Selección Bioética/ Opciones y decisiones  - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Una nueva controversia, ahora de naturaleza Bioética, se dibuja en el mapa nacional de nuestro país. De cuyo contenido es imposible sustraernos, porque simplemente atañe potencialmente a nuestra vida, a la de nuestros seres queridos y sin exclusión posible de alguno, a todos nuestros conciudadanos. Veamos sus antecedentes.

En México, se pronuncia el inicio de la Fase 3 de la declaratoria de emergencia sanitaria por el coronavirus Sars CoV-2, o CoVID-19, bajo los siguientes términos: El Gobierno de México anunció este martes la entrada en la fase 3 de la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 marcada por una aceleración de contagios de Covid-19, por lo que formaliza la extensión de las medidas de distanciamiento social hasta el 30 de mayo. (Fuente: Infobae. América. Argentina. https://bit.ly/2VxlvvX ). “Hoy queremos dar por iniciada la fase 3 de la epidemia de COVID, recordando que estamos en una fase de ascenso rápido donde se acumulan una gran cantidad de contagios”, informó en conferencia de prensa el subsecretario de Promoción y Prevención de la Salud, Hugo López-Gatell. 

Al tiempo que nuestro máximo órgano de autoridad en materia de Salud Pública, había emitido el borrador de un documento que habría de probar ser extremadamente controversial, al tratarse de la asignación de recursos médicos escasos, en situación de precariedad. Siendo la pregunta de fondo: ¿Quién debe recibir los beneficios médico-clínicos bajo el supuesto de una situación límite y bajo asignación excluyente crítica de uno o más sujetos, por el equipo médico tratante? 

Obviamente, se trata de una cuestión de naturaleza compleja y supuestos densamente anclados en la Bioética que además del área médico-clínica, en cuanto tal, involucra elementos del ámbito social, económico y político a la vez. Como bien lo expresó, la semana pasada, mediante entrevista televisada por Leo Zuckermann, el Dr. Arnoldo Kraus Weisman (–quien es miembro fundador del Colegio de Bioética A.C. Estudió medicina en la Facultad de Medicina de la UNAM. Realizó el postgrado de Medicina Interna y de Inmunología y Reumatología en el Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán, donde laboró hasta 2003. Se desempeña actualmente como profesor de postgrado en la Facultad de Medicina de la UNAM-). Cito de memoria, en esta situación me temo que confrontamos al mismo tiempo una pandemia epidemiológica, junto con una pandemia de la pobreza. A lo que yo comento, factores que hacen más crítica y compleja la toma de decisiones al momento de asignar recursos médico-clínicos tan impostergables como escasos. 

Con el propósito explícito de afrontar este tipo de dilemas éticos, en las unidades mismas de cuidado hospitalario, a la hora de asignar el tratamiento adecuado a un enfermo en condición de riesgo extremo de su vida –causado por la pandemia-, el sector de Salud se vio obligado a proveer los criterios y políticas internas médico-clínicas para salvar el mayor número de vidas posibles. En este contexto hubo de intervenir la máxima autoridad, en esta materia, para emitir una guía objetiva y confiable, indicativa y exigible en el manejo y prestación de los servicios médicos requeridos. Y es aquí que entramos en materia.

El Consejo de Salubridad General (CSG) revisa un nuevo proyecto de Guía para Asignación de Recursos Médicos en Situación de Contingencia, que deja de dar prioridad a los jóvenes sobre adultos mayores y en caso de empate entre pacientes, no se usará el azar para decidir quién accederá a los recursos escasos ante la pandemia por COVID-19. El Consejo de Salubridad General tiene 10 días para revisar el documento y en su caso aprobarlo. (Fuente: Informador.mx Aplican nuevos criterios a Guía Bioética; ya no prioriza a jóvenes. https://bit.ly/3cCGovw )

Este jueves 22 pasado, comenzó a difundirse el documento en cuestión, del que hago referencia enseguida.  Texto del Proyecto de Guía para Asignación de Recursos Médicos en Situación de Contingencia. La presente guía encuentra sustento constitucional en lo ordenado por el artículo 73, fracción XVI secciones 1ª. 2ª. y 3ª. en donde se previene que el Consejo de Salubridad General dependerá directamente del Presidente de la República, sin intervención de ninguna Secretaría de Estado, que sus disposiciones generales serán obligatorias en el país y en caso de epidemias de carácter grave o peligro de invasión de enfermedades exóticas en el país, la Secretaría de Salud tendrá obligación de dictar inmediatamente las medidas preventivas indispensables, a reserva de ser después sancionadas por el Presidente de la República. La autoridad sanitaria será ejecutiva y sus disposiciones serán obedecidas por las autoridades administrativas del país. 

