- “Se tiene proyectado que la demanda de ataúdes en los próximos días se verá incrementada”, dice Pedro Jaramillo, en cuya fábrica ha crecido ya 20%. Mientras tanto, este martes 12 fue el día con más muertes por coronavirus: 353.
En medio de la pandemia, funerarias, gobiernos y personas han optado por la cremación, pero este servicio ya fue rebasado, por la que la siguiente opción es la inhumación, es decir, el entierro de los cuerpos.
Debido a esto, los fabricantes de ataúdes han visto crecer la demanda hasta en un 20%, pero podría aumentar aún más por el Covid-19.
Litomex es una de las empresas más representativas en la manufactura de féretros. Al año fabrica en promedio entre 15 mil y 17 mil unidades. Pedro Jaramillo, dueño de la compañía, que heredó de su abuelo y de su padre, dice a EMEEQUIS que normalmente estas fechas son bajas en demanda, pero ahorita se ha incrementado entre un 15 y 20%. Anticipa que sea más, por la saturación de los crematorios y por el aumento de decesos.
“Sí hay un incremento, pero no es tanto, debido a que la primera opción para personas que fallecen de Covid fue la cremación, aunque también se permite la inhumación… El siguiente paso, seguramente, al seguir la tendencia, que todo parece indicar que así será, es el uso de los ataúdes”.
De acuerdo con información del Directorio de Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE) del INEGI, hay 403 empresas que se dedican a la fabricación de ataúdes, mismas que se distribuyen en 26 entidades del país.
El vicepresidente de la Asociación Nacional de Directores de Funerarias (ANDF), Roberto García Hernández, consultado por esta revista digital, dice que específicamente en la demanda de féretros no se tiene una cifra. No obstante, el incremento es palpable, pues se puede observar mayor cantidad de servicios funerarios, que han subido alrededor de 30%.
En México el coronavirus comienza a cobrar más vidas. Hasta ayer, 12 de mayo, la Secretaría de Salud reportó que hay un total de 3 mil 926 personas fallecidas, siendo el día más mortal hasta el momento, pues tan sólo en 24 horas, sumó 353 decesos. Y hay 8 mil 817 casos activos.
UNA ILEGALIDAD QUE AFECTA
Pedro Jaramillo, quien lleva 25 años en el negocio, comenta que en México se tiene la percepción de que la demanda de ataúdes no es mucha, pero esto es porque existe un mercado negro que se ha enraizado por años. La renta es una parte de este, que además es un fraude, ya que piden 7 mil pesos, cuando uno nuevo de fábrica no sale en más de 2 mil pesos.
Eso no es lo más grave, hay otra parte más “burda”: gente se dedica a “recuperar” ataúdes de los crematorios o velatorios públicos, para colocarlos en este mercado, donde se pueden encontrar hasta en 150 pesos.
Tanto Jaramillo, como el vicepresidente de la ANDF, coinciden en que quienes llevan a cabo está práctica son funerarias que operan en la informalidad.
En el DENUE también se identifican 5 mil 925 empresas que se dedican a dar servicios funerarios en el país, sin embargo, García Hernández apuntó que entre un 30 y 40% son informales.
Pero de igual manera sucede con los fabricantes de ataúdes. Para el dueño de Litomex son muchas las empresas que registra el INEGI, ya que asegura que son pocos los fabricantes legales. Pero la información no distingue, al igual que en el caso de las funerarias, cuáles son formales y cuáles no.
HIDALGO ES LA CUNA
Pedro Jaramillo, biólogo de formación, “estudié la vida y vivo de la muerte”, expresa con ironía, tiene muy identificados los lugares donde operan en la ilegalidad y clandestinidad estas manufactureras de ataúdes en el país. Sin temor señala que hay todo un pueblo en Hidalgo que se dedica esto, es Tlaxcoapan.
“Lo mismo ocurre en el estado de Guanajuato. En los últimos años se han gestado diferentes talleres o pequeñas fábricas para manufacturar y que están en la misma situación”.
Los dichos de don pedro se pueden comprobar, pues al filtrar los registros del INEGI, se tiene que el estado donde hay más fabricantes de ataúdes es Hidalgo, con 135; Guanajuato, en menor medida, con 15, pero se encuentra entre los primeros estados.
