- “Nos vamos. Hay que tener todo listo para entregar”, les dijo Ricardo Ahued a sus colaboradores luego de que la jefa del SAT lo “enfermara” de Covid-19. El fugaz titular de Aduanas peleó por dinero con Raquel Buenrostro y ahora será relevado por Horacio Duarte
EMEEQUIS
Como lo hace cotidianamente, Ricardo Ahued Bardahuil se levantó temprano y nadó dos kilómetros por la mañana. Después se dirigió a su despacho, frente a la Alameda, para informar a sus colaboradores del acuerdo que había sostenido el pasado miércoles 22 en Palacio Nacional. “Nos vamos. Hay que tener todo listo para entregar, el último día de abril”, les dijo.
Era el desenlace de una serie de desencuentros que Ahued Bardahuil, titular de la Administración General de Aduanas, venía sorteando con la jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Raquel Buenrostro. Los enfrentamientos de ambos funcionarios derivaron de discrepancias sobre el margen de maniobra que podía tener Buenrostro en la operatividad institucional de la dependencia encabezada por Ahued.
Las diferencias se dieron en las “rutas procedimentales” de dicha operatividad, en la que el veracruzano no cedió, según se comenta en círculos aduanales. El forcejeo se dio desde mucho antes del inicio de la contingencia, pero fue el segundo fin de semana de abril cuando “todo acabó de pudrirse”, por un tema que “ya se ventilará en su momento”.
Recuérdese que la jefa Buenrostro –como le dicen– también tuvo diferencias con el primer secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, quien también dejó el Gobierno Federal. “No te metas con Buenrostro” se ha vuelto un comentario constante en los círculos de poder.
La conocida rudeza de Buenrostro se dio porque desde Palacio Nacional se percataron de que las Aduanas no estaban ingresando suficiente dinero, pese a los esfuerzos por frenar la corrupción. Y aunque nadie tacha de malas prácticas a Ahued, lo cierto es que permanece la percepción de que “no pudo con el paquete”. “Nada cambió” y “no pudo frenar la corrupción” son otras frases que repiten los cercanos a la casa presidencial.
El relevo del senador con licencia ya está palomeado por el alto mando, será un funcionario de todas sus confianzas: el subsecretario del Trabajo, Horacio Duarte Olivares, quien además de atender los asuntos de la generación de empleos y tener a su cargo el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, coordina los esfuerzos para contener el coronavirus en Baja California, uno de los estados más afectados por la epidemia.
Nos cuentan que Duarte ha guardado sus plumas y lapiceros para mudarse a monitorear aeropuertos y otros puntos de entrada al país. Comenzará a despachar a partir de mayo y tiene la encomienda central de “limpiar la corrupción” y elevar los ingresos de esa oficina, debido a que la preocupación de López Obrador radica en obtener recursos para poder superar lo más pronto posible la crisis económica derivada del Covid-19.
El abogado por la UNAM, quien fuera alcalde de Texcoco, será el tercer titular de Aduanas en lo que va del sexenio. Antes de Ahued, quien asumió en junio de 2019, estuvo en ese puesto el subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta.
Contagio fantasma
El conflicto detonó el miércoles 15 de abril, cuando Raquel Buenrostro envió una carta a Ahued en la que buscaba enfermarlo del nuevo coronavirus, e incluso aludía en ella a las recomendaciones oficiales. Decía: “Hago referencia a su manifestación expresa realizada el día de ayer en el sentido de presentar síntomas de enfermedad respiratoria (…), a efecto de preservar su salud y personal a cargo, deberá cumplir resguardo domiciliario corresponsable hasta el 30 de abril de 2020 o hasta que dicho resguardo resulte aplicable conforme a las prórrogas que determine la Secretaría de Salud…”.
Buenrostro giró la carta a todos los administradores generales del SAT y a las 8 oficinas centrales (Operación Aduanera, Apoyo Jurídico a Aduanas, Investigación Aduanera, Atención Aduanera y Asuntos Internacionales, Modernización Aduanera, Equipamiento e Infraestructura Aduanera, Planeación Aduanera, Procesamiento Electrónico de Datos Aduaneros).
En realidad, Ahued no pudo comentarle nada a Buenrostro sobre su hipotético problema respiratorio, por que no lo había visto desde hacía tiempo. Es más, había llegado a tal punto la relación, que tenían un mes buscando un enlace para intercambiar mensajes.
