Las experiencias de educación ambiental en el Estado de Aguascalientes, es materia que ha encontrado eco en las políticas públicas gubernamentales así como en la preocupación de organizaciones de la sociedad civil.
Ejemplos de buenas prácticas ubican al Centro de Educación Ambiental, Cultural y Recreativo El Cedazo, al Centro de Educación Ambiental Cultural y Recreativo Rodolfo Landeros Gallegos, al Centro de Educación Ambiental e Investigación Los Alamitos; y en la línea de la sociedad civil, se ubica al Centro Ecológico Los Cuartos; así como a Movimiento Ambiental de Aguascalientes y Amigos del Bosque de Cobos, entre otros.
Hacia finales de la década de los años 80 en Aguascalientes, da comienzo una andadura de experiencias sobre educación ambiental con orientación artística. Una de ellas se generó en el Taller Infantil de Artes Plásticas, TIAP, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Inegi, experiencia pedagógica que tuvo una trayectoria superior a las dos décadas y que entre otros objetivos persiguió el desarrollo de la capacidad creadora entre los participantes del taller, en un clima de libertad, seguridad y confianza, que se dio en el marco de la descentralización de la Administración Pública Federal al interior de los estados del país.
Esta vivencia fue diseñada y operada por trabajadores de esa institución con formación profesional en artes y en psicopedagogía por la Universidad Nacional Autónoma de México, cuyo modelo toma referente al experimentado por la Facultad de Artes y Diseño de la misma institución educativa, el cual se vio enriquecido al contextualizarlo a un nuevo espacio, tiempo y entorno, que cumpliría además otros propósitos, como la incorporación de la familia Inegi al pulso cultural del estado.
Las niñas y niños de este Taller, hijos de trabajadores de esa institución, expresaron mediante diferentes medios artísticos su percepción, su forma de ver, sentir y relacionarse con su entorno, lo que dio como resultado obras de elocuente y de singular factura que les permitieron conocer además del medio natural y cultural, la oportunidad de acceder a muestras y a reconocimientos en escenarios promovidos por instancias gubernamentales estatales y federales; y en espacios internacionales como Naciones Unidas.
A mediados de la década de los años 90, el Instituto de Educación de Aguascalientes, IEA, editó un libro de texto gratuito para cuarto año de educación primaria en materia de enseñanza y cultura ambiental, el primero en su género a nivel nacional, utilizando centralmente imágenes de trabajos artísticos de la comunidad infantil del TIAP-INEGI, relacionados con los temas fundamentales de dicha publicación, que privilegia el conocimiento de nuestra riqueza natural y cultural del estado y la región.
Recientemente el Instituto Cultural de Aguascalientes, ICA, desarrolló una propuesta educativa medioambiental desde el arte, dirigida a las niñas y niños que residen en los municipios de Asientos, El Llano, Tepezalá y la comunidad rural de Refugio de Peñuelas, perteneciente ésta, a la jurisdicción capital, con apoyo del Programa Alas y Raíces de la Secretaría de Cultura de Gobierno Federal, que dio como producto el Laboratorio de Expresión y Creación Artística Infantil Medioambiental, LECAIM, el cual forma parte del programa Ars et Natura, que ha diseñado esa institución con una visión sistémica para contribuir mediante proyectos culturales y artísticos, al aprovechamiento sustentable del entorno por parte de las comunidades de Aguascalientes, que pretende en perspectiva, fomentar y fortalecer desde este ámbito, políticas de prevención socioambiental, que eviten el deterioro de la naturaleza, con miras a asegurar el bienestar de la generación actual y las futuras.
El LECAIM, se concibió como un espacio al aire libre, en el entorno natural y también en recintos cerrados para la investigación, experimentación, prácticas y trabajo de carácter creativo y lúdico, con énfasis en el fortalecimiento de la educación y cuidado del medio ambiente de la localidad a quien se dirigió, siendo además una alternativa de educación no formal, en la que se han involucrado procesos y prácticas de aprendizaje que fueron dirigidas a esos grupo sociales.
La característica principal del Laboratorio fue la experimentación y la estimulación por medio de diversas actividades creativas que facilitaron el redescubrimiento de la riqueza patrimonial común a las localidades e identificando las necesidades en torno a los problemas del medio ambiente local.
Así, uno de los aspectos fundamentales de este Laboratorio, ha sido el despertar el interés y el gusto de las niñas y niños por el cuidado y la protección del medio ambiente, para favorecer conductas que consideren la conciencia social y la solidaridad al comprender los límites biofísicos de nuestro entorno con base en la educación, el arte, y los propios saberes, usos y costumbres de las comunidades a las cuales pertenecen, ya que se considera que ello en un futuro desarrollará una mayor comprensión y responsabilidad para actuar en beneficio de la conservación y mejora de los recursos naturales y del patrimonio cultural, cuyo destino sea el cambiar nuestra visión y el modo de relacionarnos con la naturaleza, en la que se reinventen y reimaginen usos racionales y amigables de los recursos que provee el planeta en busca de un desarrollo satisfactorio, así como, un ambiente saludable y fuerte, económicamente factible y socialmente equitativo.
