Con o sin Covid-19, la violencia de género es un tema de salud pública - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Invisibles, así somos las mujeres en este país. Apenas el 6 de mayo el presidente López Obrador aseguró que no ha incrementado la violencia de género durante la contingencia sanitaria que nos tiene encerrados a todos en casa. Ni en proporciones estratosféricas, en números que avalen las violencias contra nosotras, nos vemos.

Invisibles hemos sido toda nuestra existencia. Así seguiremos cuando termine esta pandemia, con las mismas políticas públicas de siempre insulsas e inservibles, asistencialistas, reproductoras de estereotipos, reforzadores de la violencia, sin análisis, sin estudios, sin ningún cumplimiento a las leyes que ya existen producto del trabajo y la constancia de muchas otras mujeres activistas, a los múltiples estudios académicos, las mismas maneras de creer que ahora sí se están erradicando las violencias contra las mujeres con el mismo trabajo raquítico de los institutos de la mujer de todo el país. 

Cuando llegue el momento del levantamiento y las mujeres por fin puedan salir a la calle a denunciar, a decirle al mundo las violencias padecidas por ellas y sus crías, ahí es cuando no alcanzará el menosprecio del presidente ni de los gobiernos a esta otra epidemia, la que la OMS estima que se incrementó un 60%.

Esta contingencia nos ha dejado ver que las múltiples violencias de género son también un tema de Salud Pública, y que existe un vacío si vemos las políticas públicas en este sector con una perspectiva de género solo enfocada a la maternidad, puerperio, lactancia, pediatría y oncologías femeninas.

Nos urge que la violencia de género sea el foco de atención en este país. No podemos dejar pasar la enorme convocatoria que tuvo el 8 y 9M que nos hizo visibles al manifestarnos contra las violaciones, tortura, acoso sexual, el acoso digital, la violencia sicológica, invisibilización, el menosprecio solo por ser mujeres. 

La Organización Mundial de la Salud destacó desde el 2013 que la violencia contra la mujer es “un problema de salud global de proporciones epidémicas”, que afecta a un tercio de las mujeres en el ámbito mundial ante la ausencias de guías de práctica clínica y de políticas lanzadas para orientar la respuesta del sector salud ante estas violencias.

El informe, Estimaciones mundiales y regionales de la violencia contra la mujer: prevalencia y efectos de la violencia conyugal y de la violencia sexual no conyugal en la salud, destaca la necesidad de que todos los sectores se comprometan en eliminar la tolerancia de la violencia contra las mujeres.

A esta alturas, pensemos en la revictimización que sufren muchas mujeres en hospitales y centros de salud al tomar las muestras en sus cuerpos, al realizar curaciones a heridas producto de violencias, golpes, desgarramientos vaginales, en las violencias ginecológicas durante el parto con las humillaciones, rotaciones excesivas, cesáreas innecesarias.

Que esté escrito que el Sector Salud está obligado a trabajar contra la violencia de Género en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y que exista un Sistema Nacional para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres no ha sido garantía de que se lleve a cabo. 


La OMS envió un mensaje muy poderoso, la violencia contra las mujeres es un problema de salud mundial de proporciones epidémicas, por lo que los sistemas de salud del mundo deben hacerse cargo. De esta premisa se desprenden los impactos en la salud por la violencia ejercida contra las mujeres: 

*Depresión: El Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva en 2017 publicó un documento titulado Género y Salud en Cifras, del cual se desprende que en México, la depresión ocupa el primer lugar de discapacidad para las mujeres y el noveno para los hombres, el género es un factor determinante, la obligación de cumplir con los deberes asociados con la maternidad, el matrimonio y las opresiones que se viven por el hecho de ser mujer y estar obligada a cumplir con ciertos roles son causa de la depresión. También que la violencia es un factor importante que desencadena la depresión, el 35% de la diferencia por género en depresión podría explicarse por el abuso sexual ocurrido en la infancia a niñas. La violencia conyugal contribuye de manera importante a los problemas de salud mental de las mujeres, pues tienen casi el doble de probabilidades de sufrir depresión en comparación con las que no padecieron ningún tipo de violencia. Es indudable la disminución de la creatividad y la productividad de las personas que viven en situaciones de violencia en muchos casos, un deterioro en el funcionamiento social, aunque la capacidad de resistir de muchas se amplíe. También se documenta la depresión en muchos casos de embarazos adolescentes y postparto. 

*Problemas con el consumo de alcohol y trastornos alimenticios: Mujeres que sufren violencia de pareja son casi dos veces más propensas a tener problemas con el uso del alcohol; los trastornos alimenticios generalmente son por imposiciones sociales sobre el cuerpo.

