Imagine usted que Nananino su familiar cercano tiene fuertes dolores en todo el cuerpo, presenta fiebre y no puede respirar bien, lo llevan a un hospital público donde le diagnostican que está infectado con Covid-19 pero el médico lo manda a su casa porque no presenta síntomas graves que requieran hospitalización sólo debe tomar medicamentos para reestablecerse, pero los malestares de Nananino aumentan por ello lo lleva de nueva cuenta al hospital público donde le niegan la atención porque no hay camas, personal, ni medicinas con qué atenderlo; un amigo de la familia es abogado y les propone solicitar un amparo para que lo atiendan porque corre el riesgo de perder la vida por falta de atención médica. Efectivamente el Juez le otorga el amparo y ordena que el hospital atienda de inmediato al paciente, para eso ya pasaron cinco días en el que su salud ha empeorado cada día por determinadas circunstancias el procedimiento no avanza y no lo atienden porque están saturados, al noveno día muere.
Historias como esta son parte de la narrativa que nos va dejando la pandemia familias que sufren porque el Estado no garantiza los servicios de salud y el derecho como medio para exigir el respeto de derechos como el de salud, es insuficiente.
Se han señalado varias causas de la insuficiencia: la irresponsabilidad de quienes dirigen el gobierno por no tener el personal y los materiales suficientes para garantizar la salud de los mexicanos; la falta de profesionalismo de quienes aplican el derecho, en fin, múltiples y variadas causas, que no son el tema de este artículo, hoy quiero reflexionar en la necesidad de que el derecho sea un medio suficiente para garantizar la efectiva aplicación de las normas en beneficio de las personas. Vamos a ver
La pandemia nos ha mostrado las deficiencias para enfrentar realidades y problemas complicados que han superado los contenidos de las normas y la incapacidad de quien las aplica, como en el caso de Nananino, a quien se le quedó a deber la aplicación de lo que la constitución general establece, que todas las personas gocen de los derechos humanos, entre ellos el derecho a la salud y la aplicación de la de justicia en forma pronta, completa, imparcial y gratuita, porque si bien se le otorgó el amparo, no se le dieron los servicios médico oportunamente, es decir el derecho fue insuficiente.
Sabemos que los jueces y el personal que aplica las sentencias y resoluciones actúa aplicando los principios de legalidad, es decir, todo lo que hacen debe estar en una ley, la deben cumplir al pie de la letra para dar seguridad jurídica a los ciudadanos y a las autoridades que violen derechos humanos, y con ello cumplen su responsabilidad.
En ese contexto, hay quienes sostienen que el derecho y su aplicación no es ni pronta, ni expedita y menos completa. Que es parcial porque sólo protege a quienes tienen el poder no a los ciudadanos. Que el diseño de las leyes y procedimientos para su aplicación no responden al interés de los particulares que intentan proteger como en el caso de Nananino a quien no se le respetó y cumplió su derecho a la atención médica.
No olvidemos que el derecho es un instrumento que regula la actuación de las personas, que busca la transformación social, su finalidad es mantener el orden y mantener las vidas de las personas, haciendo que se respete las normas jurídicas. El Estado tiene la obligación de prevenir, modificar, reparar, sancionar y hacer todo lo necesario para garantizar la atención médica de todas las personas, situación que es y será insuficiente ante la crisis sanitaria.
La insuficiencia del derecho entonces la vemos en dos aspectos, el diseño de las normas y la capacidad de los profesionales para aplicarlo de tal manera que las personas se beneficien realmente para que sientan y vivan la justicia cotidianamente, por ello, como bien lo decía Einstein es buen momento para transformar al derecho ya que “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progreso. La creatividad nace de la angustia”.
En tal sentido ¿Qué podemos hacer para que el derecho sea el medio suficiente para lograr la justicia cotidiana?
Considero que debemos fortalecer el Estado democrático de derecho porque el problema es de diseño y de competencias éticas de los jueces y personal que lo aplica, de tal manera que sería bueno 1.- Reflexionar sobre el papel que debe jugar el derecho en esta nueva realidad, su diseño y efectividad real y 2.- La formación ética de los abogados y servidores públicos que integran el poder judicial.
En cuanto al primer punto es necesario repensar el derecho como el motor que facilite el goce de los derechos de las personas en forma plena, diseñando normas claras, agiles y sencillas que faciliten la labor de los jueces y personal del poder judicial para hacer realidad la justicia en la vida cotidiana de las personas, con resultados palpables y objetivos.
La calidad profesional de los integrantes del poder judicial se reforzará con la formación ética intensa, a efecto de lograr que el valor de las personas, la dignidad, la honestidad, el honor y el respeto a la vida sean los principios que guíen sus funciones y la responsabilidad de aplicar la ley en beneficio de las personas, y no de su interés perverso de lucrar a costa de la necesidad de las personas, utilizando el poder que tienen en forma corrupta y perniciosa.
Si logramos estas transformaciones probablemente tendremos profesionales que aplique un derecho suficiente para proteger y beneficiar a las personas; un Estado de derecho con más sentido humano y menos Nananinos que mueran por falta de una defensa oportuna de sus derechos, porque en todo caso ¿de qué nos sirve tener leyes de membrete que no son obedecidas y que no garantizan los derechos humanos de las personas?