Sostengo que oponerse a este gobierno descalificando a Andrés Manuel López Obrador es una estrategia condenada al fracaso, primero porque es intentar argumentar con un charlatán experimentado, capaz de vender cualquier chuchería como remedio milagroso; segundo, ofender al mercader de esperanza anula la posibilidad de diálogo, porque antes de contestar al argumento, la horda tetratransformista anulará cualquier posibilidad de diálogo atajando el cuestionamiento para que no alcance al presidente; tercero, no vale la pena insultarlo, él se basta para hacerlo y lo hace mejor que nadie.
En la mañanera del jueves 28 de mayo, Luis Méndez, de Notimex, planteó al presidente las quejas por el recorte del 75% a la ciencia por parte de varias instituciones de nuestro país, esta decisión de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, ya ha tenido consecuencias, Sergio López Ayllón, director del CIDE, explicó que se quedarán sin dinero para pagar la renta, honrar los contratos que ya se tenían firmados, impedirá la realización de la revista Istor, que este año cumple 20 años, y obligó a la institución a impartir el próximo semestre a distancia; pero el CIDE no es el único afectado, es un golpe a la ciencia que se produce en el país. Ante la pregunta, López Obrador la desestimó lenguaraz como siempre, primero negó que hubiera tal recorte, enseguida dijo que “se van a seguir entregando los apoyos de manera directa”, revolcó una vez la historia de que el recorte es para todos parejos, contó la anécdota de cómo su administración no gasta como las demás, para finalizar descalificando a los “científicos”.
Preguntó el presidente: “¿Quiénes apoyaron al porfiriato? Pues Los Científicos, el grupo de Científicos, así se les conocía. A veces no todos los que se dedican a la ciencia, no todos los que se dedican a la cultura, a la investigación, a la academia son gentes conscientes (…) pero en cuanto a esto, los Científicos apoyaron siempre a Porfirio Díaz y al conservadurismo”. Una respuesta absurda que de inmediato fue replicada en redes, no pararon de evidenciar a López Obrador como un ignorante por confundir a los llamados “científicos” del porfiriato, por obviar a Comte y los positivistas… Inútil, así juega el presidente, generando esa confusión a propósito.
Sabe López Obrador que le habla a la mesa que ha polarizado a lo largo de muchos años, esa que le tiene una fe ciega porque le ha comprado un país sin matices, dividido entre ricos y pobres, fifís y conservadores, los de arriba contra los de abajo, sabe el presidente que su palabra es la ley y antes de responsabilizarse por sus decisiones, convoca al escudo de las benditas redes sociales, esa es su táctica; se lo dijo a Epigmenio Ibarra en el infomercial disfrazado de entrevista, un recorrido por Palacio Nacional en el que confesó el pilar de su estrategia de comunicación al zalamero productor: “Hay medios de comunicación alternativos, sobre todo las redes sociales y mucha gente consciente, cómo se dio una revolución de las conciencias, un cambio de mentalidad, México está a la vanguardia en cuanto a politización”, así de claro, alabar la idiocia para no rendir cuentas.
Qué difícil tarea la de establecer una conversación, un diálogo, un intercambio de ideas con la Cuarta Transformación, cuando su líder sólo les responde a quienes son felices como él quiere, sumisos personajes como Lord Molécula, eso que se presenta a las conferencias acreditado como reportero, quien ayer propuso que el índice para medir el bienestar se le llame AMLOVER… igual a los que atiende el presidente.
Coda. “Eso que ustedes llaman corazón está bastante más abajo del cuarto botón del chaleco”, es un aforismo de Lichtenberg, otro es: “Jamás hay que creerle a quien asegure algo con una mano en el corazón”, como a quien desde el púlpito presidencial asegura que le habla al pueblo bueno.
@aldan