El Instituto Nacional Electoral ha sido severamente criticado por parte del Gobierno Federal al ser definido como un aparato costosísimo que no garantiza elecciones limpias y libres, lo anterior a voz del mandatario nacional.
Técnicamente, el INE es un órgano autónomo, que cuenta con la presencia sólida en cada uno de los rincones de la República Mexicana, es decir, tiene funciones en todas las entidades federativas y sus municipios.
Entonces, la capacidad operativa que debe tener es compleja, y aunado a ello, requiere de personal ciudadano sumamente capacitado y que se encuentre familiarizado con la región a la que correspondan las actividades encomendadas.
Es de decirse que el Instituto Nacional Electoral es de los pocos órganos que fiscaliza a partidos y candidaturas en el mundo, además de todas las funciones desempeñadas como emisión de credenciales para votar, capacitación electoral, organización de elecciones con facultades de atracción, geografía electoral, etc. Lo que supone mayor personal capacitado, con conocimiento técnico y que va incrementado el costo de ejecución del mismo.
Así, nuestro sistema democrático se ha consolidado de tal manera, que incluso en su gestión han accedido al poder todos los partidos políticos, y a la Presidencia de la República tres distintos en los últimos 13 años, lo que supone la existencia de un verdadero Estado de derecho democrático.
Puesto que el INE ha cumplido con las atribuciones legales que le competen, resulta ser una institución prestigiosa y de suma aceptación social, que ha involucrado y fomentado la participación ciudadana de manera exitosa en las tareas democráticas.
Además, el INE ha servido como modelo de formación inicial para que otras naciones puedan implementar o perfeccionar mecanismos comiciales, cuestión que debemos de resaltar, pues en México contamos con instituciones electorales ejemplares.
Aducir el término fraude electoral, es agredir frontalmente a la ciudadanía que conforma los aparatos comiciales, pues las personas que participan directamente en los cómputos y en la recepción del voto son nuestros familiares y/o vecinos, amigos y demás gente que conforma el padrón electoral, ya que son ellos quienes terminan por integrar este aparato comicial.
El producto final de las prácticas implementadas por el INE, es la manifestación de la voluntad ciudadana mediante el voto. Como autoridades no podemos denostar a las instituciones pilares de nuestra democracia, no debemos debilitar la credibilidad de estas y la confianza que la ciudadanía les tiene, fruto logrado a través de décadas de arduo trabajo.
México tiene un vigilante de las elecciones en el INE, creado por mandato constitucional como un organismo autónomo, que no puede ceder a presiones políticas para lograr su fin; ser garante de nuestra democracia.
Las y los gobernantes, así como las autoridades, debemos generar y consolidar la confianza de la ciudadanía en las instituciones, debiendo privilegiar el fortalecimiento de la democracia por encima de cualquier interés político. Respetemos nuestras Instituciones.