Dice el presidente López Obrador que en México “la pandemia” fue domada. Desafortunadamente el contraste con la realidad es fatal. A dos meses del primer caso de Covid-19 en el país y con la fase 3 encima, hay once hospitales y clínicas (del IMSS e Issste) saturados con pacientes con coronavirus y a ello se suma una trágica numeralia que aumenta rápidamente: 17,799 casos confirmados al cierre de esta columna y 1732 muertes relacionadas con la enfermedad.
El gobierno de la 4T hay que decirlo, ha transitado peligrosamente de la irresponsabilidad a la mentira.
La respuesta de esta administración ha sido frívola y absurda desde un inicio. Basta recordar las frases del Subsecretario Hugo Gatell y el “show” en el que se ha convertido la conferencia mañanera del presidente, en la cual repite una mentira tras otra.
Pero, ¿cómo es que llegamos a este escenario y hasta qué punto está dispuesto a llegar el gobierno federal con tal de sostener su postura?, ¿cuántas vidas costará el desdén del presidente y de su gabinete, ante la crisis sanitaria que están soportando en sus hombros, médicos, personal de enfermería y personal administrativo de los hospitales?
Vayamos unos pasos atrás para tener mayor claridad de este escenario.
En mayo de 2019, hace un año precisamente, el entonces titular del IMSS, Germán Martínez, presentó su renuncia ante el Consejo Técnico de ese organismo, acusando lo siguiente: “algunos funcionarios de la Secretaría de Hacienda tienen una injerencia perniciosa en el IMSS y ponen en riesgo la vocación igualitaria, de justicia y, concretamente, de prestación de servicios de salud en el Seguro Social” (El Universal, Carta íntegra de la renuncia de Germán Martínez Cázares al IMSS, 21 de Mayo de 2019).
El señalamiento era grave y aunque fue la nota principal de aquellos días, paso desapercibida rápidamente y la advertencia quedó sepultada entre las mañaneras.
Lo cierto es que en el primer trimestre de ese mismo año (2019), el IMSS tuvo un subejercicio de 20 mil millones de pesos que incluyó los rubros de “contratos de personal por honorarios” y “materiales y suministros”. Esto quiere decir que se dejaron de gastar recursos indispensables para el equipamiento y funcionamiento de las clínicas del Seguro Social, para destinarlos a quién sabe que causa.
Lo que vemos hoy es la crisis más profunda del sector público de salud en las últimas décadas, quizá desde la creación del IMSS.
Sin embargo y pese a las cifras, los funcionarios de esta administración insisten en mentir. Dicen que todo está bajo control, presumen un manejo ejemplar de la situación (que sólo ellos se creen) y acusan a la “derecha conservadora” de una campaña de desinformación que apuesta al fracaso del gobierno de la Cuarta Transformación.
Sus absurdos complejos ideológicos los tienen cegados. Mientras el Presidente y el Subsecretario Gatell profieren discursos sin sentido, bajo una camaradería infantil que los pone en evidencia a cada mañanera, los aumentos de contagios entre el personal médico crecen exponencialmente (al menos 216% en tan sólo 10 días) y las mentiras caen una a una, rebasadas por la realidad.
Ya lo dijo la UNAM: “el modelo centinela con el que Secretaría de Salud estima la prevalencia del Covid-19 en México no está arrojando las cifras reales de la pandemia”, por lo que efectivamente, no se sabe el tamaño verdadero de la crisis sanitaria en el país, y la curva de contagios avanza peligrosa y rápidamente cada día.
¿Hasta dónde llegarán sus mentiras?, ¿hasta dónde están dispuestos a arriesgar la vida de miles de mexicanos?, ¿hasta dónde soportará su discurso fantasioso, la dura realidad que hoy colapsa al sistema de salud?