De las 403 empresas, 72% son microempresas. El primer lugar es Hidalgo, le sigue Puebla, con 62; Estado de México, con 40; Jalisco, con 34; Michoacán, con 25; Guanajuato y Veracruz con 15 cada uno y Oaxaca con 10.
Mientras que hay 18 estados que tienen menos de 10 empresas: Ciudad de México, Tlaxcala, Chiapas, Chihuahua, Nuevo León, Coahuila, Guerrero, Durango, Sonora, Yucatán, Baja California, Morelos, San Luis Potosí, Nayarit, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas y Zacatecas.
Aguascalientes, Baja California Sur, Campeche, Colima, Querétaro y Quintana Roo no registran empresas con este giro.
Una alta demanda de féretros es una realidad. La agencia de noticias AFP documentó apenas el pasado 30 de abril que otro fabricante en Mérida registra un incremento de 12% en su producción y justamente abastece a estados vecinos (Campeche y Quintana Roo) que según el INEGI no tienen una empresa dedicado a esto.
Entierro en el panteón de San Lorenzo Tezonco. Foto: Graciela López / Cuartoscuro.com
AQUÍ SÍ HAY CAPACIDAD
La inhumación de cuerpos siempre ha predominado en la cultura mexicana, apunta el vicepresidente de la ANDF. Es por esto que ve poco probable que haya un desabasto de ataúdes, además de que sí hay un sistema funerario robusto.
No así en el tema de cremaciones, porque el país no está preparado para atender una demanda como la que se tiene ahora con la pandemia. No es nada fácil instalar un crematorio, requiere de mucha inversión y de muchos años, es una actividad que está muy regulada, explica.
“Algunos crematorios los instalan y empiezan a funcionar después de cuatro o cinco años de que se planearon… entonces la capacidad no existe, porque no hay una demanda de las personas para realizar la cremación”.
De hecho, no hay una cifra exacta de cuántos crematorios hay en el país. Hace apenas dos meses se comenzó a hacer un censo y lo más aproximado son 450 lugares dedicados a esto.
“En los servicios generales del país sí hay capacidad, porque aproximadamente el mismo INEGI reporta 5 mil a 6 mil unidades económicas en el país. A lo mejor ha habido un incremento, pero todavía no ha sido desbordado el sistema funerario. Lo que sí tenemos que resolver es la parte de la disposición final que tiene que ver con crematorios y panteones, no es que estén desbordados, pero sí tienen una carga considerable que lleva principalmente a los crematorios a que haya un tiempo de espera”, refiere García Hernández.
Por su parte, Litomex tiene la capacidad de duplicar su producción. “Sí se tiene proyectado que la demanda de ataúdes en los próximos días se verá significativamente incrementada, ¿cuánto? no lo sé, nadie tiene la certeza de qué es lo que va a pasar”, dice Pedro Jaramillo.
En lo que a su empresa corresponde, surte principalmente a instancias gubernamentales, como el IMSS, y a panteones particulares, pero a funerarias no, por el mercado negro, “no han consumido un ataúd manufacturado por nosotros de manera directa por años, porque han tenido esa opción ilegal”.
SE VUELVE MÁS PELIGROSO
Pedro Jaramillo advierte que de por sí es grave lo que pasa con el mercado negro de ataúdes, en una crisis sanitaria como esta se vuelve más, ya que no existen procesos de sanitización.
“Las funerarias que llevan a cabo esta práctica en teoría tendrían que sanitizarlos, pero no lo llevan a cabo, nadie puede estar con la certeza de que lo hicieron y no se sabe qué microorganismos patógenos tendrá cada cadáver, lo que pone en peligro a toda la gente”.
Y es que en los lineamientos de manejo general y masivo de cadáveres por coronavirus que emitió la Secretaría de Salud, los cuerpos sí se pueden velar con restricciones, aunque estrictamente no pueden ser tocados, es un riesgo latente. Son ataúdes que sólo deben ser usados para una vez, afirma don Pedro.
García Hernández, de la ANDF, está de acuerdo con que este es un riesgo que se corre en las funerarias informales: “Ellos tienen un mayor manejo de comprar ataúdes en el mercado negro y obviamente de propagar alguna enfermedad”.
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