Estimado lector, creo que relacionar los temas musicales con la situación por la que estamos pasando me hace entender mejor las cosas, es por eso que ahora lo invito a la reflexión a través de la canción Too much information de la banda británica Duran Duran que viene en su disco The wedding album lanzado en 1993. Si alguna vez la escuchó seguramente se acuerda del tema que trata, en caso de que no la tenga en el radar, búsquela en la web y se dará cuenta que es una crítica muy al estilo de la banda británica con relación a la saturación de la información mediática, sobre todo a la constante incitación al consumo de esos productos superficiales incluyendo la misma música pop.
Hagamos memoria, en 1993 si bien en nuestro país ya contábamos con internet, no era de uso común y mucho menos para el esparcimiento o mejor dicho para la pérdida de tiempo y la saturación de información, los medios ahora llamados tradicionales seguían en la punta de la pirámide del consumo mediático, no se había desarrollado la radio satelital y el sistema de televisión por cable era la mejor opción para mantenernos al día, o tal vez saturados de noticias, espectáculos, deportes, entretenimiento puro o puro entretenimiento, aderezado claro está de campañas publicitarias novedosas que cumplían con su función. Ahora 27 años más tarde nos podemos percatar que la relación que tenemos con los medios “tradicionales” y digitales no ha cambiado, al contrario, dependemos más de estos; échele un vistazo a su alrededor, más ahora en los tiempos del confinamiento a medias, por qué digo que a medias, porque nadie lo cumplimos como debiera ser y las consecuencias las vamos a pagar todos; pero bueno, haga el ejercicio de voltear a su alrededor, le puedo garantizar que en donde se encuentre podrá ver cómo las personas, familiares o no, están haciendo uso de un dispositivo móvil, de la computadora, del televisor y la exposición es desmedida; con el pretexto del “home office” y las clases en línea hemos rebasado por muchos minutos los tiempos de exposición de pantalla en lo individual, acaso será ese el futuro o la nueva realidad; de ser así, bendita tecnología nos tomó por sorpresa y ahora sobre la marcha tenemos que ajustar y corregir las líneas de acción, los protocolos, los procesos, la manera en que nos tenemos que comunicar.
Precisamente por las redes circula una imagen de aquella vieja serie de dibujos animados llamada “Los Supersónicos” de los estudios Hanna-Barbera, una familia como “Los Picapiedra” pero en el futuro, y nos dejaban ver todo lo que en este momento estamos entendiendo como cotidianeidad; el “meme” dentro de todo es interesante y reflexivo pues las generaciones que cuando niños vimos esos avances tecnológicos nunca pensamos que ahora fueran parte de nosotros, quizá romántico y reflexivo pero en el día a día, confuso, rebasado, saturado y mal aplicado. El simple hecho de estar en casa, bajo las condiciones que cada uno tenemos nos hace vulnerables, somos seres sociables, o por lo menos eso nos enseñaron a través del estímulo respuesta, tal vez unos más que otros podemos interactuar con el resto de la población, sin embargo aun siendo poca esa convivencia realmente es necesaria y ahora más que nunca la estamos resintiendo, entonces imagínese, confinados y expuestos a más información de la que estábamos acostumbrados a recibir, eso genera un desorden.
Estamos alerta escuchando y observando cómo se comporta este fenómeno, nos acercamos a una fuente que proporciona su versión, la cual desconocemos si es verdadera o no, de pronto tenemos acceso a otra que contradice a la primera, después siguen las noticias sensacionalistas, fantasiosas y poco creíbles pero dadas las circunstancias y el momento hasta esa información la tomamos en cuenta, me refiero a aquella que solamente hacen que la población entre en pánico y se confunda más de lo que ya está. Antenas que nos contaminan, que nos espían, personas que inyectan el virus en la calle, gente que se roba la información de las personas y la usa para que les roben todo lo que tienen en sus cuentas bancarias, en fin, un sinnúmero de mensajes que más que apoyar, confunden, asustan, descontrolan a la sociedad.
Mucha información, poca de esta validada, mucha falsa, mucho consumo, mucha paranoia y mucho tiempo para preocuparnos. Estimado lector, pasamos por un momento inédito en la historia de la humanidad, pues aunque ya se había pasado por pandemias que hicieron estragos en la sociedad, no se tenían los medios de comunicación y difusión como ahora, como le decía, bendita tecnología que nos toma descuidados y hace estragos en nosotros; tenemos que cuidarnos del virus como tal, cuidar los dineros para que no nos tome mal parados la crisis económica que se avecina, pero además cuidarnos de lo que consumimos en los medios, de la ventana inmediata que ofrecen para observar al exterior, una realidad tergiversada por los intereses de estos mismos para mantenernos confundidos, aletargados, asustados. Le puedo asegurar que hoy por hoy desconocemos el actuar para el futuro que nos espera a la vuelta de la esquina, estos mismos medios nos han hecho dudar del mismo fenómeno y lo peligroso que es. Sin duda son los gobiernos, los medios de información y comunicación, las organizaciones mundiales, las empresas trasnacionales, el crimen organizado y hasta nosotros mismos. Tome sus consideraciones, no sé si recomendarle que se informe o mejor busque su libro de cabecera o vea su serie de televisión favorita, no se deje envolver por la saturación de la información, sea libre para decidir, seamos capaces de sobrevivir a este fenómeno integral.
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