La historia de la gráfica en Aguascalientes tiene un ancla innegable en el maestro artesano José Guadalupe Posada, uno de los grandes nombres de la historia del arte en México.
Pero el fenómeno Posada no puede ser explicado sin comprender que existe una tradición gráfica antes y después de él, vamos, que en Aguascalientes hay una historia propia de las artes gráficas que transita desde la introducción de la imprenta en el siglo XIX hasta la profesionalización de las artes y el establecimiento de talleres de grabado auspiciados por el estado y los recientes espacios independientes.
Merece la pena reconocer esta historia para poder comprendernos en este momento en el qué, necesariamente, estamos volteando hacia nosotros mismos. Es por ello que inicio una breve historia de la grafica a través de esta columna, como un pequeño reconocimiento a quienes han forjado a lo largo de más de ciento cincuenta años la tradición gráfica de Aguascalientes. Esta historia no puede ser explicada sin la introducción de la imprenta.
La imprenta se introdujo en Aguascalientes en 1826 y durante más de veinte años fue complejo su sostenimiento, en esos años un largo peregrinar de impresores intentó establecerse definitivamente pero la inestabilidad política y económica local y nacional lo dificultaron.
Fue la larga pugna por la separación de Aguascalientes respecto de Zacatecas, el hecho histórico que incentivó a la definitiva estabilidad de la imprenta local y con ella el desarrollo de las artes gráficas.
La enseñanza del dibujo y las escuelas nocturnas para artesanos fueron un factor fundamental para que los talleres de imprenta y los nuevos artesanos, mejoraran y perfeccionaran su técnica y con ello iniciara a fraguarse un incipiente escuela de gráfica.
Gracias a las investigaciones de Luciano Ramírez, profesor-investigador del Departamento de Historia de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, sabemos el papel que tuvieron las diversas escuelas de dibujo en la formación de las artes desde que se estableció en 1832 la Academia de Dibujo de Aguascalientes.
Con las escuelas de dibujo se buscaba la educación en las artes de las y los aguascalentenses y a la par de esos cursos o talleres se abrieron otros para artesanos con el objetivo de que aprendieran dibujo mecánico y lo aplicaran a sus quehaceres, de esta manera mejoraría la manufactura local y ayudaría al mejoramiento de sus condiciones laborales.
Pero en realidad el desarrollo de la gráfica local se dio en un taller de artesanos y fue José María Chávez su principal promotor, introductor e impulsor.
José María Chávez abrió su taller de imprenta denominado “El Águila” con su hermano Pablo Nepomuceno en 1835, pero por problemas políticos tuvieron que cerrarlo en 1838. José María volvió a abrirlo en 1848 y hasta 1870 cerró definitivamente sus puertas.
El taller de José María no era sólo de imprenta, en él había fragua, carpintería y herrería, pero fue la imprenta su más amada vocación. Conciente a lo largo de su vida de su posición de artesano, buscó por todos los medios posibles y conocidos el progreso de su gremio, así fundó cajas de ahorro, sociedades mutualistas, periódicos y hasta una pequeña biblioteca.
Su taller llamado “Imprenta de José María Chávez”, que después pasaría a ser “Talleres de José María Chávez e hijos” hasta llamarse “El Esfuerzo. Establecimiento industrial y de artes de J. María Chávez e hijos” desde 1862, fue la escuela de artesanos y de artes gráficas que fundó la gráfica en Aguascalientes.
Amante incansable de las letras y fiel defensor del progreso de la población a través de las artes y la educación, fue el primer maestro artesano que creó un escuela en Aguascalientes. Recordemos que un taller de artesanos funcionaba jerárquicamente, en él se ingresaba de pequeño y se iba aprendiendo el oficio desde lo más básico: preparar papel, tinta, limpiar las cajas y herramientas, entre muchas otras cosas. Conforme se iba avanzando en conocimiento y años se les iba enseñando el oficio, que podía ser de tipógrafo, grabador, litógrafo, encuadernador y hasta llegar al más alto de los niveles: maestro artesano. Así se formaron los primeros grabadores, litógrafos, encuadernadores y tipógrafos de Aguascalientes.
José María Chávez era maestro tipógrafo, lo aprendió de Antonio Valadés, quien a su vez lo aprendió del primer tipógrafo que se estableció en Aguascalientes por unos años, Juan María Gordoa.
Antonio Valadés fue, además de tipógrafo, el primer grabador de Aguascalientes, él introdujo el primer curso de grabado en la Academia de Dibujo de la cual fue director entre 1836 y 1839. Valadés fue además, el primer impresor del taller de los hermanos Chávez, es ahí dónde José María aprendió el oficio.
A Valadés le debemos la introducción de la técnica del grabado en Aguascalientes, sin embargo fue Chávez quien la desarrolló a lo largo de los años en su taller.
Gracias al capital que fue acumulando, José María pudo ir creciendo su taller, inició con una prensa tipográfica manual pero consciente de la importancia de la imagen para acompañar libros y periódicos, fue adquiriendo más herramienta y maquinaria para el grabado hasta lograr comprar una prensa litográfica en 1855. El taller de Chávez era el único en su tipo en todo el Estado, porque contaba con todos los medios para el desarrollo de la gráfica.
Los artesanos que desarrollaron el grabado y litografía se formaron en el Taller de Chávez, pero perfeccionaron la técnica en las clases de la Academia de Dibujo, gracias a ello se fue formando una escuela local. De esta manera empezaron a destacarse los primeros grabadores y litógrafos de Aguascalientes, todos relacionados al taller de Chávez: Antonio Cornejo, Jesús F. López, Trinidad Pedroza, Sóstenes E. Chávez, Francisco Valadés y Macedonio Palomino.
Cornejo y F. López eran contemporáneos de Chávez y se destacaron más como escritores y fundadores de la literatura local, pero el resto, todos jóvenes y de otra generación, fueron los que dieron continuidad a la escuela de Chávez e iniciaron la consolidación de la grafica en Aguascalientes, dotándola de una identidad y perfeccionamiento técnico, particularmente Trinidad Pedroza, del cual hablaré en la próxima entrega.