De esta manera se ha facilitado el que los infantes reunidos en esta práctica hayan participado de la vivencia y la comprensión de sus propios entornos inmediatos, ya sean los urbanos o rurales, como un laboratorio de experimentación artística y de expresión, obteniendo aprendizajes sobre la biodiversidad genética, de especies, de ecosistemas, así como de paisajes. De tal manera que esto contribuyese para que la educación ambiental entre las niñas y niños, se centre en el cuidado de la naturaleza y del entorno como un estilo de vida, que promueva valores y comportamientos para que los acompañen en la edad adulta y les definan a futuro como ciudadanos comprometidos éticamente con su entorno e incubados en una cultura de paz, que faculta a la comprensión para el desarrollo de un pensamiento ecológico sólido, para aplicarlo ante los desafíos medioambientales desde la colaboración y el compromiso personal y social.
El diseño de este proyecto ha considerado igualmente, los objetivos que en materia de educación ambiental para niños y niñas propone la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, a través de los cuales los pequeños comprenden y toman conciencia de los problemas ambientales para mostrarse sensibles a ello, y por consiguiente para informarse y alentar el interés por la mejora del entorno, realizando actividades relativas a temas como la energía, el paisaje, el aire, el agua, los recursos naturales y la vida silvestre.
Otro referente valorado por los creadores de este servicio ha sido la Carta de la Tierra, toda vez que ésta representa una declaración internacional de principios y propuestas de conservación y acción para el medio ambiente alentada por Naciones Unidas, cuyos principios éticos y la búsqueda del bien común aportan a la construcción de una sociedad sostenible y pacífica, siendo principios entre otros, el respeto y cuidado de la vida, la integridad ecológica, la justicia social y económica, al igual que la democracia, no violencia y la paz.
La suma de todas estas consideraciones permiten a su vez que los niños y niñas amplíen o modifiquen su comportamiento y sus conocimientos en materia ecológica, obteniendo de ellos un valor agregado de manera natural ya que da un enriquecimiento de conocimientos en las áreas del curriculum escolar, lo que apoya su aprendizaje en matemáticas, literatura, historia y ciencias, entre otras.
Es así que este Laboratorio a lo largo de estos primeros meses del año, ha considerado en su planeación actividades acordes a la edad y la maduración cognitiva, psicomotriz, social y emocional de los niños, cuyo aprendizaje significativo es esencialmente experiencial, divergente, práctico, lúdico, ameno y divertido, arribando a él por medio de actividades artísticas y de desarrollo de la expresión que considera la memoria colectiva, las tradiciones, el uso de materiales naturales del sitio, de reuso o de desecho, con base a un modelo pedagógico constructivista, además de incluir un diagnóstico documental por cada comunidad para conocer aspectos sociodemográficos, geográficos, sociales, ambientales, y económicos para visibilizar las fortalezas, recursos y necesidades que presentan los lugares donde se trabajó.
Quizás lo que haga aún más valioso a este tipo de proyectos, sea el educar la sensibilidad tanto del corazón como de la memoria, para reforzar la facultad de asombro en los infantes mediante el cultivo de la curiosidad y la admiración, no privilegiando la memorización sino animarlos a sentir curiosidad por el mundo para que vivencien y conozcan que en cada característica que identifica a un ser vivo lleva éste en él, la historia de la evolución de las especies como resultado de millones de años de vida y de múltiples generaciones que les precedieron, incluso estando estas especies presentes antes de la aparición del hombre sobre la faz de la tierra.
El proyecto operado por mediadores educativos provenientes de los programas académicos a nivel profesional de la institución rectora de la cultura en el estado, fue cristalizado teniendo como sede, las Casas de Cultura de los municipios señalados arriba y en la Escuela Primaria Pública General Guadalupe Victoria de la comunidad referida adscrita al IEA; significando esta andadura, una acción que no se percibe como aislada, sino como el potencial surgimiento de una política pública que sugiere revalorar el arte y la cultura desde su papel como agente de cambio social, habiendo que apuntar su contribución formativa que se engarza a los hilos del entramado de la administración gubernamental, de la sociedad civil y de los individuos.
Experiencia que junto a otras similares, anime a erradicar el individualismo para optar por el trabajo colaborativo que promueva el buen vivir, el cual propicie un cambio de cosmovisión en la sociedad para que sea valorado como interés supremo en favor de la vida, la igualdad y el derecho a vivir de los seres humanos con dignidad, presentada en la utópica Agenda 2030 por medio de los Objetivos de Desarrollo Sostenible promovidos por Naciones Unidas, con el fin de abordar los retos sociales, económicos, ambientales y gubernamentales más importantes de nuestro tiempo.
Tengamos pues, presente y en el centro de nuestras vidas, una de las máximas del ecologismo que afirma que la naturaleza ha obsequiado a la humanidad la existencia.
Primavera de 2020