APRO/Mathieu Tourliere
La propuesta del gobierno mexicano para que el presidente Andrés Manuel López Obrador viaje a Washington a celebrar la entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y “agradecer” a Donald Trump su apoyo durante la pandemia y por “respetar la soberanía” de México, desató hoy una serie de críticas.
En ellas se advierte que el magnate aprovechará el encuentro para dar un nuevo impulso a su desastrosa campaña electoral y su deteriorada imagen, con la finalidad de conseguir la reelección en noviembre próximo.
Después de que López Obrador confirmara el viaje, Arturo Sarukhán, exembajador de México en Estados Unidos, consideró que se trata de un “error colosal –político-electoral, diplomático y estratégico– a largo plazo para la relación bilateral con Estados Unidos y la sociedad estadunidense”, pues “a Trump sólo le interesa usar al presidente mexicano como un accesorio de teatro a la luz de las elecciones”.
El diplomático retirado, ahora consultor, deploró en sus redes sociales que la visita será leída en Estados Unidos como un “espaldarazo al mandatario más polarizante en la vida moderna” del vecino país del norte, y aseveró que el equipo de Joe Biden pasará una “factura política y diplomática muy onerosa” al gobierno de López Obrador en caso de que el integrante del Partido Demócrata gane las elecciones.
A lo largo del día, académicos, analistas y exdiplomáticos equipararon el viaje de López Obrador con la muy polémica visita que el entonces candidato Trump hizo a México en agosto de 2016, cuando fue recibido por el expresidente Enrique Peña Nieto como si se tratara de una visita de Estado, pese a que el magnate vociferaba a diario contra México y los mexicanos en su campaña para la presidencia de Estados Unidos.
Ante la creciente ola de comentarios negativos, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) lanzó una estrategia de gestión de daños, en voz de Roberto Velasco Álvarez, director general para América del Norte y brazo derecho del canciller Marcelo Ebrard Casaubón.
En una serie de mensajes publicados en sus redes sociales y difundidos por la SRE, Velasco aseveró que “el encuentro propuesto por el presidente López Obrador tiene como objetivo la promoción de nuestros intereses y no se inserta en procesos políticos internos de los cuales México es respetuoso”, y entre líneas se refirió a las críticas como una “apreciación precipitada”.
Tras afirmar que el encuentro “responde a una amplia estrategia diplomática que comenzó desde la transición de 2018”, Velasco, quien hace dos semanas todavía era vocero de la Cancillería, sostuvo que durante la crisis sanitaria desatada por la pandemia de Covid-19, “Estados Unidos mostró su solidaridad con México” mediante el envío de “ventiladores y mascarillas de muy alta calidad, a precios incluso menores a los del mercado internacional”.
Durante su conferencia matutina, el presidente López Obrador confirmó que “es muy probable que vaya a Washington y me reúna con el presidente Trump” en fechas muy cercanas. Dijo que se trataría de celebrar la entrada en vigor del T-MEC, pero también de agradecer al gobierno de Estados Unidos “y al presidente Trump en particular” por el envío de los insumos de salud y por la “relación de respeto a nuestra soberanía” por parte del magnate.
“No hemos tenido con él diferencias de fondo, ha sido respetuoso e incluso ha habido cooperación”, dijo López Obrador en referencia a Trump, quien en verano del año pasado obligó el gobierno mexicano a usar 25 mil soldados de la Guardia Nacional para impedir que solicitantes de asilo llegaran a su frontera, y ha usado las políticas antiinmigrantes y los insultos hacia México como argumentos electorales.
López Obrador añadió que, si bien preferiría que el primer ministro británico Justin Trudeau también asista al encuentro, él viajaría “de todas maneras” a la capital estadounidense; en caso de concretarse, se trataría del primer viaje oficial del mandatario fuera de las fronteras de México.
Poco después de la conferencia matutina, Ebrard indicó que la propuesta del encuentro fue una iniciativa del gobierno mexicano y dijo que él mismo informaría sobre “fechas y programa”, dando a entender con ello que la Cancillería lleva las riendas del evento.