- Estas grandes empresas “regalan” alimentos y bebidas con altos contenidos de azúcares y sales procesadas, que causan precisamente obesidad, hipertensión y diabetes, factores de riesgo para los que caen enfermos de Covid
EMEEQUIS/Óscar Balderas
En los días en que el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, peleaba contra un intenso brote de coronavirus que ponía a prueba el sistema de salud de su estado, una caravana de Coca-Cola se abrió paso por su estado presentándose como los salvadores de la crisis.
Era la tarde del 19 de mayo cuando Femsa –la poderosa multinacional que maneja la marca de refresco más conocida del mundo– irrumpió con motor triunfante en la entidad, cargando 17 mil litros de bebidas azucaradas y agua para, supuestamente, ayudar a médicos y pacientes en su lucha contra el Covid-19, pasando por alto que sus refrescos y jugos son parte del problema: sus azúcares y sales procesadas han contribuido a causar obesidad, hipertensión y diabetes, comorbilidades que acercan a un contagiado del nuevo coronavirus a la muerte.
Alrededor de las 2 de la tarde de aquel martes, una parte de la caravana se separó de los conductores que irían a la ciudad de Saltillo y enfiló hacia Monclova, donde pararon para donar productos Coca-Cola con bombo y platillo en el Hospital General Amparo Pape de Benavides, donde se veía con preocupación cómo los pacientes morían por coronavirus.
Ahí Femsa usó el estacionamiento como zona de descarga y suministró a la clínica decenas de cajas con Coca Cola regular, Coca Cola light y agua Ciel azucarada que terminaron en manos de doctores y pacientes, según lo difundido por la cuenta Industria Mexicana de Coca Cola, verificada por Facebook. Aquel día, el pequeño municipio llegó a 29 muertes oficiales, pero los “embajadores de la marca” lucían sonrientes y agradecidos con esa donación de Femsa.
“Se aprovechan de la vulnerabilidad”
Los que no sonreían eran los integrantes de la organización civil El Poder del Consumidor, quienes han criticado que grandes empresas, como Femsa, Nestlé y Bimbo, han aprovechado la pandemia para hacer campañas de publicidad y disfrazarlas de donaciones para aprovecharse de la gente más afectada por el nuevo coronavirus.
“Esas empresas están aprovechándose de la vulnerabilidad extrema que viven muchas familias mexicanas por la crisis económica y se quieren hacer pasar por empresas positivas, pero la realidad es que se trata de una campaña de marketing para que sus productos se consuman durante y después de la pandemia”, critica Katia García, coordinadora de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor.
“Son productos que contienen cantidades excesivas de azúcares, grasas y sales que ponen en riesgo la salud de los consumidores, pues debilitan el sistema inmune justo en tiempos de emergencia sanitaria. Literalmente, son mortales en tiempos como estos”.
La donación de productos chatarra no solo constituye un acto poco ético, asegura la experta, sino que se trata de una violación a los códigos internacionales firmados por México ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) que obligan a los países a administrar los donativos de empresas de comida chatarra, en lugar de dejarlos regalar sus productos directamente a comunidades afectadas.
“Te voy a poner un ejemplo: la OMS emitió hace varios años un código internacional para que los gobiernos prohíban que las marcas hagan publicidad engañosa diciendo que la leche de fórmula es mejor que la leche materna. Esto lo hacen las marcas en tiempos de desastre, cuando empresas –como Nestlé– se aprovechan de las familias necesitadas para hacer donaciones de leche en polvo.
“Esto causa que las familias desplacen el dar pecho a sus hijos y pongan en riesgo la nutrición de niñas y niños pequeños, porque no hay ninguna leche de fórmula que tenga el mismo contenido nutrimental a la leche materna”.
La ONG El Poder del Consumidor advirtió a principio de la pandemia que Nestlé estaba haciendo justo esto: en Veracruz, por ejemplo, aprovechó la vulnerabilidad de las familias para abrir un nuevo mercado y meter en las comunidades sus leches en polvo.
“Si quieren apoyar a la gente, las grandes empresas deben donar recursos económicos para que sea el gobierno el que compre productos de la canasta básica –no productos ultraprocesados y con marca– como arroz, frijol, avena, pastas, que lleguen a las familias mexicanas. Pero eso no les interesa. Le interesa el lucro, no ayudar”.
Falso altruismo: sólo quieren vender
Cada despensa con cereales altos en azúcar, panes saturados de grasas, jugos ultraazucarados y alimentos para niños altos en grasa, dice la experta, es una evidencia de que detrás de sus buenas acciones no hay altruismo, sino la ambición de maximizar ganancias, incluso a costa de la muerte de los más pobres del país.
“A Bimbo lo tenemos también en la mira por el tipo de productos: pasteles y pastelillos que contienen grandes cantidades de azúcares y grasas. Lo que estamos viendo es que están cambiando sus empaques para decir que están con la familia mexicana, pero cuando discutíamos en el Congreso el cambio del etiquetado de alimentos y bebidas sus argumentos eran que es muy costoso para ellos hacer ese cambio a sus empaques.
“Ahora vemos que, ante la pandemia, ahí no tienen problema para disfrazar su falso altruismo. Quieren vender, incluso si eso causa más muertes”.
@oscarbalmen