Coordinadores: Dra. María de Jesús Medina Arellano, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, miembro del Comité de Ética del Consejo de Salubridad General, miembro del Colegio de Bioética, A.C., miembro del Consejo Directivo de la Asociación Mundial de Bioética (International Association of Bioethics) y consejera del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de Bioética en México. Dr. César Palacios-González, investigador y tutor principal de la Maestría en Ética Práctica del Centro Uehiro de Ética Práctica de la Facultad de Filosofía y del Departamento de Educación Continua de la Universidad de Oxford, miembro del Colegio de Bioética. A.C, y miembro del Comité de Ética del Consejo de Salubridad General. Con el concurso de 12 Colaboradores, altamente calificados, entre quienes se encuentra el Dr. Luis Muñoz Fernández, médico patólogo, investigador y docente universitario en Aguascalientes, miembro del Colegio de Bioética, A.C., y presidente del Comité Hospitalario de Bioética del Centenario Hospital Miguel Hidalgo de Aguascalientes. 

Respecto del punto álgido en la selección de pacientes a ser dotados con un ventilador mecánico, la misma fuente informativa, arriba citada, manifestó: “La única característica que debe tomarse en cuenta para ser candidato a la asignación o reasignación de recursos escasos de medicina crítica es la posibilidad demostrable de acuerdo a la experiencia médica nacional e internacional de beneficiarse de dichos recursos médicos”. La única excepción a esto, como se explica adelante, es pertenecer al personal de salud que combate la epidemia de COVID-19″, indica el documento. 


La cuestión de fondo, entonces, es: ¿Cuándo y cómo un paciente en estado crítico puede beneficiarse más de dichos recursos médicos –escasos y determinantes para la vida? Que también es reflejada por el mismo medio de comunicación citado. En el nuevo proyecto de guía, que de acuerdo con el CSG fue revisado por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y por la Organización Panamericana de la Salud, se establece que cualquier asignación de recursos escasos entre dos o más pacientes se debe basar en una evaluación minuciosa de la salud de cada paciente. “En su situación presente, o el impacto actual de la infección en sí, su situación pasada como comorbilidades preexistentes de impacto sobre su expectativa de beneficiarse con algún tratamiento y la expectativa de supervivencia al tratamiento de acuerdo a las características conocidas específicas de la enfermedad según afecta al organismo de distintos individuos”, Lo que en tal virtud, implica el desarrollo que desgloso enseguida. 

Lo que nos lleva al punto 2.7 Sistema para asignar recursos escasos de medicina crítica, de la guía. En donde rige este criterio: Durante la emergencia de salud el sistema de triaje debe de ser aplicado tanto a pacientes de Covid-19 como a pacientes que requieran de cuidados de medicina crítica por otros padecimientos. Lo que fija igualdad de circunstancias, y plantea dos pasos. 1) Calcular el puntaje inicial de priorización de cada paciente, de acuerdo con una escala que nos indique la probabilidad de supervivencia tanto para pacientes con Covid-19 como para pacientes sin Covid-19. // Para lo cual, indica en primer término la estabilización del paciente; para luego, realizar una – evaluación acuciosa del paciente en cuanto a: i) su situación presente (impacto actual de la infección en sí), ii) su situación pasada (comorbilidades preexistentes de impacto sobre su expectativa de beneficiarse con algún tratamiento), y iii) la expectativa de supervivencia al tratamiento de acuerdo a las características conocidas específicas de la enfermedad según afecta al organismo de distintos individuos.

Aclara que, al presente no existe una escala específica establecida para el CoVID-19, pero sí existen escalas alternativas aplicables, de las que elige la conocida como: el Sequential Organ Failure Assessment (SOFA)/ o Evaluación de Falla Orgánica Secuencial, que comprende la observación de los siguientes pasos: – Primer Nivel. Principio rector: Salvar la mayor cantidad de vidas. Especificación: Prognosis de supervivencia en el corto plazo (SOFA#). Con base en la calificación obtenida, desde las entradas posibles siguientes: (1) Número de SOFA <6; (2) Número de SOFA 6-8; (3) Número de SOFA 9-11; (4) Número de SOFA ≥12. – El Segundo Nivel cumplimenta la calificación, con base en el mismo Principio, añade los siguientes criterios: Para (1) Prognosis de supervivencia a largo plazo (evaluación clínica de comorbilidades serias); para la columna (2) Se toman en cuenta Comorbilidades que impactan la supervivencia a largo plazo, y que suman puntaje a la anterior. Para la columna (3) no se señalan criterios adicionales. Y para la columna (4) prevalece el criterio determinante: Pacientes en estado terminal por otra enfermedad. Lo que suma puntaje al nivel anterior. 

De lo cual obtenemos un resultado general: La suma de estas dos cantidades produce el puntaje de priorización. Estos números pueden ser del 1 al 8. Quedando establecida la siguiente pauta: Se debe de otorgar prioridad a los recursos escasos de medicina crítica a los pacientes con el menor puntaje. Y quedan únicamente exceptuados de esta deliberación, los recursos humanos en Salud involucrados en el manejo de esta pandemia, lo que tiene sentido como fue dicho: “pertenecer al personal de salud que combate la epidemia de COVID-19”. Procedimiento que engloba con propiedad el punto crítico del mejor aprovechamiento posible de los recursos existentes, por un paciente dado.

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