando por justicia, cuando en el andar diario permitimos todo, solo cuando las líneas de la tragedia llegan a nosotros, volvemos a clamar por justicia.
El desorden que existe no es casualidad, es necesario dilucidar las proporciones de la fuerte crisis que más allá de los datos erróneos, de las noticias amarillistas y trágicas, de la narrativa sesgada o las reacciones impulsivas, sigue avanzando. Cuando la pandemia quede bajo control, las consecuencias se manifestarán directamente en la población, en los aspectos económicos, psicológicos y sociales y aunado a la tesitura, los costos políticos llegaran de manera consecutiva.
El país expresa un ánimo de desesperación, el miedo a morir, el miedo a perder lo que se tiene, el miedo será un enemigo verdaderamente difícil de vencer. Como toda la gente actúa a criterio, entonces no habrá control de nada. Pero esa alegoría nos hace inmunes, esa ironía es característica del mexicano, como no importa, entonces existe inmunidad.
Dentro de la percepción es fácil entender la situación, no puede afectar algo que no importa. Eso es la normalidad en nuestro tiempo.
El tiempo es el mejor juez.
In silentio mei verba. La palabra es poder.