Empezaré diciendo esto: los médicos no son héroes, tampoco lo es el personal de salud. He leído columnas, noticias, infografías, entrevistas en las que se ensalza y se enaltece la figura del médico: los salvadores, el ejército blanco, los soldados de la salud, entre otros epítetos. En ocasiones las alabanzas alcanzan, aunque sea en una simple mención al servicio de enfermería, creo que jamás me he encontrado que agradezcan a los paramédicos, mucho menos a los burócratas, como los trabajadores sociales o los epidemiólogos. Eso lo entiendo: los médicos son los que dan la cara del sistema de salud ante la sociedad y la sociedad se los agradece, en muchos casos. Sin embargo, me niego a llamarlos héroes. Y esto debido a dos razones fundamentales:
1
Al decirle héroe a los médicos los ponemos por encima de las demás profesiones, de las demás personas, como si estuviéramos calificando, dentro de la sociedad, nuestra valía a partir de la profesión, oficio o actividad que desempeñamos. Entonces al llamarlos héroes porque son “la primera línea de defensa contra el Covid-19” (en estos momentos, en algún otro será el ébola, la influenza o cualquier enfermedad que siempre aquejará a los humanos) les damos más créditos que a las demás profesiones esenciales, esas mismas que aparecieron en el Diario Oficial de la Federación y que permiten que la sociedad siga funcionando.
Al darle más peso a una profesión simplemente demostramos nuestro elitismo intelectual: estudiar medicina es mucho mejor que estudiar cualquier otra carrera porque al graduarte te conviertes en un héroe. Un arquitecto que se desvele haciendo una maqueta que podrá ser calificada, destruida, menospreciada por un profesor vale menos, un biólogo que tiene que hacer salidas al campo en estos tiempos en que el campo esconde no sólo animales ponzoñosos o peligros geográficos sino narcotraficantes, vale menos. Ni se diga cualquier carrera de humanidades, dígase filosofía, sociología, historia, letras que en general no sirven para el sistema económico actual. Todas las carreras valen menos que las ciencias médicas y sobre todo medicina.
Esto se refuerza en estos tiempos pandémicos en los que la gente deposita en ellos toda su confianza y, a pesar de que sufren ataques, la sociedad en general los condena y apoya a los médicos. Sí, es triste y enoja mucho conocer que existen ese tipo de ataques contra el personal de salud que sólo hace su trabajo y que, en realidad, cumplen su función correctiva por la gente que no respeta las medidas de sanidad. Y aun así no los llamo héroes.
No los llamo héroes porque si así fuera, también debería llamar héroes a los transportistas que mueven los insumos necesarios para que no suframos desabasto de alimentos ni de otros productos de primera necesidad. Debería llamar héroes a todos los dependientes de tiendas departamentales que sufren acoso, rechazo, agresiones, insultos y más por parte de la gente que asiste a comprar lo que requiere, pero no respeta las medidas de las mismas tiendas (que a su vez fueron marcadas por las autoridades): no niños, no ancianos, una persona por familia, sana distancia. He conocido casos de mujeres (extrañamente son las mujeres las más agredidas) a las que las han empujado, insultado y grabado, amenazándolas con exponerlas en redes sociales. ¿Por qué? No lo sé, pero esos encontronazos no dan nota ni la gente se indigna por ello, a lo sumo, imagino, ignorará la situación sin empeorarla, pero tampoco mejorarla. ¿No merecerían ellos el epíteto de héroes también? ¿O no lo merecen porque es probable que algunos dependientes no terminaron una carrera (o si lo hicieron es porque no están “ejerciendo de lo que estudiaron”) y por ello valen menos dentro de la sociedad? Antes que nada, son personas que realizan un trabajo del que dependemos todos, hasta los propios médicos. Sin ellos simplemente no habría comida qué comprar ¿qué haríamos entonces?
Hay que recordar también a los trabajadores de Veolia o la CFE que mantienen (mal que bien) los servicios de agua y luz. El sistema de salud podría contar con lo mejor de lo mejor de todo, pero sin estos dos servicios no podríamos resistir ninguna epidemia, mucho menos una pandemia pues la medida más importante, junto con la sana distancia, es el lavado de manos.
Y no podemos dejar afuera a los repartidores de comida y de insumos que se encargan por aplicaciones o internet. ¿Quién los protege al momento de entregar las cosas, de estar en la calle llevando las cosas a domicilios desconocidos con personas que desconocen si tienen Covid o no?
Reto a cualquiera que me diga que los médicos son los héroes de la pandemia a que pase un día sin escuchar música, sin ver series, películas o la televisión, sin leer un libro, sin jugar ningún videojuego. Después me dirán si los artistas no son héroes que nos ayudan a sobrevivir en estos momentos de cuarentena en los que no podemos salir de nuestras casas al crear contenido de entretenimiento. He visto en redes sociales a muchos artistas, editoriales, asociaciones, etc. regalar libros, videos de conciertos, revistas de diferentes temas, dar talleres gratuitos en línea. Y de esa comunidad que se ha solidarizado en muchas ocasiones sólo he escuchado cosas negativas: mariguanos, chilapastrosos, ridículos, personas sin oficio ni beneficio, y así ad infinitum.
A los médicos no los llamo héroes como también me niego a llamar al presidente, al gobernador o a la alcaldesa héroes por las medidas de apoyo que han tomado por el Covid-19. Es su trabajo y eso debemos de entenderlo. Si no tomaran esas medidas entonces no estarían haciendo su trabajo. Lo que sí puedo hacer es agradecerles que lo hagan bien.
2
La tarea fundamental de un héroe es salvar gente. Su misión es esa: cargar con las vidas de las demás personas. Y mientras ellos se encuentran combatiendo al rey malo, al demonio, al brujo, al enemigo, la gente puede estar tranquila y calmada viviendo su vida. Los héroes tienen la función de responsabilizarse de toda una población. Los médicos cuando terminan la universidad también reciben (por la sociedad) el título de héroe.
Los médicos son humanos y al momento de llamarlos héroes no les hacemos un favor. No los enaltecemos ni mucho menos, en realidad, les dejamos caer la responsabilidad de nuestras vidas en sus espaldas y si por desgracia no cumplen con nuestras expectativas, tendemos a maximizar la culpa que “tienen”: “si muero es su culpa”, “no me preocuparé si me enfermo porque los médicos son excelentes” o cosas similares he escuchado como si de ellos dependiera totalmente si vivimos o morimos y no de nosotros y de nuestros hábitos o simplemente por la edad, porque todos vamos a morir.
Al llamarlos héroes simplemente dejamos de lado toda nuestra responsabilidad tanto social como personal. ¿Para qué hacemos algo si existen héroes que nos salven? Saber que hay un salvador nos tranquiliza como también nos calma estar en el hospital cuando nos sentimos mal y pensamos que la cura a nuestro mal está cercana.
Pensar en los médicos como héroes es huir de nuestra responsabilidad porque tenemos quién nos detenga si nos caemos. Pero son personas como nosotros y no es posible que carguen con nuestra irresponsabilidad. No es humanamente posible ni justo.
Por eso no los llamo héroes y, creo, sería mejor dejar de lado la heroicidad de las personas, y mejor comenzar a hablar de la responsabilidad de las personas: qué nos toca a cada uno dentro de la sociedad, cuál es nuestra función para que podamos vivir (y actualmente sobrevivir) antes, durante y después de la pandemia.
Prefiero abogar por una sociedad en la que valoramos la función de cada persona dentro de esta, por una sociedad con más gente responsable de sí misma y los demás y menos héroes que nos deban rescatar de los males que, muchas veces, nos buscamos.