- Uno de los mayores críticos de la estrategia de AMLO, Felipe Calderón, tiene un expediente de compras absurdas durante la influenza: gastó, entre 2009 y 2012, más de mil 500 millones mediante 335 contratos.
A través de su cuenta de Twitter, que tiene 5.7 millones de seguidores, Felipe Calderón se ha convertido en uno de los principales detractores, si no el principal, de la estrategia gubernamental contra el COVID-19.
El expresidente fundamenta sus críticas en su propia experiencia de 2009, cuando el virus de la Influenza H1N1 se volvió epidemia en México. Tiene un tuit fijado desde el 12 de marzo con un mensaje a la nación que dio en ese año. “Por parte del gobierno federal, quiero decirte que seguiremos actuando decididamente para proteger tu salud y la de tu familia”, decía, casi al final, con enfáticos ademanes.
No sólo en Twitter. En una entrevista con Ciro Gómez Leyva, en Radio Fórmula, criticó el Informe de Gobierno que ofreció el presidente Andrés Manuel López Obrador el domingo 5 de abril pasado. Señaló: “No existe un plan concebido para hacer frente a la crisis sanitaria, ni a la crisis económica que implica esta pandemia … Me da la impresión que no la entiende”.
Luego, el 9 de abril, puso en entredicho la cifra de personas infectadas en México. En su cuenta de Twitter, escribió: “¿Cuántos casos hay en población porque no llegaron a consulta?” Qué cinismo. Son miles de casos que llegaron a consulta, fueron regresados a sus casas y se les negó la práctica de la prueba del coronavirus”.
EL ESPEJO DE LA HISTORIA
Pero los archivos suelen ser espejos. Y en el Portal de Obligaciones y Transparencia (POT) y Compranet quedó la serie de compras que su gobierno hizo con la justificación de la Influenza H1N1, entre 2009 y 2012.
Revisada por EMEEQUIS, la historia detrás de estos gastos da cuenta de cómo el dinero se volvió inútil. El derrumbe de una planta para fabricar vacunas, el fraude en la vacunación de los grupos indígenas y los eventos en salones de hotel integran una historia de dispendio que jamás ha sido aclarada por el exmandatario.
El 25 de abril de 2009, Felipe Calderón, entonces presidente, emitió el decreto por el que se ordenó una gama de acciones en materia de salubridad general para prevenir, controlar y combatir la Influenza estacional epidémica. En el artículo 2 de ese documento, se facultó al entonces secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, para aislar a las personas, inspeccionar sospechosos, ingresar a domicilios, suspender aglomeraciones y, sobre todo, gastar en lo que fuera sin que mediara licitación pública.
Así, entre 2009 (el año en que fue declarada la epidemia) y 2012 (el año en que Calderón Hinojosa concluyó su gobierno), fueron gastados más de mil 500 millones pesos mediante 335 contratos por adjudicación directa a una colmena de empresas, entre farmacéuticas, mensajeras, constructoras, organizadoras de eventos o agencias mercadotécnicas, de acuerdo con la inmersión de EMEEQUIS.
En medio de la crisis de la Influenza H1N1, las compras no sólo se realizaron en el Sector Salud; también se hicieron a través de otras dependencias, como la Secretaría de Turismo, la Secretaría de Desarrollo Social, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, la Secretaría de Hacienda y la Secretaría de la Función Pública.
También gastaron organismos como la Comisión Nacional del Agua, Liconsa, la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, la Sociedad Hipotecaria Federal, la Corporación Mexicana de Investigación en Materiales, la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo, el Consejo Nacional de Fomento Educativo y el Instituto de Investigaciones Eléctricas.
LÓPEZ-GATELL: HUBO PRESIONES
Aquel año, Hugo López-Gatell era director de Epidemiología. El 23 de abril pasado, en una entrevista con la periodista Ángeles Cruz Martínez, de La Jornada, el ahora subsecretario de Salud comparó la epidemia del H1N1 con la del coronavirus que en estos días se padece. “El contraste hoy es impresionante –dijo el rostro actual del combate al brote–. Tenemos como cualquier grupo social, de gobierno o no, desfases de coordinación y comunicación, pero es mucho mejor que hace una década y tiene que ver con el respaldo del presidente a la técnica y a la ciencia”.
El hombre clave de la presente crisis sanitaria, expuso también: “… Que hoy no haya corrupción hace una diferencia inmensa. Está documentado que en 2009 hubo presión política para que se compraran pruebas rápidas. Tuvimos la misma discusión que ahora. Se hablaba de marcas, supuestas aprobaciones de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, que la OMS las recomendaba, pero era falso. Ni la SSA ni el INDRE las recomendaban”.
En las palabras de López-Gatell, la anarquía de las compras durante la Influenza tenía un origen. Lo dijo así: “Teníamos la presión de Los Pinos, de las compañías que eran de ‘algún amigo de …’ o estaban recomendadas por alguien más. En la SSA nos resistimos y lo resolvimos con la adopción de la plataforma del ISSSTE, donde se colectaban los datos de las secretarías de Salud estatales y del IMSS, que tiene su propio sistema …”.
EL DERRUMBE DE UNA FANTASÍA
En 2007, Laboratorios Biológicos y Reactivos de México (Birmex), empresa con capital mayoritario del Estado, se alió con la farmacéutica francesa Sanofi Pasteur para edificar una planta. Estaría ubicada en la autopista México-Querétaro, en Cuautitlán, Estado de México. Ahí, se produciría la vacuna contra la Influenza, aun cuando el extraño organismo que la causa no era conocido en México.
