Distracción/ Bajo presión - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Nada por aquí, nada por allá, suele indicar el ilusionista mientras realiza su acto. Ahora lo ves, ahora no lo ves, distrae para llevar a cabo el truco, la magia ocurre y algo aparece, se modifica o desvanece ante nuestros ojos. Abracadabra y un movimiento que lleva nuestra atención de un sitio o momento a otro. Se aplaude como un reconocimiento a la habilidad del artista, nadie cree que esa estatua gigantesca realmente haya desaparecido, que la ayudante fue partida en dos o que el conejo en el sombrero no estaba ahí antes, se aplaude el desarrollo de la técnica que se aprovecha de nuestra distracción.

Actos vandálicos durante la protesta, así sintetizaron varios medios de comunicación el saqueo, la violencia, la agresión a los periodistas, el robo a los transeúntes. Por varias horas los reporteros intentaban describir los movimientos erráticos de una centena de jóvenes agresivos que impunes caminaban saqueando tiendas de conveniencia, destruyendo monumentos, dañando el patrimonio público y privados, destrozando la infraestructura urbana rumbo al centro de la Ciudad de México.

Los encapuchados avanzaban y retrocedían para retrasar su encuentro con la policía, que a lo largo del trayecto nunca apareció, pudieron hacer los destrozos que quisieran, con la venia que otorga la ausencia cobarde de quien debe brindar seguridad a todos los ciudadanos, no esconderse en el argumento de que no caerán en la provocación que busca la represión policiaca.

Actos vandálicos durante la protesta, insistían los medios de comunicación, sin señalar, durante horas, cuál era el motivo de la protesta, los encapuchados no gritaban consignas, no pintaban lema alguno relacionado con la expresión de su furia. Al final del saqueo, cuando los encapuchados decidieron que ya era suficiente e, insisto, sin presencia policial alguna, los saqueadores, desde una azotea, dijeron que marcharon contra el abuso policial del que fue víctima la adolescente Melanie el pasado viernes, cuando fue pateada por varios policías tras manifestarse por los asesinatos de George Floyd y Giovanni López.

El saqueo a las tiendas, la destrucción de inmobiliario, la violencia, no tienen nada que ver con la protesta, no hay forma de ligar las agresiones con alguna demanda legítima, tampoco con la expresión ideológica con que se identifican, el anarquismo insurreccionalista. De acuerdo a Carlos Illades este movimiento “se extendió en el último cuarto de siglo en no pocos países, mientras en México ha ganado terreno y notoriedad en la protesta pública de los años recientes, más todavía en las manifestaciones de 2019 con motivo de la violencia de género y el quinto aniversario de la Noche de Iguala”. No comparto con el profesor de la UAM esta vinculación.

Los encapuchados sí han alcanzado notoriedad, pero no por sus reivindicaciones sino como el elemento disruptivo que opaca los motivos de la protesta. En marzo de este año, durante las protestas feministas, de nuevo en la Ciudad de México, este grupo vandálico apareció violentamente y con su actuar oscurecieron las demandas de las mujeres, en los medios se habló de los destrozos, no de las exigencias. Ocurre una y otra vez, antes de las pancartas, de los discursos, de las exigencias de los manifestantes, lo que se visibiliza es la violencia, no el erradicar la violencia de género, no la aclaración sobre el destino de los 43 normalistas, no el detener la brutalidad policiaca o exigir justicia para alguien, lo que prevalece por encima de todo son las imágenes de los encapuchados agrediendo a todos, arrasando a su paso.

Actos vandálicos durante la protesta, escuché y leí demasiadas veces, creo que todos nos quedamos esperando la conclusión de la frase, ¿cuáles eran las demandas?, no ocurrió, la supuesta demanda de justicia para la joven Melanie fue un pretexto, un hábil movimiento de manos que logra captar nuestra atención sobre algo y distraernos de otra cosa, ¿qué y quién desaparece ante nuestros ojos los motivos legítimos por los que protestamos?, ¿qué cambio estamos dejando de exigir?

Coda. En Sobre la violencia, Hannah Arendt distingue: “En resumen: políticamente hablando, es insuficiente decir que poder y violencia no son lo mismo. El poder y la violencia son opuestos; donde uno gobierna absolutamente, el otro está ausente “. Gobierno que justifica su ausencia para no caer en provocaciones, sin duda, está dejando su lugar a otro, ¿a quién?

 


@aldan


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Edilberto Aldán
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Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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