*Infecciones de transmisión sexual: Mujeres que sufren violencia de pareja física y/o sexual tienen 1,5 veces más probabilidades de contraer sífilis, clamidia o gonorrea o el VIH.

*Embarazo no deseado y aborto, pues la violencia de pareja y la violencia sexual de personas que no son pareja se asocian con el embarazo no deseado. También las mujeres que sufren violencia de pareja física y/o sexual tienen el doble de probabilidades de tener un aborto espontáneo que las mujeres que no sufren este tipo de violencia. Se estima que durante la pandemia, podrían suceder 15 millones de embarazos no deseados más y 28.000 muertes de personas gestantes durante este año. La organización internacional Marie Stopes, que presta servicios de anticoncepción y aborto en 37 países, hizo sus cálculos. Estima que 9.5 millones de niñas y mujeres en el mundo perderían el acceso a sus servicios en 2020 debido al coronavirus.

*Bebés con bajo peso al nacer: Las mujeres que sufren violencia de pareja tienen un 16% más de probabilidades de tener un bebé de bajo peso al nacer.

*La violencia sexual, sobre todo en la infancia, dice el documento, también podría incrementar el consumo de tabaco, alcohol y drogas, así como las prácticas sexuales de riesgo en fases posteriores de la vida. La violencia de pareja (física, sexual y emocional) y la violencia sexual ocasionan graves problemas de salud física, mental, sexual y reproductiva a corto y largo plazo a las mujeres.

*Lesiones vinculadas a intentos de feminicidios, como ataques de ácido.

*Consecuencias mortales como el feminicidio o el suicidio. 

*Los niños que crecen en familias en las que hay violencia pueden sufrir diversos trastornos conductuales y emocionales. Estos trastornos pueden asociarse también a la comisión o el padecimiento de actos de violencia en fases posteriores de su vida. Múltiples estudios señalan que los hombres que han sido violentados en la infancia, sexualmente o no, también replican las violencias contra la niñez y las mujeres.

*La violencia de pareja también se ha asociado a mayores tasas de mortalidad y morbilidad en los menores de 5 años (por ejemplo, por enfermedades diarreicas o malnutrición).

La violencia de género también tiene costos sociales y económicos, pues de padecer violencia sicológica, las mujeres pueden llegar a encontrarse aisladas e incapacitadas para trabajar, perder su sueldo, dejar de participar en actividades cotidianas y ver menguadas sus fuerzas para cuidar de sí mismas y de sus hijos.
Cuando termine la contingencia sanitaria, muchas mujeres regresarán a la vida pública con embarazos productos de agresiones sexuales, de ceder a las presiones con tal de evitar golpes, o por la de falta de educación sexual y planeación o no haber tenido acceso a anticonceptivos, como aseguraron en un inicio que sería garantizado en los Centros de Salud, pero que vemos otra realidad, pues la atención a pacientes Covid-19 representa el centro de atención en estos momentos.

El sector salud debe implementar estrategias de atención que persiguen el objetivo común de deslegitimar el uso de la violencia en cualquiera de sus formas para la solución de los conflictos que surgen inevitablemente en las relaciones humanas, y más atención precisamente en tiempos de pandemias, se debe atender de manera multidisciplinaria.

Este propósito representa un reto enorme, se lee en el texto, “pues implica un cambio en las estructuras de atención al problema, una aplicación expedita de normas, leyes y reglamentos aplicables, para lo cual se requiere la transformación de las concepciones tanto de quienes utilizan los servicios de salud, como de quienes los prestan, para comprender el problema y contribuir a su prevención y control”.

Es importante empujar para promover espacios de discusión de los resultados con autoridades locales y federales dentro y fuera del sector salud, para aprovechar la información y reorientar políticas y programas de salud, a fin de brindar una mejor atención a las necesidades de las mujeres no solo para atender oncologías femeninas ni embarazo, puerperio, lactancia, sino contra las violencias de género.

Queda una pregunta en el aire: ¿Qué papel va a jugar la violencia de género en el recién creado  Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) ese organismo de la Secretaría de Salud recién fundado en 2020, en la administración de Andrés Manuel López Obrador, que proveerá servicios de salud a las personas que no tienen seguridad social del IMSS o el Issste y que sustituyó al Seguro Popular? ¿También ahí somos invisibles?

 

@negramagallanes

 

Otras fuentes:

La violencia contra la mujer, un grave problema de salud pública: http://www.ipsnoticias.net/2019/11/la-violencia-la-mujer-grave-problema-salud-publica/

Ley general de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGAMVLV_130418.pdf 

“Detección de las áreas de oportunidad en registros administrativos de salud para la incorporación de la perspectiva de género”: http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/registros_salud.pdf


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Tania Magallanes

Jefa de Redacción de LJA. Arma su columna Tres guineas. Fervorosa de lo mundano. Feminista.

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