- El streaming de la fe
- Fieles cuentan cómo realizan sus ritos en medio de la pandemia y el cierre de los templos religiosos. Se puede acceder a la Basílica por redes sociales o sostener conversaciones por Zoom
EMEEQUIS/Vanessa Cisneros
“En estos días es importante considerar que si ustedes están planeando venir a este santuario, lo eviten”, dice el monseñor Salvador Martínez Ávila, rector de la Basílica de Guadalupe, en un video de Youtube en el que pide a los creyentes de la Virgen que no vayan a rezar ahí, que lo hagan en sus casas, por aquello del coronavirus.
Después enumera las redes sociales en las que los feligreses pueden ver a la llamada patrona de México en línea: en Facebook y Youtube se cuelgan videos de la Virgen Morena, para que la sigan venerando vía streaming.
Hace una semana, templos religiosos y lugares de culto de la Ciudad de México cerraron sus puertas. Las autoridades capitalinas anunciaron que estos espacios permanecerán vacíos para evitar más contagios por la nueva cepa de coronavirus, que había cobrado la vida de 28 personas y registraba 1,094 casos confirmados en México hasta el día de ayer.
Misa desde la sala
Centros ceremoniales y templos católicos, budistas, cristianos y del judaísmo están vacíos por igual. En este encierro los devotos escuchan las palabras de sus pastores y guías espirituales desde la sala, el dormitorio o desde donde sea que tengan acceso a internet en casa.
Incluso, el Papa Francisco, líder de la Iglesia católica, ofició una misa a través de Internet en la que otorgó la indulgencia plenaria universal para todos, por la crisis sanitaria a la que se está enfrentando el mundo con esta pandemia.
Hoy los ritos toman lugar en otros espacios y van con los feligreses a donde ellos estén. Porque es necesario para muchos seguir con ellos, porque eso les permite tener algo que pareciera una luz encendida en medio de este panorama.
“Vienen tiempos muy difíciles y complicados. Si no tenemos una relación con dios, vamos a caer”, dice Isela Pérez Rosas. Ella, al igual que miles de personas, ha dejado de asistir a la iglesia donde normalmente se congregaba para hacer sus oraciones por la pandemia de coronavirus.
Pero su fe no ceja, se mantiene más que nunca porque “en estos tiempos tenemos que estar más agarrados”, cuenta. Desde casa ella mira, a través de una pantalla, las prédicas del pastor Fermín IV, excantante del grupo Control Machete y predicador de la congregación cristiana Semilla de Mostaza.
En el Centro Budista de la Ciudad de México, Roma transmitieron por Facebook un “taller de emociones positivas” que iba a ser presencial. “A pesar de que no pudimos hacer presencial el taller, de lo que voy a hablar es del sentido común budista en tiempos difíciles”, dijo el conductor, el jueves 26.
“La gente necesita esperanza”
“La gente está viviendo con desesperanza, con temor, con miedos, porque de esta enfermedad conocemos lo que los medios nos han dicho”, dice el pastor del Centro Cristiano Misiones Transmundiales, Raymundo Gómez Sierra, quien asegura que no sabemos nada o casi nada de este virus.
El desconocimiento de este virus, que tuvo su primer brote en Wuhan, China, el pasado 31 de diciembre, es uno de los motivos por los que la gente necesita “una palabra de aliento, de esperanza, de ayuda”. “Por eso estamos haciendo las reuniones para las personas”, detalla en entrevista.
Y ahora, en lugar de reunirse físicamente los domingos y los miércoles para predicar, lo hace de forma virtual, a través de transmisiones en vivo. “Las reuniones son sin gente, sin personal y cada quien se conecta en su grupo y los que no pueden lo hacen en su casa”, precisa, y se congratula de tener una audiencia de cerca de 2 mil personas en Facebook.
A Jessica Cortés le da tranquilidad estar “conectada” con su iglesia cristiana G3:16, escuchar las prédicas de su pastor y verlo, aunque sea a través de una cámara. Estos son los momentos que más espera de toda la semana.
También aguarda con ansias asistir virtualmente a clases y cursos que toma en la iglesia, como lo haría físicamente en otro momento. Lo hace por medio de aplicaciones como Zoom en videollamadas. Así es como puede ver a sus amigas y amigos desde casa.
La joven de 25 años se dice agradecida por las facilidades que existen hoy para hacer estas actividades vía remota. “Sin internet ni redes sociales no podría seguir en contacto con mi iglesia (…) (que) es como mi recarga de pilas espiritualmente para seguir y realmente ver el plan y propósito de todo esto”.
Extraña saludar de beso
Ahora que México ha entrado en la declaratoria de emergencia sanitaria, los contactos entre personas se reducen cada vez más. No sólo los templos ceremoniales han quedado vacíos, también las calles del país comienzan a llenarse de aire, un aire que abarca todo y que barre limpio las aceras de muchos lugares, pero no de todos.
Jessica dice que ella extraña saludar de beso y dar apapachos a sus amigos. “Somos bien cariñosos. Nos apapachábamos, de abrazo, de beso. Es algo que extraño un buen”.
Isela coincide en que el contacto con “sus hermanos” es algo que extraña, pero, explica, “el objetivo de ir a una iglesia es tener una comunión con dios y la sigo teniendo”.
El trabajo de Gómez Sierra, como pastor, era el de visitar a la gente y estar en contacto con ella. Se reunía con líderes de la iglesia, visitaba hospitales, funerales, bodas, XV años, pero todo eso hoy está en pausa.
Su iglesia, que como muchas otras recibe aportaciones voluntarias de los feligreses, enfrenta una crisis económica que ya empieza a notarse en la administración de recursos como medida de precaución ante un futuro incierto.
“Lo que estamos haciendo es administrar esos recursos de la mejor manera, ser muy cautelosos con los gastos, reducir definitivo nuestros gastos a lo mínimo, ser previsores”, pormenoriza Gómez Sierra.
Porque en este pandemia, y aunque no es un regla marcial en México, muchos han optado por resguardarse en sus hogares, como lo sugiere el hombre de oro en esta lucha en contra contra el coronavirus, Hugo López-Gatell, el subsecretario de Salud que, regularmente, encabeza los informes de esta pandemia en el país todos los días por la noche.
Otros, la mayoría, esa otra parte del país que no puede parar porque no tiene de otra, avanza entre las venas de este gran monstruo, su transporte público, su Metro. En el mejor de los casos, algunos usan cubrebocas y guantes de látex, pero la mayoría no lo hace, porque estos insumos están agotados o tienen sobredemanda en todo el país.
@vancg_