- “El cine es caro, aunque sea barato”, dijo la directora de Los años azules, Sofía Córdova, sobre las dificultades financieras que se pueden tener al momento de realizar un largometraje
- Además de seguir promoviendo los fondos para la creación de películas y documentales, hace falta incentivar y apoyar las producciones locales que no tienen presupuestos millonarios para distribución
El 16 de abril, el departamento de Artes Escénicas y Audiovisuales de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) gestionó una mesa de diálogo con seis cineastas de la región en dónde se conversaron cuáles son las barreras y los horizontes que existen para Hacer Cine en Aguascalientes.
Dicha mesa la conformaron Sofía Gómez Córdova (Los años azules), Aída Alonso Aréchar (Sendero), Verónica María Marín Cienfuegos (Tres), Eva Villaseñor (M), Venancio Villalobos (Ni en la más oscura de mis tardes) y Rocke Killingan (La vida que elegimos). El conversatorio que exponía los retos que se viven para hacer filmes sin propiamente ser parte de la industria cinematográfica fue moderado por el maestrante en cine, Carlos Pasillas (Tierra adentro, también colaboró en el largometraje Tres).
El moderador partió cuestionando a los seis cineastas “¿cómo se hace cine en Aguascalientes?” pero sin tener los magnánimos presupuestos que la “industria cinematográfica” puede otorgar ya que, de acuerdo a datos del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), si bien del 2017 a la fecha se han reducido los costos promedio de un largometraje, las cantidades de dinero usado siguen siendo millonarias.
“Según cifras del Imcine, en el 2017 el promedio del costo de las películas fue de casi 25 millones de pesos por película; en el 2018, de 19.5 millones por película; y en el 2019 de 17.2 millones por película. O sea, según Imcine, el costo de las películas está bajando, sin embargo (…) las películas que se hacen acá –en Aguascalientes– no cuestan eso, cuestan mucho menos”, manifestó Carlos Pasillas.
Al respecto, los seis cineastas, algunos aguascalentenses, otros jalicienses, coincidieron en que una de las barreras para hacer cine es precisamente dimensionar de qué modo se puede trabajar la historia que se quiere contar, teniendo en cuenta las limitantes monetarias que existen en el cine independiente y que, aún y cuando pueden hacer uso de fondos gubernamentales para llevarla a cabo, no se compara con el dinero que la “industria cinematográfica” comercial hace fluir.
“El cine es caro, aunque sea barato”, dijo la directora de Los años azules, Sofía Córdova que, si bien su filme sí logró ser comercializado, ello no significa que se hayan tenido las retribuciones suficientes como para convertir a un negocio redituable la película.
En la mesa de diálogo los seis cineastas expusieron que para poder llevar a la pantalla grande sus historias, tuvieron que echar mano de financiamientos y apoyos, ya sea a través del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) o participando en eventos como el Festival Internacional de Realización Audiovisual (FIRA).
Si bien sus producciones no fueron tan costosas como las estimaciones que el Imcine propone, los productos que los cineastas hicieron oscilaban entre los 30 mil pesos y los seis millones de pesos. Cada uno coincidió en que resulta difícil calcular cuánto se gastó exactamente puesto que también hay apoyos gubernamentales o del sector privado que ayudan a amortiguar los saldos que se tienen que cubrir para lograr el largometraje.
Además del financiamiento per se, existe otra problemática que Sofía Córdova puso sobre la mesa: hace falta diseñar un modelo que incluya al cine en la economía y no sólo se jacte de fondos o fideicomisos para que algunas personas puedan llegar a realizar una película. Desde su percepción, habría que incluir políticas públicas que permitieran ver de qué manera se pueden hacer parte a la industria cinematográfica independiente dentro de la sociedad para que pueda ser redituable y así se pueda seguir promoviendo este arte.
Después de exponer que las vinculaciones y las iniciativas, por pequeñas que sean, son importantes para el desarrollo de proyectos posteriores, Venancio Villalobos concluyó su mensaje exhortando a la sociedad a que apoyen todos los mecanismos de distribución que se generan dentro del cine de bajo presupuesto, como lo son las iniciativas de Nébula o Retransmisión, que proyectan filmes de esta naturaleza en pro del esparcimiento de otras opciones cinematográficas además de las comerciales.