Con el ya presidente interino Benito Juárez al frente de los liberales pero expulsado de la capital al grito de “religión y fueros” a fines de 1858, se inicia ya -en los hechos- la Guerra de Reforma.
Los bonos Jecker. El panorama vuelve a cambiar a favor de Jecker, quien se acerca al general Miguel Miramón -designado presidente provisional conservador- a quien ofrece financiar la adquisición de 3 millones de libras esterlinas para respaldar la emisión de dinero (que se requería, supongo, para sufragar los gastos que exigían la guerra contra los liberales y los más elementales del gobierno) con bonos por 15 millones de pesos al 6% de interés anual que Jecker vendería en el mercado financiero.
Todo parecía normal, pero el final fue desastroso para el gobierno conservador -más ingenuo que el de Comonfort- por las argucias de Jecker, que proponiendo cambios al acuerdo original -que le fueron autorizados- terminó por entregarle a Miramón el 10% de la cantidad a la que se había obligado, pero exigiendo el pago como si hubiera aportado la cantidad completa “…por la compra de aproximadamente 3,720000 libras a 90% de interés!”.
Una de las consecuencias inmediatas consistió en que la deuda del gobierno en lugar de disminuir aumentó de manera descomunal; y si a esto sumamos la pobreza derivada del desorden económico y el estado de guerra, tenemos otra consecuencia lógica: los bonos tuvieron una escasa demanda.
Ante este naufragio tanto para el gobierno conservador como para Jecker y siendo que lo único que a éste le interesaba era su negocio, no se le ocurrió otra solución que declararse “en quiebra y suspensión de pagos para proceder a la liquidación de su empresa. El pánico cundió entre los grandes inversionistas y pequeños ahorradores que [le] habían confiado su dinero…”
1860 Termina la guerra de Reforma. Este desastre financiero del gobierno fue el que se vino a encontrar Benito Juárez cuando habiendo sufrido severos reveses al principio de la también llamada Guerra de tres años, fue rotundamente ganada por los liberales el 28 de diciembre de este año, cuando las tropas al mando del general González Ortega derrotaron en toda la línea a Miramón en Calpulalpan.
1861 Deuda, herencia candente. Juárez hizo su entrada triunfal en la ciudad de México el día 1 de enero y procedió a poner orden en la República para reorganizarla, pero muy pronto se encontró con el problema de la deuda porque las arcas del gobierno estaban vacías y el único responsable, Miramón, ya había huido.
17 de Julio. A iniciativa del presidente Juárez, el Congreso decretó la suspensión del pago de todas las deudas extranjeras, con el propósito de reunir los fondos mínimos necesarios para negociarlas posteriormente, sin meditar mucho en los riesgos que esto podría provocar.
En efecto, en ese momento se conjugaron tres intereses que pretendían que el gobierno de México diera marcha atrás en el propósito de consolidar su soberanía:
a.- La derrota de los conservadores, que de inmediato buscaron la manera de recuperar el poder en México con el apoyo de b.- el emperador Napoleón III de Francia, heredero de la ambición de Napoleón Bonaparte en el designio de contar con una posesión en el Continente Americano para de allí conquistar los antiguos territorios que había perdido España y detener lo que juzgaba como el peligroso crecimiento de Estados Unidos; y finalmente c.- el pretexto que le daba Jecker, que si bien era suizo, gestionó subrepticiamente se le otorgara la nacionalidad francesa a fin de solicitar la protección de ese gobierno para recuperar su dinero mediante la fuerza de las armas.
Todo eso coincidió y funcionó. Napoleón III consideró que le sería muy fácil convencer al débil gobierno mexicano con la sola amenaza de ocuparlo con el ejército más poderoso del mundo que en ese momento era el francés y aprovechó el pretexto de la deuda cuyo pago inmediato le exigió a México.
Al no obtener la respuesta esperada, rompió relaciones con el gobierno juarista y convenció a las monarquías española y británica de realizar una misión naval conjunta porque a ellos también les debía México y en cantidades por cierto muy superiores a la deuda que Francia le estaba imputando injustificadamente.
Aquí es, justamente, el momento en que hace su aparición nuestro personaje central: Jesús Terán.
Por la unidad en la diversidad
Aguascalientes, México, América Latina