Aprendí que el coraje no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El ser humano valiente no es aquel que no siente miedo, sino el que conquista ese miedo.
Nelson Mandela.
Si quieres conocer a una persona, solo es necesario que la enfrentes a una situación de crisis, y ahí te darás cuenta de cuál es su templanza. Estamos ante una verdadera crisis en la que aún no llegamos al clímax o al punto más álgido de la situación, muchas personas le coquetean al desastre, otras lo ignoran, otras se han resguardado a la altura de la situación, pero después de todos ellos están los héroes de este momento, el personal de salud.
En México la crítica es constante al sistema político, siempre se dice que estamos en convulsión económica, que la educación está controlada por un sindicato, es decir, para todos los sectores hay una crítica, pero en ilusa ocasión se acompaña de una propuesta o se expresa el firme reconocimiento a las personas que están detrás de cada una de esas trincheras. Es menester decirlo, en este país hay hombres y mujeres que actúan de corazón, que tienen la loable convicción de entregarlo todo, y en este momento, es justo hacer mención y hacer un reconocimiento a todos los médicos, enfermeras y todo el personal que trabaja en hospitales, los cuales están contra viento y marea.
Cualquier sistema de salud tanto público como privado será rebasado si la sociedad no toma las medidas preventivas necesarias, no hay medicina para curar la indisciplina, y tampoco hay remedios para la falta de voluntad, médicos no, políticos tal vez. Estamos ante un enemigo invisible que ha devastado a países como España e Italia, y en nuestro querido México estamos a merced de la incompetencia de un Gobierno Federal, encabezado por AMLO; que esgrime que la honestidad es suficiente para no contraer el Covid-19. Por otro lado, tenemos a López-Gatell que es desmentido por gobernadores al referir que sus cifras no son correctas, pero esa es la circunstancia errabunda. La circunstancia destacable son los médicos que están doblando turnos y que están comprando materiales porque en sus unidades médicas no hay, ellos no tienen tiempo para inventar cifras, ellos tienen disposición por salvar vidas.
Se logra percibir la desesperación por parte del personal de salud, y es comprensible, solo un porcentaje reducido de la población se ha quedado en casa, parece que al mexicano le importa más la aspiración económica que la conservación de la salud. La irresponsabilidad de algunos es pagada por otros. Los médicos de hoy serán las figuras emblemáticas del mañana, porque ya son ejemplo e inspiración.
La lealtad y la devoción conducen a la valentía. La valentía conduce al espíritu de sacrificio. El espíritu de sacrificio crea confianza en el poder del amor.
Morihei Ueshiba.
Sé que son demasiados médicos los que se la están jugando y anteponen su propia salud por un bien mayor, pero de manera particular quiero agradecer a las siguientes personas por engrandecer a nuestro país en este momento tan difícil, muchas gracias a Diana Rocío Arredondo, Gilberto Alanís, José Manuel Ríos, Juan Alberto Flores Saénz, Jesús Rodríguez, Alfonso López Manríquez, Palmerín, Oscar Gutiérrez; sé que existen miles de nombres adicionales, desde esta columna les expreso mi respeto y admiración, gracias a todos los héroes anónimos que están ayudando y están solidarizados con esta situación que demanda valentía y compromiso con el prójimo.
En estos momentos en donde la preocupación es intermitente, es importante hacer conciencia de que los médicos están expuestos a largas jornadas de trabajo y a personas que atentan en contra de su integridad, del mismo modo enfrentan la caótica situación de la falta de suministro y la preocupación de estar en constante contacto con las personas portadoras del virus.
Estimado lector, la salud no es un juego, las medidas que dictan las autoridades médicas deben acatarse con disciplina draconiana. Creo que un héroe es quien entiende la responsabilidad que conlleva su libertad. Es momento de dejar de lado las banalidades y entender que hay dos tipos de pacientes, los que son pacientes en su estadía en casa junto a su familia, o los que pronto serán pacientes en una camilla de hospital por no haber sido cautos en las recomendaciones que nos están dando. Se le tiene miedo a la muerte cuando la tenemos demasiado cerca. Hay que evitar eso, pero sobre todo, también hay que poner nuestro grano de arena y ayudar desde nuestra responsabilidad individual, a los héroes que están enfrentando esta guerra, los médicos.
In silentio mei verba, la palabra es poder.