Oscar Correas: productor de crítica jurídica… y de amistad - LJA Aguascalientes
22/11/2024

El recién pasado 27 de abril, falleció el jurista y profesor Oscar Correas Vázquez. Era de Córdoba, Argentina, en donde nació en 1943. Vivía en México desde febrero de 1976; llegó a nuestro País en calidad de exiliado político. Se vino por las amenazas de muerte que le hizo la Alianza Anticomunista Argentina (AAA), por sus actividades como abogado en defensa de obreros y presos políticos. En México fue profesor de la Universidad Autónoma de Puebla y de la Universidad Autónoma de México; en alguna ocasión vino a impartir conferencias a la Universidad Autónoma de Aguascalientes, invitado por la sociedad de alumnos de la carrera de Derecho. Se trata de uno de los más importantes creadores e impulsores de la crítica jurídica desde América Latina. Como un pequeño homenaje y en su recuerdo escribo este texto.

Oscar Correas, después de hacer un análisis crítico a la ciencia jurídica formal propuesta por Kelsen, escribe que el objetivo que se plantea “es una práctica científica, con relación a lo jurídico, al servicio de la transformación social y de la democracia”; agregando que: “Si estos son los objetivos, la ciencia jurídica que se proponga servirlos será inevitablemente, una ciencia que atienda preferentemente a los contenidos de las normas jurídicas”; y añade “no basta con el estudio de la estructura de las normas… de los que se trata es de estudiar las relaciones sociales que se expresan en esas técnicas normativas y tal como allí se expresan.” El primer contacto que tuve con Oscar Correas fue, precisamente, con las ideas de su autoría que he expresado. Ideas, por cierto, claves, para entender su pensamiento y su crítica jurídica.

Lo citado está escrito en el libro La Ciencia Jurídica, publicado en 1980 con el sello de la Universidad Autónoma de Sinaloa, en el que Correas, en oposición a la ciencia jurídica formal de corte kelseniano, propone hacer una ciencia jurídica material. En 1981 adquirí el libro, y me llamó mucho la atención esta visión marxista del Derecho y la propuesta teórica de Correas, tanto que la incluí, desde entonces, como un tema de mi curso de Filosofía del Derecho. Además, desde la primera edición de mis Apuntes para una Introducción Filosófica al Derecho (1983), esta propuesta de Correas forma parte de mi libro en el apartado de los “Marxismos Jurídicos”.

Para entonces no tenía el gusto de conocer personalmente a Oscar; conocí antes parte de su obra teórica y de su labor editorial.

Por aquel tiempo, llegó a mi poder el número cero (0) de la revista Crítica Jurídica, que adquirí en la librería de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Desde esta primera revista numerada con el cero (0), me entusiasmó el esfuerzo de reflexión del Derecho desde un punto de vista crítico. La revista era evidente obra editorial de Correas, y su nombre sólo aparece en letras chiquitas como co-coordinador de la publicación.

En julio de 1985, el Jefe del Departamento de Derecho de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Vicente Moreno Rincón, puso en mis manos el número 1 (uno) de la revista Crítica Jurídica. De esa entrega de la revista, en especial me llamó la atención un artículo de Oscar Correas acerca del papel de los abogados en las democracias latinoamericanas, seguramente por los puntos de acuerdo entre lo manifestado por Correas y lo que entonces yo pensaba y escribía.

Animado por ello, venciendo mi timidez, me atreví a escribir el 29 de julio de 1985 a “Crítica Jurídica” –pues Correas seguía apareciendo sólo en letras pequeñas como co-coordinador- a su domicilio en Puebla; en la carta expresaba el gusto por la revista y, en especial, por el artículo mencionado. Adjunté a la misiva un ejemplar de mi libro El Derecho como Arma de Liberación en América Latina (1984) y otro de mis Apuntes para una Introducción Filosófica al Derecho, “como un intercambio en la reflexión crítica del Derecho en nuestra América”, decía.

Me contestó Oscar Correas, llamándome “Distinguido colega”, y decía a continuación:

“Acabo de recibir su carta dirigida a CRÍTICA JURÍDICA y sus dos libros. He tenido la gran sorpresa y la alegría de comprobar que la crítica jurídica es, a pesar de todo, una preocupación de varios colegas en el país.”


A los pocos días Oscar tenía un compromiso académico en la Universidad Autónoma de Zacatecas y me llamó para que nos encontráramos en la preciosa ciudad minera; acudí a la cita. Así comenzaba nuestra amistad, que duró treinta y cinco años. Se iniciaba también un fructífero intercambio de ideas, en ese proceso, iniciado cada uno por su lado, pero a lo largo del tiempo en muchos momentos coincidente –en revistas, libros colectivos, cursos y congresos en México y en el extranjero-; ese proceso, digo, de producir crítica jurídica en México.

De Oscar siempre he admirado su solidez teórica, la originalidad de sus planteamientos para hacer la crítica jurídica desde el marxismo, y el respeto a las ideas del otro –a final de cuentas, es desde otra tradición teórica a la que él sustenta, que intento hacer la crítica del Derecho-. Y he admirado también su enorme capacidad de convocatoria; ejercida con profesores y estudiantes; convocatoria tanto para hacer concurrir a los ya lejanos en el tiempo Congresos Latinoamericanos de Crítica Jurídica; y luego a las muy importantes Conferencias Latinoamericanas de Crítica Jurídica –en la Universidad Autónoma de Aguascalientes se celebró la Segunda Jornada de la VIII Conferencia, en mayo de 2013-; y tantos otros eventos; y, por supuesto, a escribir en la revista Crítica Jurídica –que vive y goza de cabal salud-. Ojalá sus alumnos más cercanos la sigan publicando.

Gracias a esa capacidad de Oscar, tanto de convocatoria como de contactar personas, he conocido a varios de mis mejores amigos.

Ya para terminar, como muestra de su visión crítica del Derecho, cito un pensamiento de Correas. En su Teoría del Derecho, dice que quiere “reflexionar sobre este fenómeno, sin ninguna clase de maquillaje”:

“Esta actitud, crítica desde el origen, está doblemente determinada: por una parte por el convencimiento de que el derecho sirve al poder, y éste, es nuestro caso, está en manos de una clase social que ha condenado a más de la mitad de la humanidad al hambre, la miseria y la ignorancia; en segundo lugar, porque el derecho es, en el fondo, el instrumento de la prohibición, lo cual debe poner en guardia a cualquier espíritu libertario.”

Agradezco a Oscar Correas, todo el constante y gran impulso dado a las tareas de los abogados que inscriben su quehacer en América Latina “por el espíritu democrático y la vocación de servicio a los sectores oprimidos”, tanto en el ejercicio de su profesión, como en el de la crítica jurídica. Esto es posible por su magisterio, sus propuestas teóricas, su convocatoria a dialogar en eventos de diverso tipo y sus invitaciones a escribir y a publicar.

Por lo que he expresado quiero decir: Oscar muchas gracias, por todo lo que has hecho y porque te has entregado a tu proyecto. Gracias, también, por tu amistad. Hasta siempre.


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