En estos días pandémicos, constantemente nos encontramos a nosotros mismos buscando información sobre el avance del Coronavirus por diferentes medios. Desde la desinformación chayotera de Javier Alatorre en la televisión hasta los más complejos modelos estadísticos que pretenden proyectarnos hacia el futuro, existe una gran cantidad de información disponible. Para algunas personas, la única voz presente es la que viene de la televisión, donde la información gubernamental domina el panorama. Para otras, la aparente abundancia de datos en el internet puede fácilmente convertirlas en presas de las mentiras de los oportunistas. Esta vez quiero plantear algunas cosas que creo importante considerar en estos tiempos tan retadores.
En Facebook y Twitter, algoritmos que computan comentarios, reacciones y conexiones sociales confeccionan las publicaciones que nos presentan con el fin de mantenernos conectados y poder vender más en publicidad. Entre los “Me Encanta”, “Me Enoja”, “Me Entristece,” “Me Sorprende” y el clásico “Me Gusta”, se conforma la sumatoria del signo que determina la altura a la que se presenta una publicación en el pergamino que empujamos interminablemente dentro de nuestra pantalla. Además, las redes sociales tienden a reforzar las propias opiniones, dando la impresión de que “la gente” se siente de una forma o de otra, cuando en realidad se trate de una sociedad programada con una opinión colectiva especialmente creada para mantenerte en línea. En otras palabras, no hay un solo Facebook, donde se comentan ciertas cosas, sino millones de Facebook hechos especialmente para cada uno de nosotros. Tomando en cuenta estos algoritmos, va la primera recomendación: No tomes lo que ves en tú Facebook o Twitter como sentimiento popular.
Por otra parte, la información sobre el corona puede malinterpretarse terriblemente. En este sentido, un segundo tip básico es consultar una misma fuente a lo largo del tiempo, sobre todo cuando estés buscando números. Diferentes sitios obtienen los datos de diversas fuentes. Si vas a consultar información sobre el avance de la pandemia procura tener esto en cuenta.
Por otra parte, se ha vuelto común comparar entre países. Si bien algunas comparaciones son válidas, es importante considerar tres cosas:
La primera es que cada estado tiene sistemas de registro de muertes diferente. Por ejemplo, Bélgica tiene un número elevado de muertes por que incluye muchos casos sospechosos. Por otro lado, en otros lugares las cifras se recortan, usando términos como “pulmonía atípica” o “complicaciones respiratorias” para disminuir los números. México y EEUU son dos ejemplos prominentes, según testimonio de personal médico y periodistas.
Por otra parte, la geografía es determinante. Mucha gente aplaude a Corea del Sur y a Nueva Zelanda, pero su condición de península e isla respectivamente ha sido aprovechada para contener el virus. Por último, es fundamental comprender que el número de casos total puede ser engañoso. Por ejemplo, Estados Unidos es el país con más casos en el mundo, pero si vemos los casos por millón de habitantes, pasa al lugar nueve, abriéndole paso a Bélgica, España, Italia, Francia y el Reino Unido, que se encuentran en el primer lugar.
Complicando las cosas aun más para las comparaciones internacionales, Estados Unidos está en una etapa previa de contagio que los países europeos, algunos de los cuales han logrado disminuir el número de contagios. Los ritmos pandémicos no son iguales y los números pueden ser engañosos. México a su vez está en una etapa previa que Estados Unidos. Un reciente artículo de la BBC realiza una comparativa y muestra que, si comparamos las mismas fases, México ha tenido más contagiados que EEUU, tanto en términos relativos como brutos.
Además, hay una serie de factores políticos que son particulares a cada estado. Por ejemplo, países en Centroamérica como Guatemala y Honduras se han visto afectados por las deportaciones que Estados Unidos ha hecho a su territorio. En suma, comparar debe hacerse con mucho cuidado y rigor; no simplemente colocando los número de muertos al día de hoy en una recta numérica. Recomiendo esta página, donde aparecen los números de casos sospechosos, separación por estado y comparaciones internacionales matizadas: https://covid19enmexico.com/. Usa cifras de la Secretaría de Salud para México y se mantiene actualizado.
Pilón: Pasando a un tema más específico es notable como la información se ha utilizado como arma de manera ruin en nuestro país, sobre todo por los más poderosos un conocido empresario regiomontano cuyo nombre no merece la tinta de este distinguido periódico. El patrón de Alatorre, rápidamente apago el switch de “Medio de Comunicación” y encendió el de “Máquina ideológica” de TV Azteca al momento en el que Coronavirus comenzó a ponerse en el camino de sus negocios. Esto es bastante bajo, sobre todo para una persona cuya riqueza acumulada se estima en 7,100 millones de dólares, según su artículo de Wikipedia. Sin embargo, el dueño de Banco Azteca, Elektra y (me entristece decirlo) mi querido Atlas de Guadalajara, tiene otros planes, por lo que ha lanzado varios segmentos noticiosos llamando a reducir las medidas y a “liberar” la economía.
En esta circunstancia mucha gente está tratando de sacar ventajas de la crisis. Esto es algo lógico, pues en cualquier sacudida, el movimiento abre paso a nuevas oportunidades. Yo no veo nada de malo en eso. Lo que está mal es querer sacar provecho a costa de la salud de las personas, diciéndoles que vayan a trabajar o mueran de hambre en sus casas, en lugar de responsabilizarse de la salud de las que literalmente hacen posible que las empresas de Mr. Chale Pliego puedan operar. No hay que olvidarse de quienes buscan jalar agua para su molino en este momento de sequía.