El administrador de Aduanas respondió la misiva de Buenrostro al día siguiente: “Quiero hacer de su conocimiento que en este momento estoy en perfecto estado de salud, y que, como un acto de responsabilidad, desde el inicio de la contingencia he estado laborando en home office, estando atento a la operación de las 48 aduanas y las 8 administraciones centrales a mi cargo, acordando los temas y atendiendo todas y cada una de las responsabilidades que el señor presidente me ha conferido”.
De paso, Ahued comenta a Buenrostro en la carta de respuesta que aprueba la “sugerencia” de nombrar como enlace entre ambos a Patricia Hernández Gutiérrez (administradora central de Apoyo Jurídico de Aduanas), quien goza de todo mi respaldo y admiración”.
Más tarde, Citlali Navarro, colaboradora cercana a Ricardo Ahued, posteó en sus cuentas de redes virtuales una imagen con el todavía director de Aduanas, donde destaca: “Trabajando con mi jefazo Ricardo Ahued y #SusanaDistancia por ser las aduanas un sector estratégico para el país. Sin Covid19.”
Acuerdo presidencial
Pero ya todo tenía un sabor a desastre imposible de ignorar. Apenas unos momentos después de que Ahued firmó la carta de respuesta, se concretó la fecha de su audiencia presidencial con carácter urgente, la cual se verificó el pasado miércoles.
Resultado: ni la decisión de Ahued era negociable ni había alternativa a valorar: dejaría el cargo y volvería al Senado. Fue por eso que regresó a la oficina el jueves, sólo para informarle a su equipo.
Eso no fue todo. La misma noche del miércoles se habían filtrado a la prensa dos versiones: la de la renuncia y la del supuesto contagio de Covid-19 del administrador de Aduanas.
Una reportera de radio consultó todavía a la jefa del SAT, Raquel Buenrostro, al mediodía del jueves, y la funcionaria quiso hacer pasar la versión de la renuncia como “borrego” o “fake news”. Declaró “No hay renuncia, está en resguardo domiciliario por su contagio”. Pero ya no era sostenible. La entrevista ya no salió al aire.
Para la tarde, Alberto Ahued, hermano del aún director de aduanas, comentó en una de las publicaciones de Facebook: “Bravo hermano… Si no te dejan trabajar y quieren que seas un títere más, regrésate (a Veracruz). No es posible que quiera el SAT meterle mano a las finanzas y que tú firmes y te quedes viendo todos los malos manejos de la 4T. Tú tienes valores y honradez intachable, tu capital político no lo debes poner en manos de los corruptos”.
Once meses llevaba el exalcalde Xalapa y senador con licencia, al frente de Aduanas, por designación directa del presidente Andrés Manuel López Obrador. Había aceptado dejar su escaño en la Cámara Alta para ayudar a su “casi paisano” en un momento delicado: Zoé Robledo, que dejaba la subsecretaría de Gobernación para asumir la dirección del IMSS. Justamente, Olga Sánchez Cordero había solicitado el visto bueno del Ejecutivo para que Ricardo Peralta Saucedo, primer titular de Aduanas en la actual administración, ocupara la vacante dejada por Robledo.
El regreso al Senado
Ahued tramitará su reincorporación al Senado de la República en breve. El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, designará al sustituto de Ricardo Ahued en unos días.
El epílogo de la historia sobre la “enfermedad de Ahued” fue una publicitada reunión del veracruzano con el presidente López Obrador y con el líder morenista del Senado, Ricardo Monreal, con la idea de una sensación de unidad. Pero, primordialmente, para ofrecer a Ahued una buena posición en el Senado y buscar una garantía de que no se le ocurrirá abandonar el grupo parlamentario de Morena.
Porque ─en la expresión de uno de sus allegados─ “para nadie es un secreto que, en el fondo, a Ahued le sigue latiendo su corazón azul”. Monreal no puede arriesgarse a que su grupo siga perdiendo integrantes. La pérdida más reciente fue la senadora sonorense Lilly Téllez, que se volvió independiente hace apenas un par de semanas.
Y es que, aunque la coalición de la 4T sigue teniendo 76 votos, que en principio le sobran para hacer reformas administrativas a placer, las cuales requieren sólo de mayoría absoluta (50%+1), es decir, 65 votos, la verdad es que con frecuencia el quórum senatorial apenas alcanza los 80-88 miembros, debido a las múltiples ocupaciones extracamerales de los ocupados tribunos.
Así que la mayoría absoluta se reduce en esas sesiones, y en una de esas, la mañosa oposición –“moralmente derrotada”– voltea el barco.
Y a todo esto, ¿Ahued dio positivo a la prueba de Covid-19? Ni siquiera se la practicó.