Pero en abril de 2009, el H1N1 de la Influenza ingresó al país sin conmiseración. Las autoridades reconocieron una mortandad inusual por el virus. Los mexicanos se acostumbraron a usar cubrebocas y lavarse las manos. En julio, la SSA se abocó para que los trabajos de la obra de la planta donde se elaboraría la vacuna en contra del virus, se iniciaran cuanto antes. Para todo el proyecto se estimaban unos 493 millones de pesos y tres años de trabajo.
El 6 de febrero, Birmex llamó a Ingeniería Experimental SA de CV para que realizara el estudio de mecánica de suelos para la planta multipropósitos. En mayo, Servicios Ambientales y de Salud SA de CV hizo el dictamen de impacto regional por 273 mil pesos. El 22 de julio, Kahesa Construcciones fue contratada para “los trabajos preliminares de limpieza y adecuación del área de producción”, con un pago de 4 millones 179 mil 596 pesos.
En esta historia, el primer punto de quiebre ocurrió en marzo de 2011. Birmex sometió a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público una modificación del estudio costo beneficio. Estimaba que se requerirían otros 589 millones de pesos, adicionales a los 493 millones del principio.
“Este cambio suponía una modificación en el ejercicio del presupuesto y, debido a los inconvenientes presentados durante las etapas de construcción, era necesario replantear el proyecto tanto en actividades como ejercicio de presupuesto hasta 2014”, quedó asentado en el libro blanco “Asociación Público Privada Birmex-Sanofi (Azteca Vacunas-Suministrador de Vacunas)”.
Con todo, la construcción se inició el 25 de noviembre de 2011. La alianza entre Inmuebles y Casas Modulares y TTG Goeting cobró por ello 251 millones 870 mil 46 pesos. El contrato por la obra concluyó el 3 de septiembre de 2013. En el papel, la planta de la Influenza estaba concluida, según la revisión de EMEEQUIS de los contratos.
Pero no era cierto. En 2015, en el sexenio de Enrique Peña Nieto, que siguió al de Felipe Calderón Hinojosa, Birmex informó que la planta estaba incompleta y requería otros mil millones y seis años más para su conclusión, según la consultora Jacobs Engineering. Ese mismo año, la Secretaría de Salud declaró que por falta de dinero le era imposible continuar la obra. El edificio fue demolido en 2018. De “los inconvenientes” no hay explicaciones hasta el momento.
EL FRAUDE DE LA INFLUENZA Y OTROS GASTOS
El tercer contrato de todos los otorgados por la Influenza H1N1 en el gobierno de Felipe Calderón se signó a través de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) a Diagnolife S.A. de C.V. por un servicio de vacunación para esos grupos poblacionales. El servicio contratado costó 69 millones 600 mil pesos.
La inoculación no fue aplicada y es la hora en que la empresa no ha presentado la lista de beneficiarios como tampoco qué hizo con el dinero.
El gobierno, por su parte, mantiene la información concerniente a esta campaña de vacunación bajo los candados de un recurso de reserva, pues entre la comisión y la empresa se enredaron en un litigio que no ha concluido. La CDI le exige a Diagnolife la reposición del dinero por incumplimiento de contrato, mientras que la farmacéutica alega daños, perjuicios y daño moral en una contrademanda.
Por su parte, la Secretaría de la Función Pública le impuso a Diagnolife una sanción mediante la cual la inhabilitó por 3 años y 3 meses, del 21 de marzo de 2012 al 21 de junio de 2015; además de una multa de 1 millón 137 mil 708. De acuerdo con el expediente 0045/2011, en la dependencia, la empresa se ha resistido a pagar la sanción mediante el recurso del amparo.
En general, para el abastecimiento de vacunas, entre 2009 y 2012, el gobierno brindó 74 contratos a 34 proveedores. La mayor parte de la erogación se la llevó Sanofi Pasteur con un paquete de dosis en contra del virus, y la segunda, Diagnolife, por el servicio de vacunación en las poblaciones indígenas de México. El tercer sitio quedó lejos de los primeros. Fue para Castellanos Victoria Juana Rolanda/Química Médica Distribuiciones, con 2 millones 322 mil 83 pesos. Y el cuarto fue para Corporativo de Fabricantes de Diseño Textil con 723 mil 515 pesos.
Y mientras la vacunación de los grupos indígenas quedaba pendiente, en la Ciudad de México, en julio de 2009, la Secretaría de Salud contrató durante tres días un salón del Palace Resorts Reservations por 3 millones 599 mil 552 pesos por diversos servicios para la reunión internacional denominada Influenza H1N1 “Lecciones aprendidas y preparándonos para el futuro”. Un año después, la dependencia organizó la conmemoración de 1 año de la Influenza. Entonces contrató a Integra Convention & Groups y le pagó 106 mil 227 pesos.
EL MÁS PODEROSO
Casi a la media noche del 23 de abril de 2009, el entonces secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, se convirtió en el hombre más poderoso de México. En una repentina aparición en las pantallas de televisión en cadena nacional, informó: “Estamos ante la presencia de un nuevo virus de la Influenza, lo cual constituye una epidemia respiratoria hasta ahora controlada”.
A partir de entonces, los habitantes del territorio nacional se convirtieron en fantasmas. No sólo cerraron las escuelas, también los teatros, los cines y los supermercados. Para mayo habían muerto 20 personas y 943 se habían contagiado. La alerta sanitaria escalaba. En este episodio de México, como muestran once años después los archivos del POT y Compranet, el flujo de dinero público sin rendición de cuentas también avanzó a borbotones.
@Linaloe_RF