La inflación en tiempos del coronavirus y de la OPEP+ - LJA Aguascalientes
21/11/2024

  • Durante los siguientes meses la evolución de la inflación dependerá de los precios del petróleo, la holgura económica y de la depreciación del peso mexicano
  • El exceso de oferta del petróleo se acentuó por la fuerte caída de la demanda a causa de la recesión económica

 

 

Durante marzo, antes de que se observaran los primeros efectos del Covid-19 sobre los patrones de consumo, era claro que habría, de forma simultánea, presiones al alza y a la baja sobre la inflación.

Al alza, por la depreciación del peso mexicano, encareciendo las importaciones de bienes intermedios y finales. También por un choque de oferta, encareciendo los bienes de productos más escasos por problemas en cadenas de suministro y finalmente, por incrementos súbitos en la demanda de algunos productos (compras de pánico).

Las presiones a la baja se esperaban por la holgura económica, ya que el choque económico provocado por el Covid-19 viene acompañado de una caída importante en la demanda de algunos bienes y servicios, que inicialmente serían no esenciales y posteriormente una canasta más amplia, al verse afectados los ingresos de la mayoría de la población y ante una postergación o mayor planificación del consumo.

Por otro lado, está el efecto de la temporal guerra de precios entre los países de la OPEP+, lo que llevó a los precios del crudo en lo global a niveles por debajo de 20 dólares por barril, pues el exceso de oferta se acentuó por la fuerte caída de la demanda a causa de la recesión económica.

 

¿Qué se ha observado en marzo?

En marzo la inflación general en México se ubicó en una tasa interanual de 3.25%, por debajo de 3.70% en febrero. Este descenso ocurrió en su totalidad en la segunda quincena del mes, con la inflación interanual de este periodo ubicándose en 2.79% y la quincenal en -0.78%. Esto se debió principalmente a los menores precios de la gasolina. El subíndice de precios de energéticos bajó 8.33% quincenal, al caer 3.55% quincenal el precio del gas natural, 11.84% la gasolina de alto octanaje y 14.32% la de bajo octanaje. Por este motivo, en la segunda quincena de marzo la inflación no subyacente se ubicó en -3.51% quincenal y una tasa interanual de 0.35%. Hubo una notable excepción, pues el componente de productos pecuarios subió 1.95% quincenal, al subir 7.44% el precio del huevo y 3.07% el precio del pollo, como consecuencia de una mayor demanda de alimentos básicos por la emergencia.


Hay que tomar en cuenta que la variación de precios no subyacente tiende a ser volátil. Es decir, lo que en la segunda quincena de marzo generó presiones deflacionarias por la caída de los precios internacionales del petróleo, se puede convertir en presiones inflacionarias si se observa una recuperación de dichos precios y una subida del precio de la gasolina.

Es importante observar el desempeño de la inflación subyacente o medular, pues determina la inflación general en el largo plazo. Durante la segunda quincena de marzo hubo un incremento de 0.14% con respecto al periodo inmediato anterior, ubicándose en una tasa interanual de 3.60%. A diferencia del componente no subyacente, la inflación subyacente tuvo una incidencia positiva sobre la inflación general durante la segunda quincena de marzo, pues el subíndice de mercancías subió 0.21% quincenal ubicándose en 3.89% interanual. Al interior hubo un claro incremento en el precio de artículos de primera necesidad: a tasas quincenales, subieron los precios del azúcar, arroz, maíz, blanqueadores, frutas y legumbres procesadas y otros artículos para higiene y cuidado personal. En contraste, bajaron los precios de bienes no esenciales como: bebidas alcohólicas, productos de belleza y electrodomésticos.

El índice de precios de servicios tuvo un incremento moderado de 0.07% quincenal, indicando una demanda débil en este sector. Los servicios de vivienda subieron 0.13% quincenal, los de educación 0.0% y otros servicios 0.03%. De forma más específica, los precios del subíndice de hotelería se contrajeron 3.75% quincenal, seguido de loncherías, fondas, torterías y taquerías con una disminución en precios de 0.29% quincenal, siendo evidencia de que estas actividades están siendo las más afectadas durante la crisis económica actual.

Durante los siguientes meses la evolución de la inflación dependerá de los precios del petróleo, la holgura económica y de la depreciación del peso mexicano. Con respecto al precio del crudo, el riesgo es al alza, pues de observarse señales de que las principales economías en el ámbito global muestran una recuperación en forma de “V”, el precio podría subir, generando presiones inflacionarias a través de un mayor precio de la gasolina. En contraste, como consecuencia de la holgura económica, es probable que el componente subyacente de inflación comience a mostrar presiones deflacionarias debido a la amplia holgura económica, lo que afectará el consumo de bienes, incluso los más esenciales. Está la depreciación del peso, que podría acentuarse en los próximos meses generando un efecto de traspaso a precios, elevando la inflación.

En balance, pareciera que es mayor el riesgo a la baja para la inflación por la mayor holgura, aunque esto dependerá de la velocidad y el momento en que se den los efectos mencionados.

 

 

Jesús A. López |  Banco BASE 


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