Padres, madres y padrastros siguen matando a sus hijos. El panorama se agrava en plena crisis sanitaria. Homicidios, abuso sexual y lesiones van al alza. “Al término veremos las consecuencias”, advierte REDIM.
En la colonia Real Carolinas, en Chihuahua, Chihuahua, Miguel y María Guadalupe llamaron al 911 para reportar la muerte de su nieta de 6 años. La niña había presentado fiebre, tos y síntomas relacionados al COVID-19 los últimos 15 días, dijeron a las autoridades aquel 11 de abril, apenas 17 días después de que en México se declarara Fase 2 de la pandemia.
Pero no era eso. En realidad, la pequeña murió estrangulada y presentaba huellas de agresión sexual, presuntamente cometidas a manos de su abuelo, determinaron las autoridades dos días más tarde. Habían pasado sólo 10 días desde que llegó a esa casa. Sus padres pensaron que era mejor prevenir contagios y aislarla junto con sus abuelos, difundió la prensa local.
Días después, en Tlaxco, Puebla, Azael, de 13 años, era encontrado por su madre enterrado vivo a orillas de un arroyo. Murió en el hospital con huellas de violación, golpes en tórax y una fractura en el brazo izquierdo. Horas antes, en medio de la cuarentena, su tío, de 42 años, había pasado por él con el pretexto de invitarle un refresco. Azael nunca volvió.
En lo que va del año, al menos 22 niñas y niños menores de 15 años han sido asesinados a manos de un familiar en México, según una recopilación de registros de prensa realizada por EMEEQUIS. En los primeros cuatro meses del año, las muertes de los menores suman la mitad de los registros de 2019, periodo en el que fue posible ubicar 43 casos reportados por los medios.
Este 2020, en medio de una emergencia sanitaria que obliga a que la población permanezca en sus hogares, el 80% de estos menores han sido asesinados en sus casas.
Padrastros, madres y padres aparecen como los principales agresores, aunque no son los únicos: tíos, tías, abuelas y abuelos, e incluso hermanos y hermanastros surgen como los agresores de los más pequeños de las familias.
EL COVID PROFUNDIZA LA VIOLENCIA
“La violencia contra niñas, niños y adolescentes se está profundizando con la pandemia. Lo vamos a ver al término, ahorita no, porque no tenemos muchos ojos para mirar. Más del 60% de la población ha reducido su movilidad y a falta de actividades escolares y comunitarias no vemos lo que ocurre en los hogares, hay menos posibilidades de que sean denunciadas las violencias en contra de los más vulnerables”, dice Juan Martín Pérez, director Ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).
En octubre de 2019, esta revista digital publicó la investigación “Matar A Un Hijo”, que aborda el punto final de la cadena de violencia que viven cientos de niñas y niños a manos de sus familias: la muerte.
Tras analizar las actas de defunción que procesa el INEGI fue posible determinar que cada dos días un menor de 15 años muere a manos de un familiar, en sus hogares o directamente por maltrato.
Al igual que lo muestran los registros de prensa, los principales agresores son padres, madres y padrastros, pero no los únicos. Con el análisis de las actas de defunción también fue posible establecer que el hogar, donde ahora niñas y niños tienen que permanecer todos los días a causa de la pandemia, es el lugar más inseguro.
AMLO Y LA “ROMANTIZACIÓN” DE LA FAMILIA
En el municipio de Valle Nacional, Oaxaca, una madre estranguló a su bebé y lo enterró en el patio de su casa. En Uruapan, Michoacán, una abuela golpeó hasta la muerte a su nieto de 8 años; a las autoridades dijo que se había caído de una barda.
En Matamoros, Tamaulipas, una madre y un padre creían que su hijo de 9 años tenía el demonio dentro, por lo que decidieron practicarle un exorcismo. Amordazado y amarrado, Nicolás fue torturado por sus padres hasta dejarlo inconsciente. Murió a causa de los golpes horas más tarde en un hospital del IMSS.
A inicios de abril, días antes de estos homicidios, en su conferencia mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que “la familia de México es la institución de seguridad social más importante del país y eso es una peculiaridad, una característica de México, no es un asunto mundial, no se da en todos los países”.
Un mes después, ya con varios homicidios de menores de edad, así como distintos tipos de violencia familiar, entre ellos las agresiones a mujeres, el primer mandatario respondió a una pregunta sobre el confinamiento y el aumento de estos casos.
“Esto no necesariamente está sucediendo, porque no se puede medir con los mismos parámetros a todo el mundo”, respondió en la conferencia del 6 de mayo.
