El Covid-19 y la movilidad urbana / Agenda urbana  - LJA Aguascalientes
24/04/2025

El aislamiento generalizado derivado del Covid-19 ha modificado drásticamente el ritmo de vida en las ciudades. La disminución de personas que transitan diariamente en el espacio urbano es evidente; por ejemplo, se estima que más de mil 300 millones de estudiantes en el mundo no asisten actualmente a sus escuelas, mientras millones de personas más hoy laboran desde sus hogares. La contingencia sanitaria indudablemente ha modificado la vida urbana, lo que también ha facilitado observar las ciudades desde otra óptica: con menos automóviles. Veamos. 

El Banco Interamericano de Desarrollo calcula que, en comparación con la semana del 1 al 7 de marzo, al 15 de abril la intensidad de la congestión vehicular en las ciudades de América Latina era considerablemente menor; en Perú, por ejemplo, la congestión promedio a nivel nacional había disminuido en 71 por ciento, mientras en Colombia esa reducción alcanzaba 66 por ciento, en Argentina 62 por ciento, en Chile 50 por ciento, en Brasil 47 por ciento, y en México 45 por ciento. En contraste con los datos a nivel nacional, la disminución de la congestión vehicular en las principales zonas metropolitanas de la región ha sido aún mayor; por ejemplo, en Lima ésta ha decrecido en 73 por ciento, en Bogotá 72 por ciento, en Sao Paulo y Buenos Aires 63 por ciento, respectivamente, en Santiago de Chile 56 por ciento, y en la Ciudad de México 54 por ciento. 

Lo anterior sugiere que, al igual que como muestran las imágenes que circulan constantemente en los medios de comunicación, en la actualidad mucha ciudades en el mundo lucen prácticamente desiertas, y en especial, la circulación de automóviles ha disminuido drásticamente. A su vez, la poca presencia de automóviles y personas en las calles ha puesto en evidencia la forma en que el paisaje urbano se ha transformado en las últimas décadas: hoy en día muchas ciudades se encuentran cubiertas de grandes superficies de estacionamiento, mientras las grandes obras de infraestructura vehicular han reemplazado gradualmente al espacio público, el cual constituye el principal espacio de convivencia e interacción entre las personas de una comunidad. Es decir, la disminución de la actividad humana en el espacio exterior de las ciudades ha permitido observar cómo ciudades como Aguascalientes, que anteriormente se identificaban como lugares caminables, accesibles, de escala humana, ahora se perciban como espacios menos transitables en modos de transporte que no sean el automóvil, con una oferta limitada de espacios públicos, más grises, menos verdes, y en resumen, menos humanos.  

La contingencia sanitaria actual, por tanto, podría ser una oportunidad también para fomentar una reflexión colectiva sobre la manera en que se planifican, diseñan y gestionan las ciudades, incluyendo Aguascalientes. El momento actual podría motivarnos a pensar, por ejemplo, en situaciones que a pesar de que se tienden a normalizar, suelen impactar negativamente la calidad de vida en las ciudades, como el uso indiscriminado del automóvil –que a su vez aumenta los niveles de contaminación y los accidentes viales-, y la tala de los pocos árboles que existen en el espacio urbano –y que contribuyen no sólo a la regulación climática sino también a preservar dinámicas hidrológicas en las ciudades, entre otros beneficios–. Dicho de otra forma: el aislamiento generalizado que se vive al día de hoy podría servir para monitorear y evaluar algunos cambios en las dinámicas urbanas antes y después de la pandemia. 

Por ejemplo, se estima que en el mundo más del 80 por ciento de las ciudades en las que se monitorea la calidad del aire presenta niveles de contaminación por encima del mínimo aceptable de la OMS, lo que puede aumentar la mortalidad por enfermedades respiratorias y cardiovasculares. ¿La reducción del uso del automóvil durante la contingencia podría impactar positivamente esa condición? Igualmente, se estima que en el mundo más de 1.2 millones de personas mueren cada año en hechos de tránsito, mientras más de 50 millones resultan lesionadas. ¿Existirá una disminución en la tasa de accidentalidad asociada a la reducción del tránsito vehicular durante estos meses? 

La reducción de la congestión vehicular en las ciudades derivada del Covid-19, plantea una nueva oportunidad para monitorear y evaluar el impacto de la movilidad motorizada en aspectos como la calidad del aire en las ciudades, la ocurrencia de hechos de tránsito, entre muchas otras áreas. En ese sentido, este es quizás un buen momento para replantear políticas de movilidad urbana que permitan gestionar de mejor manera la demanda vehicular –y en especial el uso indiscriminado del automóvil– e impulsar el uso de modos de transporte sostenibles el transporte público, la bicicleta o la caminata. No se trata, desde luego, de reducir la actividad en las ciudades, sino de promover medidas que permitan elevar su eficiencia y sostenibilidad.

En conclusión, son muchos los desafíos de las ciudades, pero también las oportunidades para hacer de ellas mejores lugares para vivir. La pandemia del Covid-19 podría aportar lecciones importantes para las ciudades, por ejemplo, sobre cómo mitigar externalidades negativas asociadas a la motorización. Esperemos que la situación actual permita motivar una discusión más amplia, activa e integral sobre las ciudades, en la que participen tanto los gobiernos como la iniciativa privada y la ciudadanía en general. 

 

fernando.granados@alumni.harvard.edu / @fgranadosfranco



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