Las vías del tren y complejo ferrocarrilero tienen una carga y densidad histórica como pocos sitios en Aguascalientes. Es una de esas escasas infraestructuras que se habitan extensivamente y que generan amplitud de experiencias en las personas, siempre presentes en la memoria histórica. Ha pasado el tiempo, y donde hace años había talleres de tren, hoy se estudian artes o se hacen eventos. Sin embargo, estos cambios de actividades que son el reflejo de la transformación de la sociedad y era, han traído consigo también intervenciones arquitectónicas, unas más atinadas que otras. Pero por lo general creo que se ha banalizado y degradado el sitio.
Salvo a la estación de Tres Centurias, la mayoría de los edificios de los talleres son simples naves industriales ornamentadas. Individualmente sería difícil identificar su valor arquitectónico, pero las relaciones que tienen y la propuesta como conjunto valen la pena de destacar y proteger. El complejo es un episodio en la historia de la ciudad, inherentemente un generador de identidad. Ya afirmaba el ilustre arquitecto español Rafael Moneo:
La conciencia de la realidad comienza con el “conocimiento del lugar”
Y parece que muchas de las intervencionesarquitectónicas que se han hecho no han identificado este “valor de conjunto” que existe en el complejo. Ahí está muy claro el caso de la sala de conciertos de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes. Un recinto donde se practica y promueve una de las Bellas Artes, lugar que creo debería expresar la elegancia, refinamiento y nobleza de la música clásica. En realidad, vemos un edificio que olvida su contexto, contrastando con un lenguaje propio, compuesto por volúmenes zigzageantes de alucobond; similar al deun banal strip mall o incluso de alguna bodega pobremente decorada. Misma construcción que no cuida los remates visuales del conjunto existente, incapaz de redefinir y aportar a las relaciones de volúmenes que ya vemos construidas. A pesar de su escala y vocación, existe tímidamente rodeado de palmas enfermas, incluso eclipsado por un pequeño edificio de ladrillo y muros blancos que está justo enfrente y que resulta más atractivo. Lo que me preocupa es que es un edificio que debería de expresar las aspiraciones culturales de la ciudad, redefinir al aguascalentense contemporáneo desde la historia.
El caso del nuevo Hospital Hidalgo no es muy diferente, un edificio blanco, alto y con una planta triangular. Mismo que niega los ejes ortogonales de los talleres y se desplanta girando de manera arbitraria (eso percibo yo), dando ángulos que incluso son agresivos al visualizar la totalidad del volumen construido. Cabe recalcar que el desarrollo de un proyecto arquitectónico para un hospital es una tarea muy compleja, pero creo que se podría haber logrado algo que no contaminara el paisaje. Con un carácterde hospital, pero con el reflejo del fin mismo del edificio, ser fuente de vida.
Y no se escapa el “puente peatonal” recién inaugurado frente al hospital. Para empezar, no funciona, incluso empeoró la circulación sobre la banqueta y ciclovía poniente en Gómez Morín, generando un sitio potencial para accidentes viales y, asimismo promoviendo el exceso de velocidad por parte de los automotores. Vale la pena mencionar su impacto en el paisaje, específicamente en el horizonte. Me parece que la linealidad del complejo se puede vivir similar a un río, con esto me refiero que, al caminar, correr o andar en bicicleta es como ir por un malecón (excepto por la incomodidad que generan los autos), pero el principio es el mismo. Tenemos una amplia perspectiva donde la tierra y el cielo se encuentran en el horizonte (si se que es una visión super cursi). Pero creo que esta propiedad del sitio era valiosa, solo que ahora se interrumpe por un puente, sin propuesta arquitectónica y además cargado de publicidad (¿O propaganda?) de las autoridades responsables de su construcción. La ciudad es paisaje ¿Qué mensaje queremos que nos transmita?
Y quizá al estimado lector le podría parecer una críticasobre detalles de poca trascendencia. Creo que no es así, todo lo que edificamos tiene un mensaje y un impacto en nuestras vidas. Hay discurso, historia y poesía en los espacios. Si no cuidamos y valoramos nuestra ciudad nadie lo hará por nosotros, y si me enfoco en estos temas es precisamente por esto, por amor a Aguascalientes, a su historia y a su gente.Finalmente, cierro con una cita del antropólogo español Emilio Santiago Muiño:
“El mensaje del que hace apología todo edificio: hacer de la belleza una experiencia integrada en la vida cotidiana, y no un objeto de consumo segmentado”
¡No permitamos que se normalice la fealdad en Aguascalientes!