En México –insistió el presidente– tenemos una cultura de mucha fraternidad en la familia. “La familia en México es excepcional, es el núcleo humano más fraterno, esto no se da en otras partes, lo digo con todo respeto, o sea, son de las cosas buenas que tenemos”.
Para Juan Martín de REDIM, los comentarios de AMLO son un reflejo de la mayor problemática que vive el país en tema de infancia: se sigue considerando a niñas y niños como objetos de propiedad familiar.
“La mirada de Andrés Manuel es una visión personal, vieja, que invisibiliza a niños y niñas, que romantiza la idea de familia y que claramente no se habla desde la evidencia ni desde el marco de Ley. Esto es muy grave, porque el Estado no asume su responsabilidad de garantizar sus derechos a todas las personas”, recalca.
LA PANDEMIA PONE EN RIESGO A NIÑAS Y NIÑOS
En el marco de la pandemia por COVID-19, UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, por sus siglas en inglés) instó a los gobiernos del mundo a garantizar la seguridad y el bienestar de las niñas, niños y adolescentes de las repercusiones socioeconómicas de la enfermedad, principalmente de la violencia en el hogar.
La inestabilidad laboral, la disminución en los ingresos familiares, el estrés y las presiones por el aislamiento social, el cierre de escuelas y de espacios comunitarios de cuidados, generan malestar y angustia en las y los jefes de los hogares y esto, señala el organismo, puede generar violencia en contra de los más vulnerables. Además de incrementar los riesgos de abusos sexuales contra menores en el confinamiento.
“En este contexto de emergencia sanitaria es fundamental que las políticas públicas de prevención de la violencia y restitución de derechos sean consideradas prioritarias y cuenten con recursos suficientes para hacer frente a estas situaciones, y no profundicen las inequidades sociales que anteceden a esta crisis”, afirmó Luisa Brumana, representante de UNICEF en Argentina.
Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), procesados por REDIM, señalan que de febrero a marzo hubo un incremento de 13.7% de las carpetas de investigación por el delito penal de violencia familiar. En el tercer mes del año, en la primera etapa de la pandemia, se reportaron 20 mil 232 carpetas de investigación por este delito en el país: en febrero sólo 17 mil 794.
También aumentaron las llamadas al 911 relacionadas con este tipo de violencia, mientras que los datos también muestran un aumento en el número de niñas y niños víctimas de lesiones.
SUBE PRESUPUESTO ¿Y LA VOLUNTAD?
El 17 de octubre del año pasado, tras la publicación de la investigación “Matar A Un Hijo”, el presidente López Obrador aseguró que destinaría “mucho presupuesto” para infancia.
En ese entonces se analizaba el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF), en el que se consideraba una reducción presupuestal para la Procuraduría Federal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (PFPNNA), que pertenece al DIF.
Tendría 32 millones de pesos menos respecto a lo destinado en 2019. En el caso del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), que depende de la Secretaría de Gobernación, el aumento considerado era sólo de un millón de pesos.
“En el caso de lo que tú planteas, va a tener más presupuesto Salud, 40 mil millones de pesos adicionales (…) En el caso mencionado, 30, 40 millones de pesos menos, pero en total, Salud, y ahí incluye esto; el concepto de salud es ahora distinto. De todas maneras, vamos a revisar lo que tú estás planteando. Sí nos importan mucho los niños y los adolescentes”, aseguró a EMEEQUIS el presidente.
En una revisión del Presupuesto de Egresos de la Federación 2020 esta revista digital encontró que el presupuesto para SIPINNA, el mecanismo de coordinación de políticas públicas a favor de la infancia, se incrementó en un 52% respecto a lo que se gastó en 2019, cuando esta área destinaba la mayoría de sus recursos a los salarios de su personal.
En este año, el presupuesto asignado para la infancia por medio de este organismo es de 53.6 millones de pesos, de los cuales, el 31% está destinado a gastos de operación (17.1 millones de pesos). Esto es nueve veces el gasto de operación del año pasado, que fue de un millón 800 mil pesos.
En el caso de la PFPNNA, del DIF, el presupuesto se redujo en un 4%, lo mismo que los gastos para proteger y restituir los derechos de niñas, niños y adolescentes, que se vio disminuido en un 15%.
“El presupuesto es importante, pero más importante es la voluntad política. AMLO está obligado por ley a presidir las sesiones del SIPINNA para definir la política de infancia y en las tres sesiones que se han hecho en su administración –30 de abril, 3 de octubre de 2019 y el 30 de abril de 2020– ha cancelado su participación, violando la ley. Esto muestra que necesitamos voluntad política de los responsables, en este caso del jefe de Estado y los gobernadores que integran también este sistema”, señala Juan Martín.
@AleCrail