Medio siglo después tal vez pocas personas saben o recuerdan que el Movimiento Estudiantil de octubre de 1968 comenzó siendo un acto de protesta de los médicos. El conflicto había iniciado a finales de 1964 y se prolongó con altibajos hasta la primavera de 1968, cuando se inició el levantamiento de estudiantes más grande en la historia de nuestro país. Todo comenzó por los Médicos Internos y Residentes.
Los Internos son estudiantes de medicina que están haciendo prácticas y no están titulados por lo tanto no son profesionales en el sentido estricto de la palabra, no son empleados de los hospitales y el dinero que se les paga se llama beca. Los Residentes ya son médicos, ya tienen el título y están haciendo estudios para convertirse en especialistas. Se les llama residentes porque prácticamente viven dentro del hospital, ya que su horario laboral es continuo, desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la tarde y con una gran cantidad de guardias, en las cuales se trabaja de corrido hasta 72 horas seguidas. Ellos tampoco son empleados, también se les considera estudiantes y por lo mismo su percepción tampoco cuenta como sueldo, sino como beca. Para estas alturas los médicos internos están en el sexto año de su carrera, tienen entre 23 y 25 años de edad, cuando la mayoría de sus compañeros ya está ejerciendo su profesión.
Los residentes suelen tener entre 27 y 30 años. La mayoría son casados y aún cuando están titulados no pueden ejercer la profesión porque la Residencia no les deja tiempo para otra cosa que para estudiar su especialidad. O sea que la Medicina es la carrera más larga del ámbito académico, dura 7 años para la obtención del título y si se suma la especialidad entonces hablamos de diez años. ¿Por qué comenzó el problema en el 64? Porque las condiciones de habitación, alimentos y vestuario profesional eran deficientes. No solamente eso, el Presidente Díaz Ordaz les retiró aguinaldos y muchas otras prestaciones.
Por ello los internos y residente del Hospital 20 de Noviembre se declararon en paro. No podía ser huelga porque no eran empleados. Lo dramático del asunto es que las enfermeras y los médicos de base se solidarizaron con los muchachos y también se unieron al paro. La respuesta, 226 de esos jóvenes fueron despedidos. Al personal de base se le amenazó con despedirlos o cambiarlos de sede. Entonces nació el gran movimiento estudiantil que siguió creciendo con intensidad, particularmente en el 67 y desembocó en la llamada Huelga de Estudiantes, que terminó dramáticamente en la matanza de Tlatelolco. El descontento se había iniciado desde la creación del IMSS y el Issste en el cual los médicos vieron la salvación porque por fin había dinero destinado a la salud y se crearon los grandes hospitales del Centro Médico Nacional y surgieron hospitales modernos y bien equipados por todo el país. Solo que también de inmediato ocurrió la plaga nacional, la corrupción. Ante una cartera tan sustanciosa, los funcionarios de alto nivel no resistieron la tentación y el efecto fue evidente, escasearon los materiales, los equipos, surgieron los sindicatos blancos y cada día aumentaron las cargas de trabajo y el sueldo se hizo polvo.
Los médicos nunca han dejado de protestar, aunque calladamente porque anteponen su vocación de procuradores de la vida y la salud antes sus exigencias laborales. Ahora estamos en una situación parecida, el enorme malestar que existe entre los profesionales de la salud está ocasionado por las mismas causas de hace más de 60 años, malas condiciones laborales y un sueldo que se encoge diariamente. Considero que es un buen aviso. La historia no se equivoca, si no se pone un remedio sensato, honesto y prudente, el malestar puede crecer y desembocar en una gran inquietud social. Porque lo que se pide es precisamente eso, justicia social.